miércoles, 23 de diciembre de 2009

Manual de estilo del periodismo negro

por Orlando Barone
Un periodista que se precie no puede ignorar que cualquiera sea la cantidad de crímenes que se cometan por día, basta uno solo para tratarlo con la potencia de cientos.

Y si ocurriera nada más que medio crimen, igual hay que tratarlo como múltiple.

Cuando un experto o una autoridad presentan estadísticas que desmerecen el auge del delito, hay que responderles con ironía, que será porque las balas en el cuerpo de las víctimas son sensaciones.

Y si el periodista aspira a tener éxito debe tener en cuenta que el delito contra un famoso es más efectista y rendidor que el que se comete contra otro cualquiera y anónimo.

Además, como recurso aumentativo, debe afanarse en hacer hablar –aunque agonice- a la víctima, o a los parientes conmocionados.

Y estar atento a que los más desgarrados y llorados lucen más convincentes que quienes se contienen y lloran sin lágrimas.

Y aprovechar su desconsuelo para extraerles deseos de venganza y, en lo posible, lograr que vociferen por la pena de muerte.

Y todavía más: doble condena a muerte.

Si una estrella o ídolo famoso adhiere al linchamiento o al garrote cruel, mejor todavía.
Y repiquetear con la frase común a la farándula: ¡Hagan algo, nos están matando!

La crónica requiere que al darse la información policíaca, es incompetente constreñirse solo al balazo o la puñalada. Sino que se debe describir con delectación por qué lugar de la cabeza ingresó el proyectil calibre extra large, qué descalabro hizo al ir produciendo el agujero dentro del cráneo, y cómo explotó antes de salir por la nuca.

Y si se tratara de crimen con puñal, precisar que órgano interesó y si lo destripó en zigzag u oblicuamente.

Y por supuesto no olvidarse de detalles intimistas de la víctima: si la plata que le robaron era para pagar la cuota de la casita, o la operación para dejar de ser ciego, o si el perro que tenía ya no come y sigue esperando al dueño en el lugar donde yació acribillado.

Si la noticia es una violación ir con entusiasmo al sexualismo.

Y pronunciar la palabra sonante bien silabeada. “ViÓ la CIÓN.

Y ampliar los detalles sobre si se trató de penetración frontal, bilateral o bucal y si es posible cuántas veces.

Cuando haya vecinos reunidos y enfurecidos señalando la casa del posible
sospechoso, azuzarlos con el micrófono y las cámaras de modo que se sientan protagonistas de una epopeya.

Y si el periodista es sagaz, tratar de instigar a los vecinos diciéndoles que no hay que atentar contra la guarida del sospechoso, insinuando que no se les ocurra incendiarla ni hacer justicia por mano propia o ir a buscar kerosén… hasta que los vecinos no aguantan más, traen un bidón y le acercan un fósforo bien delante de la cámara para salir de frente.

Nunca un cronista que se precie debe dejar de proclamar –a medida que informa- que la gente quiere los derechos humanos para la gente buena, no para los delincuentes, y que estos entran por una puerta y salen por otra.

Y ante la sentencia del tribunal a un culpable decir que es un fallo polémico y que veinte años de cárcel no alcanzan para conformar a los deudos.

Durante la crónica insistir con la palabra impunidad y también repiquetear con la palabra inseguridad que son como la amenaza de un arsenal de destrucción masiva.

Aunque la mayor inseguridad es la realidad mediática.

Es eficaz a la crónica desechar datos y estudios que contextualicen y enfríen el tragedismo argentino.

Y hay que saber que un día sin muerto es un noticiero muerto.

Porque si no se infunde miedo, dolor y sed de venganza, no se ejerce bien el periodismo negro.

Leído por Orlando Barone el 10 de noviembre de 2009 en Radio del Plata.
Gentileza de Nestor Gorojovsky nmgoro@gmail.com

lunes, 14 de diciembre de 2009

Paranoia en el taxi

Así nos quieren los medios de desinformación. Con miedo permanente. Incapaces de razonar, listos para reaccionar a sus estímulos. Preparados para comprar lo que ellos nos vendan.

Ya no se necesitan dictaduras sangrientas, sólo una manipulación constante y permanente para meterle a la masa las ideas que lo spoderosos quieren que predominen.

¿No es el Gran hermano de Orwell en el siglo XXI?

viernes, 11 de diciembre de 2009

Cómo se quedaron con "Papel Prensa" los Multimedios"

En el número anterior se hablaba sobre Papel Prensa, la fábrica proveedora del papel con que se hacen los diarios y periódicos, y se explicaba que la mayor parte de sus acciones está en manos de dos grupos: Clarín y La Nación, mientras el resto pertenece al Estado nacional.

Este monopolio, es claramente limitativo de la igualdad de oportunidades, ya que la provisión del papel y los precios son controlados por sus dueños que, para colmo, se resisten a transparentar los manejos internos de la empresa a sus propios socios (el Estado).

El conocimiento de esos manejos es imprescindible para saber si se incurre en prácticas monopólicas y se perjudica al resto de los diarios y periódicos del país, en beneficio de los socios mayoritarios.

El Estado, como socio de la empresa, y como representante de todos los ciudadanos (entre ellos quienes puedan sufrir esas prácticas prohibidas), está obligado a controlar. Pero claro, siempre existe algún lector que critica al semanario «Prensa Libre» porque está a favor del «control de la prensa por parte del Estado». Y que opina ingenuamente que en un país libre: «cualquiera puede poner una fábrica de papel y hacer competencia…» Como se sabe, cada cuál lee lo que quiere, y puede opinar lo que quiera, pero lo que ignora el señor es que no se les ocurrió un día a Clarín y La Nación construir una planta de fabricación de papel y la hicieron.

En realidad fue un largo proceso que arrancó en la década del ’60, con un impuesto del 10% a la importación del papel para crear un fondo para la planta. O sea, que todos los diarios del país, grandes y chicos, contribuyeron a la empresa (de la que hoy no son dueños), bajo el control del Estado, que no estaba manejado por un soviético, sino por un militar: Onganía.

El crecimiento del proyecto, tampoco se dio bajo un gobierno socialista, sino bajo la presidencia (de facto) del general Lanusse. La mayor parte de las acciones pasaron a manos del señor David Graiver (por acuerdos político-empresariales realizados en 1972) y la planta se termina, ya bajo otra dictadura: la de Videla. El costo total de la obra se acercaba a los 42 millones de dólares, según anunció el gobierno en 1977 (se decía que había superado ampliamente esa cifra), y las acciones, que estaban en poder de los herederos, pasaron, por «gentileza» de estos a manos del gobierno militar.

Según denunciaron los herederos (Lidia Papaleo era la esposa de David Graiver), fueron detenidos y torturados, como Edgardo Sajón, el jefe de prensa de Lanusse (todavía desaparecido) y Jacobo Timmerman (que había apoyado al golpe), luego liberado. El trasfondo de estos manejos, como se ve, difícilmente se pueda conocer en su totalidad, pero lo interesante es que en 1977 son convocados, por Videla, los dueños de Clarín, La Nación, La Razón (Peralta Ramos) y La Prensa, para ofrecerles las acciones de Graiver a 8 millones de dólares (buen precio, cuando ya se hablaba de un valor de más de 200) La Prensa (de Gainza Paz) se niega a participar por razones éticas y todo queda en manos de esos tres medios, que se convierten en dos, cuando Clarín compra La Razón.

¿Por qué se le entrega a bajo precio semejante poder a esos medios? Cada cual puede sacar sus conclusiones, pero acá sí que hubo participación del Estado y nadie se quejó.

Y para que quede claro: ningún gobierno democrático intervino nunca hasta hoy. Sólo existe una investigación oficial, la del fiscal Molinas en 1988, con un dictamen donde se acusa a todos los participantes, incluido el Estado, pero por esas cosas de la vida, después de algunos años, la causa prescribió.

Eso sí, a nadie se le ocurra hablar de estas cosas, porque cuando se critica a los paladines de la libre prensa o se intenta saber si pagan sus impuestos, se está atacando a la libertad de prensa que ellos defienden: sus intereses empresariales.

El Estado tiene la obligación de controlar "Papel Prensa"

No se trata de cualquier empresa, es la única que fabrica el papel con que se hacen los diarios y periódicos, y en este momento la mayor parte de sus acciones (en un 63%) está en manos de dos grupos: Clarín y La Nación. El resto pertenece al Estado nacional.

Hasta ahora, los dos multimedios hicieron lo que quisieron. Entiéndase por ello que retacearon el papel, la materia prima con que se imprimen los diarios, a sus competidores y se aseguraron la provisión, para ellos y para sus múltiples emprendimientos. Esto queda demostrado por el hecho de que ellos utilizan más del 70% de la producción para sí, en tanto que el resto de los medios, tanto los llamados nacionales, como los provinciales y los locales, como Prensa Libre, deben conformarse con lo que sobra.

¿Qué pasa cuando se necesita más papel? De acuerdo a un cálculo aproximado, hay que pagarlo un 60% más caro.

Una de las pruebas más fehacientes de estos actos monopólicos de los grupos aliados es lo vivido por “Crónica”, que antes de que se iniciara este proceso era el diario de mayor tirada y hoy está al borde de la quiebra. Durante muchos años fueron en vano las amargas protestas de Héctor Ricardo García, quien (al quedar fuera del negocio) tenía que pagar más caro la mayor tirada de su diario. Algo similar denunciaba el director de “Ámbito Financiero”, Julio Ramos, hasta poco antes de su muerte.

Los que no lo denuncian, como el diario “Perfil” (que debió cerrar su diario hace pocos años por los costos del papel), es porque necesitan del monopolio para subsistir. Porque el monopolio aprieta pero no ahorca: mientras un medio no se constituya en su competencia lo dejará subsistir, pero no podrá crecer más de lo que ellos quieran.

Por eso el Estado, como representante de todos los que no somos ni Clarín ni La Nación, debe velar porque el papel sea provisto para todos por igual y al mismo precio.

Ese fue el espíritu con que se creó la empresa mixta (por lo menos el declarado) y eso es garantizar la libertad de prensa y la libertad de empresa.

Mientras Clarín y La Nación sigan manejando a su arbitrio la producción de la materia prima y su comercialización, será absurdo pregonar que existen algunas de las dos libertades.

Lo único que existirá es (como hasta ahora) el control absoluto de la información por parte de los multimedios.

martes, 24 de noviembre de 2009

Ejemplo de periodismo tendencioso

Otra vez “La Nación” da un ejemplo de parcialidad y periodismo tendencioso.

Hoy, martes 24 de noviembre de 2009, se da el lujo de publicar en tapa un título a cuatro columnas con una información falsa (utiliza su ya clásico caballito de batalla cuando no tiene que decir: “polémica”).

