martes, 19 de enero de 2010

La justicia de espaldas

Una perlita del juez que ahora se ocupa del tema Banco Central

20-03-2009 / Los jueces Ernesto Marinelli y Claudia Rodríguez Vidal son investigados por el Consejo de la Magistratura. Admitieron recursos de amparo que beneficiaron en cifras millonarias al polémico empresario Sergio Taselli. Las sospechas sobre la relación de los magistrados fuera del juzgado y su patrimonio.

Los dos jueces, investigados por el Consejo de la Magistratura Será justicia. O no. Así debería completarse en la actualidad aquel viejo principio rector que solía simbolizar la búsqueda de la equidad. Por estos días las acusaciones cruzadas entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial advierten sobre las falencias de un sistema que permite que sólo 44 de los 1.253 acusados por delitos de lesa humanidad tengan condena efectiva. El mismo en el que conviven paladines del progresismo con representantes del peor conservadurismo. Y en el medio la gente. Con sus reclamos dispares que van desde el ruego por el aceleramiento de los procesos hasta la instauración urgente de la pena capital.
Sin embargo, el costado más oscuro de este modelo lo dibuja la dependencia económica del Poder Judicial y su consiguiente tráfico de influencias. Una práctica nefasta que siempre perjudica al más débil.
En junio de 2004, en simultáneo con el decreto 798 que resolvía rescindir el contrato de concesión firmado con la empresa Transportes Metropolitanos General San Martín S.A., los noticieros y programas de denuncias ocupaban su mayor cuota de pantalla en mostrar el cotidiano vía crucis que soportaban los usuarios del ferrocarril. Personas viajando en el techo, ventanas sin vidrios y una preocupante estadística de muertes sobre rieles. El Estado intervino y la empresa de Sergio Taselli, prestadora del deficiente servicio, debía aceptar sus culpas y dar por finalizada la explotación del destartalado ramal. Motivos sobraban: impuntualidad, severas deficiencias en las condiciones de seguridad, cumplimiento nulo en la adecuación de las estaciones para personas con movilidad reducida y un sinfín de fallas que espantarían al más temerario.
Sin embargo, aquello de que la justicia es ciega a veces no es chiste. Inesperadamente la titular del Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal Nº 3, Claudia Susana Rodríguez Vidal, dio lugar al amparo presentado por Taselli y dictó una medida cautelar que ordenaba la suspensión de los efectos de ese decreto. Cartón lleno para el empresario, quien no sólo podía continuar usufructuando el ramal, sino también, y lo más importante para él, seguir cobrando los subsidios inherentes a la explotación.
El fallo, por demás curioso, impulsó una investigación en el Consejo de la Magistratura que vio en la actuación de la jueza una clara voluntad de “privilegiar el interés particular del concesionario sobre el interés público”. Finalmente, el 16 de septiembre de 2004 la Cámara Nacional de Apelaciones resolvió declarar la nulidad de todo lo obrado por Rodríguez Vidal y sortear un nuevo juzgado.
El 28 de abril de 2005 la causa recayó en el despacho del magistrado Sergio Fernández, quien inmediatamente rechazó la acción de amparo intentada. Casi sin diferencias en el tiempo, y por un extraño mecanismo de la casualidad o causalidad, tres pisos más arriba del juzgado de Rodríguez Vidal, su colega Ernesto Marinelli incurría en otra práctica inusual. El 21 de julio de 2004, en plena feria judicial, se presentó en su despacho el representante de la Asociación de Protección de Consumidores de Transportes Públicos, una organización destinada a la defensa de los usuarios, a fin de que se declare la inconstitucionalidad del decreto que expropiaba de manos de Taselli el manejo de los trenes. Marinelli, que en ese momento se encontraba de turno, no sólo abrió las puertas de su despacho para atender el reclamo, además resolvió “decretar cautelarmente la suspensión de los efectos del decreto”.
Una vez más el titular del juzgado, Sergio Fernández, debió revocar todo lo actuado anteriormente. Sin embargo, en el caso de Marinelli lo hizo “por contrario imperio”, es decir, obrando por propia autoridad, una figura antipática del derecho que los jueces intentan no usar jamás para evitar polémicas entre sus colegas. Una prueba, por de más contundente, sobre el desempeño de Marinelli.
MAS QUE COLEGAS.
Analizar el desempeño de Vidal Rodríguez y Marinelli por separado sería pecar de cierta ingenuidad. El informe preliminar elaborado por el diputado Carlos Kunkel, también consejero de la Magistratura, da detalles sobre la relación entre ambos que superaría por varios cuerpos la que se da entre colegas.
Según el escrito, “llama poderosamente la atención que al mismo tiempo, desde dos juzgados cuyos titulares mantienen una íntima relación, ordenaran una medida tan grave y seria como la suspensión de los efectos de un acto administrativo del Poder Ejecutivo”. Si bien los datos de los legajos personales de cada uno no arrojan coincidencias por encontrarse desactualizados, ambos han coincidido en más de una oportunidad en el goce de licencias. En este sentido un hecho se destaca por sobre el resto.
El 16 de marzo de 2006 Marinelli debió ser hospitalizado. Al día siguiente Vidal Rodríguez ya gozaba de una licencia por “motivos personales” y fue ella misma la encargada de presentar ante el juzgado los certificados médicos del magistrado para acreditar su dolencia. Una simbiosis particular por donde se la mire. También coincidieron en el pedido de licencias los días 9 y 10 de noviembre de 2006 y el 29 y 30 de marzo de 2007. Todos indicios que, para el informe, develan “el grado de confianza existente entre los jueces investigados”.
PATRIMONIO.
Según los informes realizados por la Secretaría de Transporte de la Nación, “los montos abonados a las empresas integrantes del Grupo Taselli, prestadoras del servicio ferroviario (Transportes Metropolitanos Belgrano Sur, San Martín y Roca) en concepto de compensación de costos de explotación desde julio de 2004 hasta la fecha de rescisión del último de los contratos en el mes de mayo de 2007, asciende a doscientos millones seiscientos veintiocho mil pesos”. Una fortuna, inclusive para los bolsillos anchos del empresario, quien gracias a la actuación de ambos magistrados logró dilatar tres años la rescisión del oneroso contrato.
Por eso, en el Consejo de la Magistratura buscarán también investigar su patrimonio. Marinelli tiene varias propiedades y autos. Entre ellos, casas y departamentos en Villa Devoto y Belgrano. Rodríguez Vidal, por su parte, tiene un lujoso piso en unas exclusivas torres de Palermo y en La Boca, además de propiedades en el conurbano. Curiosamente, los magistrados comparten no sólo licencias y viajes al exterior. También el gusto por los coches: cada uno posee un Renault Laguna y un Volkswagen Golf.