El título dice: “Polémica intervención del Estado en Autopistas del Sol”, dando a entender que el Estado se mete donde no debe. Falso totalmente, ya que la propia empresa informó que entraría en cesación de pagos y, lo que se dispuso, es una “coadministración societaria que fiscalizará y controlará por 120 días… todos los actos de administración habitual… que puedan afectar la normal prestación del servicio…”

Eso lo informa el matutino de los Mitre, después de haber dado el título mentiroso.

Pero el infundio no se queda ahí, porque en lugar de mantener el necesario equilibrio periodístico, manda una opinión totalmente fuera de lugar en la bajada.

Sí, ¡y aunque no se crea!, se sienten tan impunes y desprecian de tal manera la inteligencia de los lectores, que después de la falsedad primera mandan otro invento: “…a raíz de la política tarifaria no pudo hacer frente a una deuda”.

Y otra vez lo increíble. Se informa que la deuda es de $1.162,7 millones. No es que se trata de un pequeño desfasaje, sino de una evidente irregularidad de arrastre. Y tampoco es verdad que no hubo ajustes tarifarios, porque además del que no se menciona del 15% ocurrido hace tiempo, el mismo diario, pero no en tapa, sino muuuuy adentro en el suplemento económico, aclara: “aunque a comienzos del año había recibido una autorización para aumentar los peajes en entre el 54 y el 105%”.

Sí, todo lo que dice “La Nación” en la tapa lo desmiente ella misma en la nota. Hasta lo de “polémico”, porque la propia empresa (que evidentemente tiene “cola de paja”) manifiesta la esperanza de que pueda ser útil la intervención. ¡Están esperando que el Estado (o sea nosotros) los salve!

Mientras tanto, ¿y el escándalo de los espías de la Ciudad de Buenos Aires y del encarcelamiento del jefe de policía de la máxima confianza de Macri?

No existe más. Ayer no hubo información, hoy tampoco. ¿Será Macri el candidato presidencial que hay que salvar?

Eso sí ¡y aunque usted no lo crea!, la noticia del día para un diario normal “Oyarbide denunció amenazas”, aparece en un título a una columna en la página 9.

Periodismo independiente… de la realidad.

Colegas de “La Nación” ¿a ustedes los capacita el Grupo Clarín?

lunes, 23 de noviembre de 2009

La mentira diaria de los multimedios al descubierto

Es notoria la forma en que La Nación y sus columnistas, todos alineados detrás de sus patrones/dueños, falsean la verdad sin ningún tipo de remordimiento ni vacilación.
¿No me creen?

Acaso con el fin de adaptar la realidad a sus intereses ¿no fueron capaces de defender al "Fino Palacios", aprobar el uso del glifosato, o pedir mayor represión contra mendigos, pobres o jóvenes, según se desprende de sus últimos editoriales?

Algunos de sus columnistas parecen estar mimetizados con lo que sale de sus bocas. Gestos reptilezcos, miradas sesgadas, ojos huidizos, es como si el veneno de sus almas fuera poco a poco transformando su humanidad, en una apariencia cada vez más repulsiva, al compás de sus pérfidos razonamientos y sus innobles acciones.
¿No me creen?

Sólo basta verlos en sus programas televisivos, auspiciados por empresas a las que sirven fielmente, mientras se mueven al ritmo de los hilos que, disimulados, manipulan sus palabras.
El viernes pasado, en una muestra más de cómo pervierten sus propios códigos (expresados en su famoso “Manual de Estilo y Ética periodística”), decidieron desinformar sobre la aprobación de la ley de extracción de ADN.

“Aprueban la polémica ley de extracción compulsiva de ADN”, dijeron, con dos adjetivos que no deberían haber estado en un título objetivo y meramente informativo: “polémica” y “compulsiva”.

En realidad debieron haber informado: “La Cámara de Senadores por 57 votos a favor contra 1, convirtió en ley un proyecto que habilita al juez a ordenar la extracción de ADN para identificar a hijos de desaparecidos.”

Como título, aunque correcto, se podría decir que es demasiado largo. Si se resumiera podría decirse: “Aprobaron… un proyecto… para la extracción de ADN” o similar.
Sin embargo, decidieron agregar violencia a su título, con dos adjetivos que, además, resultaron absolutamente mentirosos.

Véase si no la información: la votación resultó en senadores 57 a 1. Está claro que la resolución fue casi por unanimidad. ¿Se puede hablar de polémica? Si se es mal intencionado sí.

El otro adjetivo es “compulsiva”, para referirse a la extracción. Como si una muestra de pelo, una gota de saliva, restos de piel en alguna prenda pudieran ser considerados de extracción compulsiva.

¿Es que el cronista no vio nunca las series de TV donde muestran cómo se toman las muestras de ADN en otros países? Otra mentira sin fundamento.

Y aquí no interesa tanto si está bien o mal que se trate de identificar a las personas a través de su ADN, lo que importa es la “perversión” con la que actúa un medio de prensa; y sus periodistas, que no están obligados a la obediencia debida (aunque seguramente no conservarían su puesto si no obedecieran…).

Y ese medio de prensa ¡pretende dictar normas de ética! cuando, como en este título del viernes, viola diariamente los códigos periodísticos más elementales.

Por eso, sería aconsejable, que si uno es estudiante de periodismo, o simplemente un aficionado a la información, siguiera atentamente a La Nación y a Clarín, para conocer a fondo cómo se tergiversa, se engaña y se falsea la realidad en función de intereses que no son, precisamente, ni del estilo ni de la ética.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Macri y los medios: cómo se reinventa la realidad

Más allá de lo que cada uno piense de Mauricio Macri como político y gobernante, es interesante seguir el tratamiento que los multimedios le están dando al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Por ejemplo, ninguna de las denuncias formuladas por los sectores opositores contra funcionarios del gobierno de la Ciudad obtuvo primeras planas exclusivas o títulos catástrofe, como sí ocurre cuando se realizan contra los funcionarios del gobierno de la Nación.

Llamó la atención que en un reciente editorial del diario La Nación, se llamara a no tomar medidas contra el policía Palacios (que iba a ser el jefe policial de la “Policía metropolitana”) hasta que no se comprobaran los cargos que existían contra él, olvidando graciosamente su prédica anterior de que cualquier funcionario acusado judicialmente debía renunciar.

Que la defensa a ultranza del funcionario (que debió renunciar y ahora está preso), la hiciera Mauricio Macri (a quien muchos vinculaban su actitud con el síndrome de Estocolmo, por la relación Palacios/secuestradores de Macri), se puede entender en un político acorralado o sin experiencia, pero es difícil de comprender en un medio periodístico con larga trayectoria, que debe mantener cierta ecuanimidad, por lo menos que disimule sus intereses.

En el caso de La Nación, hasta se puede entender que editorialice a favor del Glifosato (con el mismo argumento que utilizó con “el fino” Palacios: “no está comprobado el daño que puede causar”), teniendo en cuenta que tradicionalmente el diario de los Mitre defendió intereses económicos a los que estaba vinculado sin que le importara las consecuencias (recordar su apoyo al plan económico de Martínez de Hoz).

En la ciudad de Buenos Aires, los problemas con los docentes, la falta de atención a escuelas y hospitales, los sueldos que no se pagaban a los profesores de arte, la formación de un grupo de choque que atacaba indigentes, los desalojos compulsivos al mejor estilo mussoliniano (o bussiano), los bacheos duplicados en determinadas zonas, los continuos viajes, la falta de actividad real de los funcionarios, los negocios inmobiliarios, el aumento de impuestos y las evidentes dificultades de comunicación del gobierno, y en particular de su jefe, hubieran merecido toda clase de titulares en otros ámbitos o épocas, más allá de que fueran comprobadas o no.

En cambio, en particular para La Nación y para Clarín, todas las tapas, todos los títulos, fueron siempre, ¡especialmente desde la discusión y aprobación de la ley de medios!, contra “Los kirchner”, como gustan llamar los medios monopólicos al gobierno nacional.

Todavía hoy, los avances judiciales contra los espías, con comprobaciones irrefutables, son tratados por los medios como una simple polémica entre políticos con distinta ideología y no como lo que realmente son: una acción ilegal producida desde el gobierno contra los ciudadanos.

Hasta Nik, el humorista estrella de La Nación, que lleva publicados más de 500 chistes, de un nivel muy inferior a su Gaturro, contra los funcionarios nacionales, parece que tuviera vedado hacer humor con el jefe de gobierno capitalino. Recién hoy, viernes 20, se anima con una especie de “son todos iguales”.

Es que hoy mismo La Nación parece empezar a despegarse de Macri, aunque insiste, en lugar de titular, por ejemplo: “Macri no puede justificar la red de espionaje”, titule en realidad: “Graves acusaciones entre el gobierno nacional y Macri”. Como decía, intenta reducir la gravedad del hecho a una polémica entre dos.

Eso sí, su escriba Morales Solá toca donde le duele: el temor a que el gobierno le saque el monopolio del papel a La Nación y Clarín, que les fuera otorgado por el dictador Videla allá por los ’70. Es que ahí está uno de los nudos entre el gobierno y los medios que monopolizan la comunicación. Mientras ellos tengan el papel (la materia prima) no hay competidor que les haga mella, porque fijan precios y cupos de entrega (así les pasó a Crónica y Perfil en su momento, cundo quisieron quebrar la hegemonía de los grandes).

Finalmente, hoy también Clarín se luce, intentando rescatar lo que queda de uno de sus posibles candidatos para el 2011: “Macri dijo que los Kirchner intentan desestabilizarlo”.

La estrategia de los medios está clara: Mentimos, desinformamos, porque defendemos nuestros intereses…
El periodismo y la ética… es para los estudiantes que recién empiezan.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Modus Operandi de la desinformación

martes 17 de noviembre de 2009

Más allá de cualquier posición política, esta es una buena nota para ver como funciona la desinformación en el mundo.

Manuel E. Yepe

El martes 10 de noviembre, el Ministerio de Defensa de Corea del Sur anunció que una patrulla norcoreana había cruzado la línea fronteriza marítima en el Mar Amarillo (o Mar Occidental) lo que provocó que un buque de la Marina de Corea del Sur realizara "disparos de advertencia" a los que respondieron los norcoreanos. Según la agencia noticiosa surcoreana Yonhap, el patrullero de Pyongyang "aparentemente sufrió daños", aunque no se informó de víctimas.

La frontera marítima en aguas del Mar Occidental es una zona altamente conflictiva donde se han librado enfrentamientos con numerosas bajas entre buques de las dos Coreas. Pyongyang rechaza la controvertida Línea del Límite del Norte (NLL), impuesta al final de la Guerra de Corea (1950-1953) por las tropas de la ONU lideradas por EEUU.

Este incidente agregó significación a una reciente denuncia por desinformación maliciosa formulada por el destacado pacifista y escritor estadounidense Bruce K. Gagnon, coordinador de la “Red global contra las armas y el poder nuclear en el espacio”.Se trata de un suceso que, sin ser excepcional ni novedoso, resalta la sistemática manipulación que caracteriza al modus operandi de la gran prensa corporativa.
Relataba Gagnon que el diario The Washington Post de la capital estadounidense había publicado el 13 de octubre de 2009 un artículo titulado “Disparó Corea del Norte cinco misiles”, referido al hecho cierto de que esa nación asiática lanzó tal cantidad de misiles de corto alcance tras lo cual declaró una prohibición de la navegación en aguas frente a sus costas orientales y occidentales, sin mencionar en lo absoluto las motivaciones que había tenido Pyongyang para adoptar esas medidas.
“Lo que fue convenientemente excluido de la noticia es que Estados Unidos y los militares surcoreanos acababan de iniciar grandes maniobras militares conjuntas en el Mar Occidental (o Amarillo), situado entre Corea y China, que tendrían lugar del 13 al 16 de octubre y que incluirían la participación del grupo de combate del portaviones USS George Washington. Corea del Norte temía que Estados Unidos y Corea del Sur (que ahora construye misiles de largo alcance capaces de alcanzar en profundidad el territorio de Corea del Norte) planearan utilizar la circunstancia para lanzar un ataque sorpresivo contra ellos”, observa Gagnon.
“Después de todo, -añade- ellos conocen de los ataques de EEUU contra Iraq y Afganistán, y escuchan el entrechoque de los sables de guerra que Estados Unidos blande contra Irán. Corea del Norte no puede descuidarse ante la ocurrencia de estos grandes ejercicios militares. Cuando tienen lugar, ellos dejan todo lo que estén haciendo y se preparan para la defensa de su país. Es esa una razón por la que su economía presenta tantos problemas.”
“Por eso, como medida preventiva, ellos dispararon al mar, sin intención ofensiva, los 5 misiles de corto alcance, a fin de advertir (al eventual atacante) que ellos estaban alertas”, dice Gagnon.
El Washington Post había escrito que, "la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, reaccionando ante los informes sobre el lanzamiento de los misiles, declaró que Estados Unidos y sus aliados están tratando de demostrar a Corea del Norte que la comunidad internacional no aceptará la continuidad de su programa nuclear".
Ironiza Gagnon que “Estados Unidos finge sorpresa por este comportamiento extravagante e inesperado de la ‘inestable’ Corea del Norte y utiliza el incidente como pretexto para recordar al mundo que los buenos americanos están trabajando fuertemente para detener el programa nuclear de Corea del Norte. Estados Unidos, en otras palabras, es apenas un ingenuo observador. El tío bueno sólo sacude la cabeza, consternado, ante la conducta de aquellos norcoreanos tan extravagantes”.
El objetivo de la inocente información –dice- es hacer que en la mente del lector norteamericano y en las de los de otros lugares del mundo bajo influencia de los medios corporativos que controla Washington quede sólo la idea de que los maniáticos norcoreanos, una vez más, han disparado misiles contra objetivos fantasmas.
Relata Gagnon que, habiendo tenido acceso al cúmulo de informaciones omitidas, pudo constatar de qué manera Estados Unidos y el Washington Post engañaban al público, incluso a la mayor parte de los congresistas de Estados Unidos, que ignoraba el grave peligro que significaban esos ejercicios que llevaban a cabo su país y Surcorea frente a las costas de Corea Democrática y de China, algo que la noticia sobre los cinco misiles pasó por alto.
Grupos de pacifistas en Corea del Sur, identificados con el intríngulis del asunto, se manifestaron en protesta durante los días de las maniobras conjuntas, sin que ello fuera reportado por los medios en Corea del Sur ni, mucho menos, por el Washington Post.Gagnon considera que se trata de un revelador ejemplo de la forma en que se estigmatiza a Norcorea desde la Guerra de Corea. “La práctica es la misma que se ha usado contra Cuba durante muchos años, contra Irak, y en la actualidad contra Irán, Afganistán y Pakistán. Es el modus operandi de Estados Unidos”.
Publicado por ARGENPRESS en 17:16:00

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Los medios son más peligrosos que los ladrones

A periodistas del diario Crítica que quieren publicar una solicitada que no es del agrado de los patrones, les prohíben hacerlo. Aquí y en cualquier parte del mundo es un grave atentado a la libertad de expresión.

Dos médicos que expresaron sus críticas al sistema de salud del gobierno de la ciudad en un diario de de Buenos Aires fueron despedidos. Aquí y en cualquier parte del mundo es un grave atentado a la libertad de expresión.

Sugestivamente, para Clarín y La Nación (que se llenan la boca con la “libertad de prensa”, eso no mereció comentarios, salvo una brevísima información.

Sin embargo, el conflicto de un sector de repartidores de diarios con el sindicato de camioneros fue un “gravísimo” acto en contra de la libertad de prensa, cuando no se notó (por lo menos en la zona norte) ni siquiera un mínimo retraso en la llegada de los matutinos. Eso sí, en un intento de falsear la realidad, trataron de vincularlo al legítimo derecho que tienen los canillitas de tener su cuarto feriado ¡en 365 días! para festejar su día (el sábado 7 de noviembre). Que los canillitas no quieran se esclavos de los patrones de los diarios ¿será un atentado a la libertad de prensa?

Cuando los trabajadores cortan calles el Estado debe intervenir… dicen los editorialistas de la prensa monopólica.

Cuando una empresa privatizada incumple convenios, contratos y acuerdos, si el Estado interviene atenta contra la seguridad jurídica… dicen los mismos editorialistas.

Si un grupo de desocupados o vecinos o ambientalistas corta una ruta por cualquier motivo, el Estado debe intervenir… siguen diciendo.

Si los que cortan rutas son miembros de la Sociedad Rural o tienen campos de soja, por más que lo hagan durante meses y produzcan desabastecimiento y aumento de precios, son “reclamos de los trabajadores del campo”… siguen diciendo.
Y así se podría seguir, hasta cansar con los ejemplos.

Sin entrar a juzgar cada una de las acciones, más allá de que estén bien o mal, sean oportunas o no, ¿no les parece que los medios monopólicos son altamente subjetivos, por no decir mentirosos? ¿No les parece que están defendiendo intereses particulares antes que brindar información?

¿No se parecen más a partidos políticos o grupos de presión que a medios “independientes”?
Si no prestamos atención como lectores, muy pronto estaremos defendiendo sus intereses, y sin darnos cuenta…

¿Exagero con el título?

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Día de Canillita y la libertad de informar y estar informado

Clarín y La Nación salieron a reclutar desocupados para ningunear el Día del Canillita. Estaban dispuestos a pagar lo que fuera para infundir entre los canillitas el temor a quedarse sin trabajo. Es más, de acuerdo a lo que informaron vendedores de diarios entrevistados por Prensa Libre, llegaron a ofrecer el doble y el triple de ganancias para que los tradicionales canillitas, en lugar de festejar su día, traicionaran a sus colegas por dinero.

¡Ay Clarín, vendido al rey mercado!
¡Ay La Nación siempre en contra de lo que huela a trabajadores, a pueblo!
¿Cuál es la libertad que dicen defender?

Los canillitas hace muchos años que tienen un régimen de trabajo que los hace vender con exclusividad diarios y revistas en sus tradicionales “puestos” y “paradas”. Esa es una ventaja, pero tienen muchas obligaciones. No tienen francos de ninguna clase, deben trabajar de lunes a domingo en los horarios que les indican para recibir los ejemplares, les fijan los precios y los porcentajes de ganancia, y si no venden no cobran. Los únicos días sin diarios en el año son tres: el 1° de mayo, Navidad y Año Nuevo. Agregar el Día del Canillita (7 de noviembre) del que habían sido privados gracias a los acuerdos entre sus patrones, los diarios, y los gobiernos militares, era una reivindicación por la que siempre lucharon y que este año consiguieron.

Pero atención, los grandes diarios hace muchos años que quieren recortarle a los vendedores de diarios sus derechos. Lo lograron con el gobierno de Saúl Menem, bajándole el porcentaje de sus ganancias y continuaron con De la Rúa, cuando quisieron vender diarios en todas partes, rompiendo con la tradicional forma de venta.

¿Por qué es peligroso el intento? Porque el sistema de venta de diarios y revistas es muy democrático. En Capital y Buenos Aires existen puestos fijos, muy bien distribuidos por el territorio, inclusive con reparto domiciliario, y donde se exhiben todos los productos: los de las grandes editoriales y de las pequeñas, los de derecha y los de izquierda, los favorables al gobierno y los opositores. Eso es igualdad, algo que los monopolios no pueden tolerar.

Si los grupos monopólicos consiguieran desregular el sistema, olvídese el lector de encontrar algo que no fuera producido por Clarín, La Nación y sus socios. Habría una sola información, un solo contenido, una sola opinión.

Hoy mismo, con este sistema, los grandes diarios se ponen de acuerdo con los distribuidores para entregar tarde y mal los diarios competidores. ¿Usted alguna vez se preguntó por qué en muchos lugares primero llegan los “grandes” y después los demás? O ¿por qué a veces no se consiguen los DVD de “Miradas al Sur” o los libros de “Página 12”, por ejemplo?

Si los grandes diarios controlan el papel de diario (son los dueños y ¡le venden a su propia competencia!); si son poderosos porque reciben el mayor porcentaje de publicidad y apoyo oficial; si además tienen innumerables radios AM y FM, poseen varios canales de aire y el monopolio del cable; si tienen revistas y diarios regionales y locales en todo el país; programas de entretenimiento, de chimentos, noticieros; y en todos ellos nos repiten hasta el cansancio la propaganda favorable a sus intereses… ¿No le parece que el peligro para la democracia es mayúsculo?

Por eso era tan necesaria una ley de medios, aun insuficiente, que limitara un poco su poder.
Si además de todo eso, también controlaran la distribución y venta de diarios y revistas, entonces sí, estaríamos ‘en el horno’. Casi no existen ejemplos en el mundo con un control tan grande (desde la materia prima, pasando por la fabricación, la distribución y la comercialización), y difícilmente podría hablarse de libertad de expresión y de información, con ellos machacando continuamente en la mente de todos nosotros.

jueves, 29 de octubre de 2009

Otra vez el doble discurso y la demagogia

Otra vez Joaquín Morales Solá, en La Nación, convertido en el vocero del pensamiento más retrógrado, alza la voz en defensa de la “libertad”.
Si, aunque parezca mentira, esta vez (jueves29-10-09) escribe desde su postura pontificante, erigiéndose en el vocero de los automovilistas que, el miércoles 28, quedaron taponados en Panamericana por un corte.

Se trataba de una protesta de ex combatientes de Malvinas que, más allá de lo valedero o no de su reclamo, el escriba se encarga de desmerecer, no solo por el corte, sino por sus fundamentos (que no explica cuáles son, como debería haber hecho un periodista de verdad).
Él lo único que quiere es aprovechar la ocasión para atacar a los Kirchner (a quienes se entiende que odia, aunque tampoco explica motivos. ¿Será que escribe sólo para su propio público, al que no quiere convencer, sino azuzar? ). Y utiliza una falta de imaginación llamativa: contrapone demagógicamente la necesidad del corte (para él inmotivado) con ¡un señor que lleva a su madre enferma al hospital!
Original hasta la médula, el seudo periodista culmina su editorial-nota de color con un final feliz, luego del sufrimiento impuesto por los K, al mejor estilo hollywoodense: “Nada importaba ya: la libertad estaba a pocos metros, por fin recobrada.”

¿Sabrá este hombre qué es la libertad?
¿Sabrá que perderla no es quedarse atrapado en la autopista? ¿Sabrá que eso ya lo contó Cortázar, entre otros?
¿Mantendrá el doble discurso de su empleador defensor de los cortes con 4x4 y boina?

Tal vez para él que, según cuenta en uno de sus últimos artículos, luchó con tanto denuedo junto a sus patrones para arrancarle a la dictadura las acciones de Papel Prensa en 1977, la libertad sea poder gozar hoy del control absoluto sobre la materia prima con se fabrican los periódicos.

Ver el artículo de JMS en: http://www.lanacion.com.ar:80/nota.asp?nota_id=1191881&origen=NLColHoy

miércoles, 28 de octubre de 2009

Periodismo basura

Ernesto Martinchuk critica cierta práctica periodística a la que califica de “periodismo basura”, en una nota que salió hoy en Página 12.

Por Ernesto Martinchuk *


Las personas creemos estar informadas por la sobredosis de noticias que recibimos diariamente –hoy se lee en un día lo que en el siglo XVIII se tardaba casi una vida–, pero, en realidad, se reciben las coberturas que los grandes medios desean difundir. ¿Existe una diabólica agenda que pauta cada día “Noticias Basura”, que se difunden significativamente en los grandes medios de todos los países?

La palabra “infotretenimiento” (infotainment) comenzó a ser utilizada en los ’80 por el académico Carl Jensen, quien agregó que las “Noticias basura son bocadillos azucarados pero nada nutritivos para el consumidor”.

Los ciudadanos “engordan” alimentándose con “comida chatarra”, porque es más barata, y la gente es forzada a consumir “noticias basura”, que aumentan su obesidad cultural y mental en vez de informarlas en forma veraz.

Hoy no nos asombran los periodistas que incursionan en el mundo de la publicidad o del espectáculo. Suelen “vendernos” desde un seguro hasta un yogurt. El segmento policial está auspiciado por la publicidad de puertas blindadas. Pareciera que la calle de la “empresa periodística” y el “periodismo” se ha convertido en una avenida de doble mano.
El “Periodismo Basura” presenta historias que abordan asuntos importantes manipulando historias, trivializándolas o personalizándolas, para, a menudo, derivar en un relato divorciado de los criterios de interés general original.

Por otra parte, asistimos a un nuevo fenómeno: todos los noticieros apelan a las imágenes existentes en YouTube sin chequear, muchas veces, si son reales o armadas. Es significativo el tiempo que en los noticiarios de televisión destinan a banalidades sensacionalistas, en vez de ofrecer noticias que hacen al desarrollo tecnológico, la nanotecnología, la cultura, la educación, la salud, el desarraigo, la migración interna, la planificación urbana o rural, el agua, las fuentes de energía, la minería o problemas que hacen a la calidad de vida vigentes en el país todo. Nos han enseñado a vivir el presente sin proyectarnos hacia el futuro como personas y país. La clase dirigente también, los empresarios y muchos destacados periodistas sólo se ocupan de salvaguardar sus intereses.

Nuestros adolescentes saben más de héroes y “patriotas” extranjeros, se promocionan artistas, festividades y costumbres de otros países mucho más que las de carácter nacional. Como dice mi amigo Jorge Alessandrini: “... en nuestro país a los próceres se los homenajea pero no se los honra...”.

Si una democracia depende en buena medida de la calidad de las formas de comunicación que la hacen posible, es necesario rehabilitar la vida pública, llenando el presente de palabras y actos que permitan imaginar horizontes nuevos dado que faltan propuestas y sobran escándalos en el estéril panorama intelectual de los medios.

* Periodista. Docente en la Escuela de Periodismo Círculo de la Prensa.

jueves, 22 de octubre de 2009

Las tapas de hoy, un ejemplo de lo que no debe ser el periodismo

Clarín ya no tiene límites en su enfrentamiento con el gobierno. Dejó de lado todo lo que signifique información y pasó a titular atacando, informar a medias y destacar sólo aquello que sirva para su pelea contra el gobierno.

Ni siquiera tiene descanso, como algunos sectores políticos opositores. Está cumpliendo con ese viejo dicho de los italianos que caracteriza la actitud negativa total hacia sus gobernantes: "Piove, Goberno ladro!". ("Llueve, ¡Gobierno ladrón!").

Claro que si eso puede despertar simpatía como referencia al humor popular, nada tiene que ver con el ejercicio de una profesión, la periodística, que debe ser cauta, preservar la objetividad dentro de lo razonable y actuar pensando en toda la ciudadanía y no en sectores determinados.
Pero se sabe, que eso del derecho a ser informado no corre para Clarín. Para ellos sólo funciona la defensa de sus intereses económicos empresarios y, es evidente por la forma en que actúan, no les interesa si se gobierna mal o bien, les importa si los gobernantes sirven a sus intereses o no.

La tapa de hoy dice: “El senado quiere saber quién paga la violencia política”.
Un título sumamente interpretativo, que se parece mucho a una mentira, ya que no refleja el contenido de la nota donde se afirma que el senado: “aprobó por unanimidad su "más enérgico repudio" al ataque contra el jefe de la UCR y un pedido de informes al Poder Ejecutivo para que explique cuánto dinero le gira a las organizaciones sociales de Jujuy”. Algo del todo apartado al título. Y el título debió estar sujeto a esa realidad que luego se menciona. ¡Estudiantes de periodismo atentos!: sigan de cerca a Clarín para saber como no se titula… siempre que se quiera ser objetivo o ecuánime.
¿Clarín estará tratando de fijar la idea de que se viene la “violencia política”? Como ayer el fraude electoral, la gripe A o la desaparición de TN, y tanto más…

El colega La Nación. Colega de Clarín en eso de fijar agendas propias y realidades inventadas, no le va en zaga. Como ayer, su título empieza con un plural vergonzante: “Acusaron al Gobierno de financiar un grupo mafioso”.

El acusaron es para la denuncia de Gerardo Morales, presidente del radicalismo y uno de los candidatos a pelear por la presidencia en las elecciones de 2011. Llamativamente es la denuncia más importante del día, aunque nada dice sobre la denuncia del acusado por el senador sobre los supuestos subsidios que recibe del gobierno provincial para su FM.
Sólo una pregunta. ¿Por qué es más importante la denuncia de un senador en campaña permanente, que la que aparece más chica, debajo de ésa y que proviene de un juez, donde se dice, esta vez entre comillas como para no comprometerse: “La policía recluta a menores para robar”?

Si esto no es opinar desde las tapas, y actuar políticamente antes que de forma periodística, que me digan qué es.

miércoles, 21 de octubre de 2009

La tapa de La Nación y las reglas del periodismo

Y qué le vamos a hacer… Parece que La Nación está decidida a cambiar las reglas del periodismo. Hoy volvió a hacer punta, con un título que dice una cosa y una nota que dice otra.

Ustedes me dirán que eso no es nuevo, que Clarín lo hace todos los días. Por supuesto, pero Clarín tienen un argumento irrebatible: todas sus tapas informativas son para defenderse de los Kirchner y para que sus lectores entiendan de una vez por todas (todavía quedan algunos rebeldes) que el gobierno actual hace todo mal. Que todo lo que recauda el Estado va a parar a los bolsillos de los Kirchner, que cada obra que se inicia es un acto de corrupción, que los proyectos son solo intentos de robar y que los discursos de Cristina son velados ataques a la noble Ernestina y a sus legítimos hijos.

Pero dejando de lado esto, que ahora está claro, vuelvo a La Nación. Algunos creen que tengo algo contra el diario de los Mitre, pero están equivocados totalmente. Leo el diario de los Mitre desde los doce años, porque me parece el mejor escrito, el más informado y el que tiene periodistas de gran calidad y variedad. Por ejemplo, los suplementos deportivos y de espectáculo son infinitamente superiores a los de su competencia directa; es el que tradicionalmente ha sabido utilizar su Fe de erratas y tiene a Lucila Castro, capaz de explicar y corregir las fallas de escritura más comunes que se filtran, cada vez con mayor asiduidad, en sus páginas.

Ojo, también sé quién fue Mitre, sus posturas elitistas, el genocidio de la Guerra de la Triple Alianza y todo eso, y que, por tradición y por ideología, el diario no se cansa de mostrar que está a favor de los más ricos, de los dueños de las tierras de las grandes empresas, a favor de todas las dictaduras que supimos conseguir, de los golpes de estado, del glifosato y del “mundo libre” (¿de competidores?).

Pero también sé que tenía cierta ética (por ejemplo, antes no permitía que sus periodistas recibieran regalos empresarios), que tenía un respetable Manual de Estilo y de Ética que seguía puntualmente. Sin embargo, ahora me confunde un poco.

Pero pasemos a los hechos.
Hoy en su tapa, a cuatro columnas titula:
“Allanan un ministerio porteño y Macri acusa a la Federal”. Arriba, la volanta dice: “El caso de espionaje – Tensión entre la ciudad y la casa rosada”. Y más abajo: “Montenegro denunció una infiltración”.
Entonces uno recurre a los manuales y se pregunta ¿cuál es la noticia? ¿La Federal allanó un ministerio? Eso es lo que dice el título ¿La noticia es que Montenegro descubrió un ‘infiltrado’? ¿Qué se peleó Macri con Cristina?

No señores, aunque parezca mentira, la noticia es que el juez avanza en la investigación por el espionaje que desde el gobierno porteño se hacía sobre docentes y familiares de las víctimas de la AMIA. Y que el allanamiento lo ordenó la Justicia.

No importa lo que se diga después, o cómo se desarrolle la nota, la primera impresión, lo que queda en la mente, es lo que el “periódico independiente” parece hacer: desviar la atención del punto principal y buscar culpables fuera del (¿su protegido?) gobierno de la ciudad.
Seguramente es una apreciación aventurada de mi parte, pero me parece que las reglas de ética y de estilo se las están metiendo en un recóndito espacio multimediático, muy alejado del diario en su versión papel o digital.

Ojalá me equivoque, y que mañana aparezca la siempre bienvenida fe de erratas.

martes, 20 de octubre de 2009

¿Perverso y manipulador el periodismo argentino? Nooo

Hoy, dos grandes diarios argentinos, con una larga trayectoria profesional, incurren en graves violaciones éticas que, en otras circunstancias, harían caer la cabeza de los responsables.
Si no se tratara de errores que seguramente habría que corregirán con prontitud, daría a pensar que se trata de una campaña negativa, que busca impulsar un creciente mal humor en la opinión pública. Algo que no podemos creer que puedan realizar estos cabales defensores de la libertad de expresión.

Vamos a los hechos.

“Hay enojo con Maradona pero no lo dice casi nadie”, dice el titular de “último momento” de la edición electrónica de Clarín (20-10-09). Un título confuso que indicaría que el cronista sabe algo que no se dice, pero que él adivina o que intuye o que le han dicho sólo a él. Como el título no lo especifica, para ser creíble tendría que tener los testimonios de no se sabe cuántos que piensan pero que no dicen.
Siguiendo esta línea periodística, un título ideal para encuestas preelectorales sería: “Aunque la gente no lo diga, va a ganar tal candidato”

Otra perla hay hoy en la edición de papel de La Nación (20-10-09):
En el centro de la tapa, debajo de una foto donde se muestra a supuestos dirigentes piqueteros, el título indica: “Respaldo piquetero a los agresores de Morales”.
Y debajo dice que marcharon: “…para respaldar a Milagro Sala, la dirigente de la agrupación Tupac Amaru que el viernes pasado agredió en Jujuy al senador y jefe de la UCR, Gerardo Morales.”

Más allá de que la dirigente mencionada declaró que estaba a varios kilómetros de distancia en el momento de los hechos denunciados por Morales, y que de no probarse tal acusación el texto caería lisa y llanamente en la calumnia y la injuria, el propio diario La Nación no admite esta clase de afirmaciones en sus páginas.

Veamos.
En el “Manual de estilo y ética periodística” publicado por el matutino (Edición 1997), en la página 46 se señala: “Algunas reparticiones públicas (…) suelen emitir comunicados en los que por el hecho de que una persona haya sido detenida se da la impresión, explícita o implícita, de que es culpable.
La culpabilidad de una persona sólo puede dictaminarla la Justicia, al cabo del debido proceso.”

Está muy claro cuál debe ser la conducta del medio y el terrible error cometido, atendiendo sólo a una versión interesada.

Muchachos, tendrán que repasar los manuales de ética que preparan los mismos medios… O bien, las campañas de prensa tendrán que aprender a hacerlas con mayor delicadeza.

lunes, 12 de octubre de 2009

En memoria del 12 de octubre

¿Quién debe a quien?

Aquí pues, yo, Guaípuro Cuauhtémoc, descendiente de los que poblaron la América hace cuarenta mil años, he venido a encontrar a los que se la encontraron hace quinientos.

Aquí pues, nos encontramos todos: sabemos lo que somos y es bastante. Nunca tendremos otra cosa.

El hermano aduanero europeo me pide papel escrito con visa para poder descubrir a los que me descubrieron
El hermano usurero europeo me pide pago de una deuda contraída por Judas, a quien nunca autoricé a venderme.
El hermano usurero europeo me explica que toda deuda se paga con intereses, aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin -pedirles consentimiento.
Yo los voy descubriendo

También yo puedo reclamar pagos, también puedo reclamar intereses.
Consta en el archivo de Indias, papel sobre papel recibo sobre recibo, firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y el l660 llegaron a San Lúcar de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata que provenían de América.
¿Saqueo?... ¡No lo creyera yo!... Porque es pensar que los hermanos cristianos faltan a su séptimo mandamiento.
¿Expoliación?... ¡Guárdeme el cielo de figurarme que los europeos, igual que Caín, matan y después niegan la sangre del hermano!
¿Genocidio?... ¡Eso sería dar crédito a calumniadores como Fray Bartolomé de Las Casas, que calificaron el encuentro de "destrucción de Las Indias", o a ultras como el doctor Arturo Píetri quien afirma, que el arranque del capitalismo y de la actual civilización europea se debió a la inundación de metales preciosos arrancados por ustedes, mis hermanos europeos, a mis también hermanos de América!

¡No! Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de varios préstamos amigables de América para el desarrollo de Europa.
Lo contrarío sería presuponer crímenes de guerra, lo que daría derecho, no sólo a exigir devolución inmediata, sino indemnización por daños y perjuicios.

Yo, Guaípuro Cuauhtémoc, prefiero creer en la menos ofensiva de las hipótesis para mis hermanos europeos.

Tan fabulosas exportaciones de capital no fueron más que el inicio de un plan "Marshallzumaj" para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa, arruinada por sus deplorables guerras contra los cultos musulmanes, defensores del álgebra, la arquitectura, el baño cotidiano y otros logros superiores de la civilización...

Por eso, una vez pasado el Quinto Centenario del Préstamo, podemos preguntarnos:
¿Han hecho los hermanos europeos un uso racional, responsable o, por lo menos, productivo de los recursos tan generosamente adelantados por el Fondo Indoamericano Internacíonal?.
Deploramos decir que no. En lo estratégico, lo dilapidaron en las batallas de Lepanto, Waterloo, Armadas Invencibles, Terceros Reíchs y otras formas de exterminio mutuo, para acabar ocupados por las tropas gringas de la OTAN como Panamá (pero sin canal).

En lo financiero han sido incapaces -después de una moratoria de 500 años- tanto de cancelar capital e intereses, como de independizarse de las rentas líquidas, las materias primas y la energía barata que les exporta el Tercer Mundo.

Este deplorable cuadro corrobora la afirmación de Milton Fríedman, conforme a la cual una economía subsidiada jamás podrá funcionar y nos obliga a reclamarles -por su propio bien- el pago de capital e intereses que tan generosamente hemos demorado todos estos siglos.

Al decir esto, aclaramos que no nos rebajaremos a cobrarles a los hermanos europeos las viles y sanguinarias tasas flotantes de un 20 por ciento y hasta un 30 por ciento anual que los hermanos europeos les cobran a los pueblos del Tercer Mundo -nos limitaremos a exigir la devolución de los metales preciosos adelantados, más el módico interés fijo de un 10 por ciento anual acumulado durante los últimos 300 años-.

Sobre esta base, aplicando la europea y usurera fórmula del interés compuesto, informamos a los descubridores que sólo nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata, ambas elevadas a la potencia de trescientos. Es decir, un número para cuya expresión total serían necesarias más de trescientas cifras y que supera ampliamente el peso total de la tierra.

¡Muy pesadas son estas moles de oro y de plata!
¿Cuánto pesarían calculadas en sangre?
Aducir que Europa en medio milenio no ha podido generar riquezas suficientes para cancelar este módico interés sería tanto como admitir su absoluto fracaso financiero y/o la demencial irracionalidad de los supuestos del capitalismo.

Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos Inquietan a los Indo Americanos.
Pero sí exigimos la inmediata firma de una carta de Intenciones que discipline a los Pueblos deudores del viejo continente; y los obligue a cumplir sus compromisos mediante una pronta privatización o reconversión de Europa que les permita entregárnosla entera como primer pago de una deuda histórica.

Dicen los pesimistas del Viejo Mundo que su civilización está en una bancarrota que les impide cumplir con sus compromisos financieros o morales.
En tal caso, nos contentaríamos con que nos pagaran entregándonos la bala con que mataron al poeta.
Pero no podrán; porque esa bala es el corazón de Europa.

Luis Britto García
Britto García, Luis (1940- ), abogado y escritor venezolano que se ha dedicado al periodismo y a la docencia, desempeñando la cátedra de Historia del Pensamiento Político en la Universidad Central de Venezuela.Fuente: www.elhistoriador.com.ar

viernes, 9 de octubre de 2009

Los dueños de los multimedios amordazan a sus periodistas

Esta es la solicitada que los trabajadores de Crítica no pudieron publicar en su diario:

"Trabajamos en Crítica de la Argentina y apoyamos la ley de Medios

-Porque es inadmisible que unos pocos grupos económicos concentrados manejen el 80 por ciento de la comunicación audiovisual de la Argentina, lo que genera un oligopolio mediático que atenta contra el derecho a la información.
-Porque se basa en los 21 puntos que desde hace cinco años viene reclamando la “Coalición para una Radiodifusión Democrática”, integrada por más de trescientas organizaciones sociales de todo el país.
-Porque deroga el decreto-ley de la dictadura militar, modificado por el menemismo como una forma de controlar y monopolizar la información, y lo reemplaza por una ley antimonopólica que surge del sistema democrático.
-Porque la diversidad mediática otorga más fuentes de trabajo y abre un abanico de voces. En ese sentido, rechazamos la idea de que se está con el Gobierno o se está con Clarín: así como las empresas privadas no deben manipular la información a favor de sus intereses, los medios públicos deben tener independencia del Ejecutivo.
-Porque somos periodistas, fotógrafos, diagramadores, diseñadores, correctores, entre otros, que desarrollamos tareas en un medio de comunicación, e involucrarnos en este debate con libertad de conciencia nos resulta imprescindible.
Por todo esto, los abajo firmantes, miembros del staff de Crítica de la Argentina expresamos nuestro apoyo, en general, a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.
Alejandro Agostinelli- Pablo Alabarces - Cristian Alarcón - Germán Alemanni - Daniel "Sueco" Álvarez - Norberto Baruch - Juan José Becerra - Alicia Beltrami - Alejandro Bercovich - Bruno Bimbi - Eduardo Blaustein - Esteban Bogado – Jesica Bossi- Gastón Bourdieu - Hernán Brienza - Pablo Bruetman - Andrés Burgo - Hernán Buzzella - Tomás Canosa - Martín Caparrós - Nelson Castelli - Agustín Colombo - Stella Córdoba - Nicolás Correa - Pablo Corso - Washington Cucurto - Laura Eiranova - Jorge Estebenet - Mauro Federico - Matías Fernández - Roberto D. Fernández - Andrés Fidanza - Guadalupe Gaona - Diego Genoud - Luciana Geuna - Maxi Goldschmidt - Leni González - Rodolfo González Arzac – Gabriela Granata- Emiliano Gullo - Florencia Halfon-Laksman - Luis María Herr - Belén Ianuzzi - Mariano Jasovich - Natalia Laube - Leonel Lenga - Ángela Lerena - Diego Levy - Josefina Licitra - Julio López - María Fernanda Mainelli - Juan Maizares - Diego Mancusi- Claudio Mardones - Mariano Martín - José Medrano - Fabiana Moret - Adriana Muñoz - Fernanda Nicolini - Martina Noailles - Sergio Olguín - Rodolfo Palacios - Guillermo Paltrinieri - Diego Paruelo - Virginia Passini - Marcelo Pavazza - Sebastián Penelli - Nicolás Peralta - Patricio Pidal - Martín Pietruszka - Gustavo Pujol - Carolina Ricaldoni- Guillermina Ríos Ereñú - Federico Rivas Molina - Magdalena Rodríguez - Javier Romero - Leandro Sánchez - Diego Sandstede - Rafael Saralegui - Eugenia Saúl - Candelaria Schamun - Diego Schurman - Federico Sierra - Tamara Smerling - María Sucarrat - Octavio Tomas - Roka Valbuena - Gabriela Vulcano - Alejandro Wall - Ariel Zak - Claudio Zlotnik"

miércoles, 7 de octubre de 2009

¡Patético!

Manifestaciones a favor de los monopolios

Varios cientos de personas se reunieron, el martes por la tarde, frente al Congreso Nacional para defender al Grupo Clarín y protestar contra el proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, proyectado y defendido por cientos de organizaciones sociales, periodísticas y culturales, con el fin de limitar a los monopolios de la comunicación.

En el acto, organizado por un conglomerado de agrupaciones, prácticamente desconocidas, numerosos manifestantes se mostraron con simbólicas "mordazas" (una cruz roja que les tapaba la boca, respondiendo a los slogan que el Grupo repite diariamente en sus numerosos medios).


En el cierre del acto, el rabino Sergio Bergman rechazó la ley, repitiendo como un virtual vocero, las consignas del Grupo Clarín: "En poco tiempo, todo lo que vas a poder ver es canal 7".

Apoyaron fervientemente, el “ruralista” entrerriano Alfredo De Angeli, el dirigente desocupado Raúl Castells, el ex ingeniero Juan Carlos Blumberg y la defensora de la dictadura militar, Cecilia Pando.

martes, 29 de septiembre de 2009

Reflexiones sobre la Ley de Medios a partir de la opinión del concejal Gnoffo

El equipo de prensa del presidente del bloque de concejales de la UCR de Vicente López, Fabián Gnoffo, envió sus declaraciones a Prensa Libre, acerca de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Gnoffo dice: “Por un lado creo que hay que modificar la ley actual; no es sano que haya un monopolio tan fuerte de parte de los grandes grupos mediáticos, volcada en una opinión casi unánime en muchos medios que pertenecen a una misma empresa”.
“Sin embargo, es muy probable que en este caso puntual no se trate de que haya más libertad de expresión sino de que cambie de manos la monopolización de los medios, y eso sería peligroso”.
El concejal también se refirió a otros actores que deberían formar parte de la discusión: “En este debate deben ser escuchadas también las ONG´s y los medios provinciales y locales, pero mi miedo es que éstos terminen siendo feudos en cada uno de sus lugares, y que se siga girando en torno, por ejemplo, de sindicatos que se hagan cargo de esta representatividad. Sería volver a lo mismo”.
Gnoffo fue más allá al sugerir: “Este proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual debería ser mucho más debatido en el Senado e incluso para ello sería muy sano políticamente que vuelva a la Cámara de Diputados de la Nación”.
A modo de conclusión, Gnoffo opinó: “No queremos una ley de radiodifusión para solamente cambiar el dueño del monopolio”.

En 1983 a muchos, periodistas y no periodistas, nos parecía que la Democracia no podía permitirse funcionar con una ley de medios creada por la dictadura para favorecer a sus amigos, y evitar la participación de la ciudadanía en todo lo que fuera la libertad de expresión que garantiza nuestra constitución nacional.
Ya sabíamos que Videla había llegado a un acuerdo con Clarín, La Nación y La Razón (en 1977) para darles el monopolio de la fabricación del papel para diarios (recordemos la famosa foto de la Noble brindando con el dictador). De ese acuerdo, dejaron afuera, entre otros, a Héctor Ricardo García (Crónica), quien se cansó de denunciar el hecho, al mismo tiempo que Clarín le aumentaba los precios del papel para fundirlo. Recordemos que La Prensa, por entonces propiedad de los Gainza Paz, no quiso participar del acuerdo porque le pareció poco ético. Todo esto figura en libros publicados por varios investigadores (entre ellos Enrique Vázquez, Anguita y Gasparini), en documentos públicos y, más aún, algunos detalles siniestros aparecen en un reciente reportaje realizado a Osvaldo Papaleo, protagonista de algunos de aquellos hechos.
Recordemos que hoy el monopolio le pertenece a Clarín, que se hizo dueño de La Razón y detenta así el 50% de las acciones, y en menor porcentaje a La Nación y al Estado.
A ese monopolio agreguemos Canal 13 (gracias a Menem), radio Mitre, varios cientos de licencias de radio y TV, varios medios gráficos del interior y negocios varios, que ligan a los dueños del papel con todo lo que uno pueda imaginar. Si le agregamos la televisión por cable, las productoras, los canales, etc., el círculo cierra bastante bien. Cuando a la mañana temprano uno de estos diarios dice “a” y sus repetidoras durante todo el día siguen con “a” (incluidos los programas de entretenimientos, de discusión política y de periodismo de los que son dueños), por la noche el pobre ciudadano que recibe el bombardeo del monopolio termina diciendo “a”.
Y qué le vamos a hacer, son las reglas del libre mercado.

Por eso estoy de acuerdo con usted: existe el monopolio y hay que terminar con él.
Pero, y aquí surgen las disidencias, usted teme que se cambie un monopolio por otro…
Si estamos seguros de que el monopolio existe y hay que terminar con él, ¿no debemos hacerlo porque “podría” cambiar de manos? Ese razonamiento ¿no parece un último recurso para evitar el fin del monopolio?
¿Por qué digo esto? Porque ya en 1983, diputados radicales elaboraban proyectos para cambiar esta situación antes descripta, y como por esa ley los medios deben ser controlados por las Fuerzas Armadas se decidió intervenir el CONFER, hasta hoy en manos del Estado por completo. O sea, que si usted tiene miedo que el monopolio pase de una mano a otra, podemos afirmar que hoy sí el control total es del Estado.
Por eso, porque muchos no queremos que el tema de la comunicación esté exclusivamente en poder del Estado o de los monopolios (a los que no les interesa informar, sino sólo ganar más) siempre planteamos que había que darle cabida a las ONG, mejor dicho Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). Y seguramente que habrá muchas malas: ¿sindicatos?, ¿iglesias?, ¿fundaciones?, ¿partidos políticos?, ¿bibliotecas?, ¿sociedades de fomento?, ¿cámaras empresarias?, ¿clubes? Ahora tienen prohibido participar en los medios audiovisuales; pero con la nueva ley, mal o bien, tendrán su derecho.

Y como le decía, no es desde hoy que se quiere cambiar esa ley por otra mejor. Calculan que son más de 70 los proyectos presentados desde la época de Alfonsín y siempre fueron cajoneados con distintas excusas. Usted sabe como es eso, cuando los poderosos no quieren, hacen lobby y no hay caso. Después, con Menem, las cosas empeoraron. Y mientras tanto, las radios locales, los periodistas independientes, los sindicatos (locutores, artistas, periodistas, actores, técnicos) comenzaron a preparar los famosos 21 puntos (y nadie les daba bolilla, siempre había cosas más importantes). Al final, alguien del oficialismo se interesó, en base a los 21 puntos armó un proyecto que fue mejorando, y en marzo de este año se presentó. Todos los debates que se hicieron para llegar a los 21 puntos fueron ocultados por los medios, y todos los que se hicieron después, con el proyecto ya presentado, también fueron ocultados. Y en el parlamento, nadie lo discutió. “No tuvimos tiempo para leerlo”, decían, cuando sabemos que los legisladores tienen muchos asesores que les podían haber ayudado en estos años.
Cuando se acercaron las elecciones, los medios decían: “ahora no es el momento porque vienen las elecciones”. Cuando pasaron, los medios decían: “ahora no, porque pasaron las elecciones”. Después: “hay que esperar al próximo parlamento”. ¿Y más tarde qué dirán? ¿Lo mismo que en los últimos 25 años?

No hay nada peor que la ley existente. Lo dice el relator para la libertad de expresión de la ONU: “Este proyecto de ley sigue los principios clásicos de la libertad de expresión y de las relatorías. Hay cuatro relatorías en el mundo. La de las Naciones Unidas, la de la OEA, la de Europa y la de Africa. Y las cuatro relatorías han coincidido históricamente en la necesidad de diferenciar los tres segmentos de comunicación comercial, comunitaria y pública estatal. Este proyecto de ley lo que está haciendo es traducir la doctrina de derechos humanos a una ley, a una guía. Y me parece muy bien.”
Lo dicen todos los periodistas que no están comprometidos con los multimedios. Por el contrario, están en contra todos los periodistas que tienen contrato con los multimedios. Qué sugestivo, ¿no?
Lo dice Hermes Binner: “Tenemos que partir del presupuesto de que esta ley es sustancialmente superior a la ley que existe hoy", y destacó que se haya podido "separar a las telefónicas" del negocio ya que podría "empañar el funcionamiento de los medios", y que en el nuevo proyecto "va a haber un cuerpo colegiado" en lugar de un interventor, y que habrá "regulación de la pauta oficial". Lo dice quien esta semana acaba de ganarle al peronismo en su provincia.
Es que parte de la premisa lógica de que lo que es bueno hay que aceptarlo, no importa si viene de alguien que no piensa como uno.

No sé qué ofrecen los multimedios para evitar que se apruebe la ley, pero les tengo miedo. Ellos contribuyeron en mucho para que lo voltearan al presidente Illia, ¿se acuerda? ¿Y en el ’76? Mire las tapas de algunos diarios de marzo de ese año. Contribuyeron, otro poco, para que cayera Alfonsín… A Menem lo apoyaron, hasta que les dio todo lo que querían… y descubrieron a un De la Rúa más maleable. A Duhalde le sacaron la ley “de industrias culturales” que los salvaba de la quiebra. A Kirchner lo apoyaron hasta que les dio el cable…

Puedo estar equivocado, pero si no aprovechamos esta oportunidad, hasta los medios locales del barrio más apartado van a estar en manos de los monopolios. Y después, cuando no exista ninguna voz disidente, a algunos les darán trabajo allí, para que digan lo que en el momento oportuno sirva a sus intereses.
Puedo estar equivocado, pero como a usted, me asusta que tanta gente piense de acuerdo al bombardeo unidireccional de los grandes grupos; es demasiado parecido al “miente, miente que algo queda”… Creo que lo dijo un alemán. Y me parece que no se llamaba Goethe ni Beethoven.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Un acto de amor

Otro imperdible. Horacio Verbitsky, en una nota de Página 12 del domingo 20/09, demuestra que a veces no hace falta escribir, sólo dejando que los peces abran la boca se puede descubrir su verdadera entidad:

El diario La Nación ha publicado un delicioso librito, Marcos Aguinis, semblanza de un escritor, redactado en tercera persona por el propio Aguinis, gurú del grupo Aurora de una Nueva República. Ninguna pluma podría decirlo mejor, por lo cual lo que sigue es apenas transcripción textual:
- “Al escribir La cruz invertida, que desmenuza la situación preconciliar de la Iglesia Católica, él mismo llegó a sorprenderse:
–¡Carajo, cuánto sé de todo esto!”.
- “A los doce años estalló su romance con la literatura”.
- “Tenía cualidades para ser concertista de piano y también mostraba habilidades para la escritura y el dibujo”.
- “Imbuido de rigor científico, no dudaba en ajustar la teoría a las evidencias”.
- “París tuvo también el raro privilegio de haber sido la ciudad que vio morir al Aguinis músico. A pesar de los aplausos en numerosos conciertos”.
- “Ambos habían nacido en Córdoba (aunque Maimónides en la que está del otro lado del Atlantico), ambos eran del año 35 (con un tabique de apenas ocho centurias), ambos debieron partir de su ciudad natal, ambos dedicaban gran parte de su vida al estudio, a la razón y a la crítica, ambos se interesaban por asuntos comunitarios, amaban la justicia y estaban abiertos a ideas ajenas”.
- “Aguinis conoció a teólogos progresistas que redactaban textos para el Concilio. El objetivo era aggiornar la Iglesia y favorecer la fraternidad, la justicia y el entendimiento recíproco. Los conocimientos religiosos de Aguinis los impresionaron y fue invitado a participar de las primeras reuniones ecuménicas que se hacían en el mundo. Quizás uno de esos jóvenes teólogos se llamaba Ratzinger”.
- “Hoy se reconoce a Refugiados: crónica de un palestino, como una obra de gran ecuanimidad y extraordinaria intuición”.
- “Con las manos en el cerebro del paciente, Aguinis sintió un suave golpeteo en su hombro. –Lo llaman desde Barcelona, quieren hacerle un reportaje –dijo una enfermera.
–Ahora no puedo.
–Es que están en cadena todas las radios y televisoras de España –agregó con timidez.
–Que conteste mi esposa.”
- “Los textos de Operativo siesta son un catálogo de la riqueza que habitaba en su espíritu: agudeza, humor, ternura, ironía, ojo crítico”.
- “Que los personajes hablen con entera libertad y defiendan sus convicciones, hace que las novelas de Aguinis exhiban una solidez que resiste el paso del tiempo”.
- “De todas sus numerosas columnas, hubo una que desbordaba tanta ironía que los encargados de la censura no fueron capaces de percibirla [...] Aguinis no fue molestado por semejante mofa porque la habían considerado un elogio”.
- “Carta esperanzada a un general se convirtió en el punto de arranque para su extensa y exitosa carrera como ensayista”.
- “Durante la última dictadura [publicó] una vibrante biografía de Guillermo Brown, encargada por la DAIA con el objetivo de donar su primera edición a la Marina. ¿Cómo se explica semejante dádiva a los opresores? [...] Escribió un libro tan hermoso que luego fue motivo de incesantes reediciones. Le enorgulleció enterarse de que, gracias a esa obra, se salvaron vidas”.
- “Ese ensayo se convirtió en una sorprendente enciclopedia de vicios, defectos e inmoralidades vistos bajo el paraguas de un áspero sentido del humor [y] completa una estupenda radiografía”.
- “La gesta del marrano ha sido elogiada como una de las grandes obras del siglo XX. Dosifica suspenso, belleza narrativa, escenas muy vívidas y retrata a un protagonista inolvidable. [...] Muchas personas han leído una sola novela en su vida; y buena parte de ellas eligió La gesta del marrano para su debut y despedida”.
- “La franqueza de Marcos Aguinis pega fuerte en un país resignado a la mentira, el fraude, la corrupción y los discursos hipócritas”.
- “Un hombre lo increpó en la calle.
–Por su culpa casi morimos mi mujer y yo. [...] Yo manejaba mi auto y no podía parar de leer La gesta del marrano, que lo tenía abierto sobre el volante”.
- “Elogio de la culpa incorporó una originalidad al género ensayo, porque lo apartó de su habitual carácter solemne. El libro rebasa picardía y hasta erotismo. [...] Es un estudio profundo y erudito que no deja percibir cuánta bibliografía lo sostiene del derecho y del revés, porque sus páginas bailan. Las conclusiones son admirables”.
- “Le atraen las mujeres pícaras y alegres”.
- “Una ficción conmovedora, electrizante. Varios personajes inventados son tan creíbles que no se los puede distinguir de los genuinamente históricos. La obra significó un aporte sustantivo para entender las falencias humanas. [...] Lo narra con mano maestra”.
- “Los iluminados es una obra grandiosa, [en la que] sobresalen seres entrañables y puros, impulsados por el amor y la búsqueda de la verdad. La obra es un aporte sustantivo al género, como las grandes novelas de Thomas Mann, Marcel Proust, Romain Rolland o Ian McEwan. Pese a su extensión, se lee con fruitivo placer y curiosidad. Los avatares de sus personajes tienen un desarrollo ajustado y punzante. El suspenso no da respiro”.
- “Rosendo Fraga insiste en que Aguinis heredó de Sarmiento su vena intelectual y su puño de acción. Otros dicen que es una curiosa mezcla de Sábato y Borges”.
- “Sonriendo, señala que imita a Johann Sebastian Bach, quien componía frente a su órgano de iglesia desde el desayuno hasta la cena”.
- “Sus lectores, amantes de su franqueza, humanismo y buen humor, le agradecen que, con frescos 74 años, se siente todos los días al teclado de su computadora para seguir pergeñando sueños”.

Poco se puede agregar. Gracias a La Nación y a Marcos Aguinis por este incomparable acto de amor.
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-132079-2009-09-20.html

martes, 15 de septiembre de 2009

Defensores de la “Ley de la dictadura”

Que Joaquín Morales Solá es un fiel defensor de los intereses económicos del diario La Nación es notorio y no precisa explicación. Lo demuestra día a día en sus notas, donde editorializa sobre los terribles perjuicios que acarrearía no hacerle caso a él, por ende a su patrón: La Nación.
Hoy, por ejemplo, olvidando su condición de periodista, ofende a los lectores y a todos quienes ejercen dignamente su profesión cuando dice: "El proyecto de ley de radiodifusión tenía dos propósitos claros: fragmentar y debilitar a los actuales conglomerados de medios de comunicación y, al mismo tiempo, crear las condiciones para levantar un conglomerado propio". Por supuesto, utiliza una afirmación tendenciosa sin argumentación alguna, dando por sabido lo que no se debe dar por sabido, tirando por la borda las más elementales reglas del periodismo, que él parece haber olvidado. Pero lo peor, considera a los miles de periodistas y ciudadanos en general, que han trabajado arduamente para llegar a elaborar los 21 puntos en que se basa este proyecto, como ‘idiotas útiles’ al servicio del tirano de turno que censura a La Nación y no le permite insultar abiertamente a quienes rocen siquiera sus privilegios.
A Morales Solá todo le suena a improvisación, todo le suena a complot contra los pobrecitos Clarín, La Nación, Vila, Manzano, De Narváez y toda la banda.
Por qué Morales Solá no dice una palabra del ‘regalo’ de Videla cuando les entregó a su querida “La Nación” y “Clarín” el monopolio del papel. Nada dice de cómo los grandes medios trabajaron para bajar a un presidente democrático como Arturo Illia, nada dice de los elogios editoriales de esos diarios a la dictadura. Pero sí levanta su voz, con toda soberbia y pompa, y no para criticar lo que ve mal, sino para atacar y acusar a un gobierno elegido democráticamente, como no pudo hacerlo con gobiernos dictatoriales. Se burla del proyecto de radiodifusión, “sensible a las necesidades políticamente correctas de los "pueblos indígenas”, dice, y con la ironía de los poderosos se asombra de que se escuchen opiniones (¿despreciables? ¿inferiores?) como detalla él: “de la Agrupación Comandante Andresito, la Federación Juvenil Comunista, Agrupación La Vallese o Barrios de Pie.”
Claro, para Morales Solá esos no son la elite en la que él cree estar, porque no advierte su rol de lacayo. El único que debe ser escuchado es el grupo de patrones de medios que dirige Adepa, donde si están integrados muchos medios pequeños, es por el temor de que los grandes defensores de la ‘libertad de empresa’ no les vendan el papel para sus diarios si tienen opinión en su contra.
http://www.lanacion.com.ar:80/nota.asp?nota_id=1174825&origen=NLColHoy

lunes, 14 de septiembre de 2009

Canal 7, Pablo Sirven y La Nación

Alguna vez se elogió desde aquí a algunos periodistas que, a pesar de escribir en el diario La Nación, consiguen mantener ecuanimidad, rigor crítico e independencia con respecto de la línea del diario. Es envidiable.
Por desgracia, son pocos los que consiguen mantenerse con criterio propio y no sucumben a la fuerte presión que se ejerce, desde los grupos monopólicos de la prensa, para que todo su personal se alinee con los intereses de la empresa.
Y si no, que lo digan los periodistas del Grupo Clarín, que en estos días son perseguidos, hasta en sus trabajos independientes, para que sostengan la postura del grupo en contra de una ley de comunicaciones que limite, aunque sea en parte, el poder de los monopolios.

Hoy en La Nación se publica en tapa una nota que va en la dirección de oposición firme que sostienen todos los grandes empresarios de la comunicación a favor de la “Ley de la Dictadura”. (Mencionado esto con similar intencionalidad con la que se dice “Ley de control de medios”, olvidando que aquella tiene como órgano de control a los tres comandantes de las Fuerzas Armadas).
Desde el título, el artículo que tiene la firma de Pablo Sirven se pregunta ¿Canal 7 es TV pública o propaladora oficial? Y en él se asegura que Canal 7 se “obsesiona” con la ley y adjetiva que en los “sucesivos, largos y repetidos informes” son mínimas las declaraciones en contra.
El articulista se queja luego de que no aparecen declaraciones contrarias a “las pintadas, declaraciones altisonantes y diatribas del matrimonio presidencial contra la prensa”, y sugiere que censuran a los que dan su opinión, poniendo como prueba una carta de “estudiantes de la Universidad de Belgrano”.
¿Le habrán enseñado a Sirven en la escuela de periodismo que su afirmación “matrimonio presidencial” es tendenciosa y fuera de lugar”? ¿Se dará cuenta Sirven que esa consigna, tanto como “los K”, y otras similares son una manera de menospreciar sin argumentar, que tienen mucho de publicidad y poco de periodismo y que se parece mucho a otra consigna que usaron los grandes medios allá por los ‘60, cuando trataban de fijar en la opinión pública el concepto de que el presidente constitucional de entonces era lento “como una tortuga” y por lo tanto ineficiente?

Luego, con una objetividad pasmosa, basada en trascendidos y opiniones personales, se queja de la cantidad de informativos que tiene Canal 7, y en particular parece molestarle uno que se emite a las 20. “Allí se combina la más rancia y oficialista bajada de línea sobre los temas de actualidad con filosos informes compaginados al mejor estilo TVR”.
Luego de tan brillante y completa crítica, que parte de una opinión personal sin dar fundamento, le parece “inquietante” que una columnista de ese canal haya dicho que no se estaba metiendo con los medios gráficos, “que es una cuestión a debatir en otra oportunidad”. A él le parece inquietante, ¿o será a sus patrones, que gozan del privilegio de haber obtenido de Videla el control de la materia prima con que se fabrican los diarios, en sociedad con el Estado y Clarín. (Esos diarios ¿alguna vez le habrán llamado “dictador” o reprochado falta de libertad de prensa a Videla?)
A Sirven también le parecieron “deducciones rápidas y aviesas” las de un cronista que dijo que impedir el tratamiento de la ley era darle continuidad a la de la dictadura (¿no es así?).
También afirma muy suelto de cuerpo que es “antipática” la asociación que se hizo en un programa de Canal 7, entre los firmantes de la actual ley (Martínez de Hoz y Videla), porque “se le pega, de paso, a dos enemigos declarados del kirchnerismo: el campo y la dictadura militar”. En su torpe ataque a Canal 7 Sirven olvida que M. de H. y Videla no son dos entes, sino los que desbarataron la Constitución y promovieron el terrorismo de estado. Olvida que la dictadura militar no es la enemiga de los K, sino de todo el pueblo argentino. Y mal favor le otorga a lo que el llama “el campo”, asociándolo con quien llevó adelante la destrucción de la economía nacional de la mano de un régimen nefasto.

Finalmente, y después de seguir con sus opiniones a favor o en contra de hechos y personas, inexplicablemente, Pablo Sirven dedica seis párrafos de su nota a elogiar a “la emisora con mayor diversidad temática de la televisión argentina” (SIC).
Para concluir con una afirmación absolutamente compartible: “¿Canal 7 no debería cubrir y tratar los temas de actualidad nacional (…) con la amplitud necesaria para abarcar todas las voces y no sólo las del oficialismo?”
Pero claro Pablo, si esa es la conclusión, cómo no estar de acuerdo. Esa afirmación ética vale para todos los medios.
Vaya toda nuestra solidaridad con P.S. si fue obligado a escribir todo lo demás.

La nota de Sirven se puede leer en: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1174229

martes, 8 de septiembre de 2009

Democratizar la comunicación (I)


Guillermo Mastrini, docente de comunicación de la UBA y de la Universidad de Quilmes, es uno de los que opina desde la docencia y desde el conocimiento acerca de la comunicación. Para él está claro que la ley vigente de radiodifusión de Videla y Martínez de Hoz es negativa para la democracia y por lo tanto, a 26 años de la llegada de la Democracia, es absurdo que no se hagan los cambios necesarios para terminar con esta situación.
Si bien durante estos años se presentaron diversos proyectos integrales, siempre el parlamento se negó a tratarlos. Ahora, sin embargo, es la oportunidad. Y lo es, porque el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) lo presentó con fuerza para ser tratado.
A los que estamos en el tema, todos los momentos nos parecen apropiados. Antes de las elecciones o después de ellas, con un parlamento o con otro, lo que no nos parece oportuno ni democrático es que algunos políticos pongan excusas de oportunidad, cuando ya son culpables (tanto desde el gobierno como fuera de él), de haberse hecho los distraídos cuando los proyectos parecían afectar los intereses de los medios. Porque suena demasiado a no querer quedar mal con quienes le van a dar prensa, y porque hacen quedar mal a los medios que parece que sólo le dan prensa a quienes defienden sus intereses en el Parlamento.
En 1989, fueron los mismos políticos quienes aprobaron una reforma que permitía que las sociedades anónimas (sin importar sus actividades económicas) tuvieran licencias de radios. Y en el mundo hay ejemplos, denunciados por la prensa independiente de verdad, sobre cómo intervenían las empresas en la prensa para hablar bien de sus productos, desde la objetividad periodística, ¡de sus propios empleados!
En 1991, se permite el ingreso a la prestación radiofónica a capitales estadounidenses o allí radicados.
En 1999, se amplía el número de licencias permitidas por operador de 4 a 24 y se autorizan cadenas monopólicas.
En 2003, la llamada Ley Clarín evita la convocatoria de acreedores para los grandes medios.
En 2004, se extienden por 10 años los permisos para canal 11 y canal 13.
En 2005, se estiran por 10 años las licencias de las radios.
En 2007, se aprueba la fusión de Cablevisión y Multicanal.
Cada una de estas reformas contó con el beneplácito de los partidos políticos y no sirvieron para mejorar la calidad de la comunicación. Todo lo contrario, sirvieron para envilecer aún más la calidad, fortalecer el monopolio y evitar el ingreso de nuevos actores que trajeran aire fresco a la información que le llegaba al público.
Ahí están los años, ahí están los presidentes y sus opositores. Todos cedieron y todos son responsables. Ninguna de esas leyes o decretos benefician al público, sólo al negocio.
¿No es hora de cambiar?

lunes, 31 de agosto de 2009

De dónde sale el proyecto de ley de comunicación audiovisual

En un país donde parece que la política sólo fuera buscar la forma de hacer quedar mal al oponente, usted sabe muy bien que las chicanas y las malas intenciones a veces permiten que prevalezcan los intereses económicos de algunos sectores sobre los derechos de la mayoría.
Por miopía mental, por mala intención de algunos o por arrogancia de otros, puede perderse la oportunidad de que se apruebe una buena ley de radiodifusión y, como consecuencia, que perdure una ley nefasta, creada para acallar las voces independientes y defender al tirano de turno.
Es que, desgraciadamente, la desinformación a la que nos someten los multimedios (con su publicidad sin límites, su mal gusto y sus figurones del espectáculo) pretende hacer olvidar cómo fue creado este proyecto de radiodifusión que acaba de presentar el Poder Ejecutivo ante el parlamento, y la importancia fundamental que tiene para fortalecer la vida democrática del país.

Múltiples proyectos fueron presentados en distintas oportunidades, por pedido de diversas asociaciones civiles desde 1983, y ningún parlamento se animó a aprobarlos (¿por no quedar mal con los multimedios?). Es más, si se le hicieron cambios a la ley de la dictadura fue para mejorar la situación de esos monopolios ¡a pedido de esos mismos monopolios!

¿No es hora de terminar con esta vergüenza? Usted sabe que sí es hora, por eso no viene mal recordar cómo surge el actual proyecto de ley de comunicaciones audiovisuales. Poco importan los motivos por los que el Poder Ejecutivo Nacional se basó en los “21 Puntos Básicos por el derecho a la Información” (http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=1402 ) para armar la nueva ley. Lo que sí es importante es que esos 21 puntos fueron pensados y propuestos por iniciativa ciudadana después de 26 años de trabajo y dedicación.

Es que a esos puntos se llegó luego de debatir en una amplia gama de organizaciones sociales. Participaron, entre otras: el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), que representa a 50 radios de todo el país gestionadas por organizaciones sin fines de lucro; las universidades con carreras de radio y comunicación (como la UBA); también los gremios de trabajadores de la comunicación (tanto de la CGT como de CTA), entre otros: actores, locutores, periodistas, operadores: Y además, participaron de ese amplio consenso una serie de movimientos sociales y organismos de derechos humanos, entre otros.

Como se puede advertir entonces, ésta no es una propuesta de los políticos, y tampoco de los empresarios de la comunicación. Es una propuesta de la ciudadanía, pensada para que la propia ciudadanía esté mejor informada y, fundamentalmente, a tono con la lucha que en todo el mundo vienen librando las entidades sociales y las asociaciones de consumidores: evitar que las empresas monopólicas (los multimillonarios que cada vez más controlan lo que se dice y lo que se piensa en el mundo) impongan sus criterios mercantilistas sobre un derecho que tenemos todos los ciudadanos: el de poder expresarnos e informarnos de la forma más plural posible.

viernes, 28 de agosto de 2009

El Gran desafío de la hora... No desaparecer de los grandes medios

Una excelente nota sobre el papel de los medios,
y sobre el dilema de los empleados de ellos: los periodistas.
Por Luisa Valmaggia *

“Lo dijo la radio”, “salió en TV”. El gran público sigue informándose mayormente tomando contacto con la realidad a través de los medios audiovisuales y electrónicos.Pero esos medios han cambiado de manera notable en los últimos 30 años producto del avance tecnológico y del capital financiero por sobre todas las áreas productivas y de servicio y fundamentalmente como parte de la estrategia del mercado globalizado.¿Qué cuentan los Medios? ¿Cuál es la información que prevalece? ¿qué intereses defienden? ¿cuál es la agenda mediática y quién la elabora?Todas estas -y algunas otras más- son preguntas poco frecuentes que nos hacemos cada tanto quienes formamos parte importante en la construcción de la realidad y quienes fijamos los temas de debate.En general y producto del avance del negocio por sobre la profesión, una porción importante de hombre y mujeres periodistas se han transformado en voceros de los grandes intereses corporativos y el resto que intenta responder al interés general se ve sometido a las presiones del medio para el cual trabaja, cuya facturación está vinculada no sólo al rating sino a la línea editorial que defiende.
Asimismo el medio (radio o TV) es hoy una rama más de otros negocios. Pongamos por caso o ejemplo a los dos principales matutinos argentinos: Clarín y Nación. Ambos participan de Expoagro y Feriagro, comparten negocios en el área de la agricultura y la ganadería, el mercado sojero y de producción y comercio de granos y agroquímicos, sus principales anunciantes así lo indican.¿Qué realidad se contará? ¿La de la distribución equitativa de la riqueza, la de los alimentos baratos y el abastecimiento del mercado interno o la del negocio al que representan y del cual forman parte activa los matutinos?Por supuesto que los que nos sentimos medianamente independientes intentamos transitar por un comino muy parecido a un desfiladero. Decir abiertamente estas cosas nos deja expuestos y con menores posibilidades de trabajo. Hacemos equilibrio todo el tiempo para dejar alguna puerta abierta, para no desaparecer de los grandes medios, o de los que tienen mayor alcance y rating, abrimos la posibilidad para que todas las voces estén presentes, intentamos –cuando podemos- salir de la coyuntura, dejar de lado el impacto y sensacionalismo y hacer visible la opinión de los especialistas, técnicos y profesionales comprometidos con el bienestar social y no con las corporaciones.De todos modos la hiper concentración de los medios nos ha dejado en una marcada desventaja.Por todo lo dicho es vital que no sólo se discuta, sino se sancione una nueva ley de radiodifusión, que ponga límites a la marcada ventaja que tiene el mercado por sobre lo que también se consume en materia informativa y a la producción de contenidos y que no deje afuera a los medios públicos estatales que deben responder de la forma más adecuada al interés general, a la democratización de la sociedad y a la elaboración democrática y plural de lo que se emite y recibe.En tal sentido el canal Encuentro es un buen ejemplo de que se puede hacer de manera eficiente y elevando el perfil cultural en lugar de aplanarlo.Tener en claro estos desafíos en cada lugar de trabajo y discutirlo nos permitirá armar la resistencia necesaria para enfrentar a la estrategia de los dueños de los medios que pareciera sintetizarse en reemplazar a los hombres y mujeres con experiencia, formación y capacitación por las nuevas camadas de pasantes bajo el lema: “acá se trabaja por la Coca y el pancho, pero representado a tal multimedio”, como si una viviera y cubriera sus necesidades mínimas por el sólo hecho de “pertenecer”.Esta es parte de la batalla y hay que intentarlo desde los grandes medios, más allá de que el panorama se comprima y se estreche, porque aún se sigue diciendo “lo ví en la TV”…”lo dijo la radio”.

(*) Periodista política, conduce de lunes a viernes de 7 a 9, por Radio de la Ciudad (AM 1110) el ciclo Esperá que me despierte.