http://www.elargentino.com/nota-33581-La-justicia-de-espaldas.html

lunes, 18 de enero de 2010

EL RALLY Y OTROS DESASTRES

Hay tantas cosas que no pensamos y que dejamos pasar... Por eso es tan interesante lo que dice Menpo Giardinelli




Domingo, 17 de enero de 2010
OPINION
Es el medio ambiente, estúpidos
Por Mempo Giardinelli

Cuando el fiscal de Río Cuarto Walter Guzmán archivó la investigación por la muerte de Natalia Sonia Gallardo –una cordobesa de 28 años que miraba el paso del Rally Dakar– y decidió ni siquiera imputar al piloto alemán Mirco Schultis, la Argentina toda pareció no darse cuenta de lo que esto significa.
“La conducta del corredor es la propia de una carrera” –determinó Guzmán– y la joven “estaba en un lugar donde no era permitido ubicarse”.

Algo así como “algo habrá hecho” la víctima, descartando olímpicamente que el motociclista se salió del camino y atropelló e hirió a varios espectadores, y que había una enorme organización detrás de él.

La joven Gallardo no es la primera víctima del Dakar en Sudamérica. Ya el año pasado tres personas perdieron la vida: el motociclista francés Pascal Terry, encontrado muerto tres días después de desaparecer, y dos ciudadanos en Chile, en un accidente sugestivamente silenciado.

El mismo silencio cubre la historia negra de esta carrera originalmente llamada Rally París-Dakar, que fue prácticamente expulsada de Europa y de Africa, y a la que Francia exigió incluso que se le quitara el nombre de su capital. Salvo aquí, el mundo entero sabe del desprestigio de un “espectáculo” que no es más que la aventura de unos pocos privilegiados, que ha producido ya más de 50 muertes y que por doquier deja desastrosas consecuencias ambientales.

El Rally se hizo famoso por el desafío que era unir en coche Francia con Senegal. En los primeros años no se pensaba en los daños ecológicos que se producían y tampoco se cuestionaba el trato inhumano hacia los habitantes de los países africanos, entonces poco menos que bestias de carga en los campamentos. El Rally era un “safari” y con el tiempo muchos empresarios fueron descubriendo el filón que significaba el concurso de las más famosas marcas de vehículos, bebidas, tabacos y otros artículos de consumo de ricos, más los derechos de televisión.

Pero tuvieron que irse de Africa cuando los países africanos se convirtieron en “inseguros”. Un poco por hartazgo ante el daño ecológico, otro por circunstancias políticas y algunos atentados, el Rally Dakar, con el nombre reducido y nulo prestigio en Europa, debió buscar otros horizontes. Parece que hubo intentos de hacer la carrera en los Estados Unidos (Cañón del Colorado), Canadá y Australia. Pero fracasaron porque esos países, cuando depredan, lo hacen hacia fuera: en sus territorios son rigurosamente conservacionistas.

Entonces apareció la opción sudamericana, donde hay buena rentabilidad, cero rigor ambiental y funcionarios con reputación de coimeros. Argentina y Chile, dos países con reconocida distracción ambiental y nulo combate a la corrupción, eran ideales. Y encima, el cholulismo del poder y de los medios les facilita conseguir subsidios estatales, de manera que buena parte del enorme costo lo terminan pagando los contribuyentes depredados.

Los daños son tremendos, porque en los paisajes andinos, como en los desérticos, la vida vegetal y animal está siempre en delicado equilibrio, que se rompe ante el rugido de cientos de motos, autos y camiones, a grandes velocidades y consumiendo miles de litros de combustibles.

Al parecer, y según informes circulantes en la web, el itinerario fue modificado este año en su paso por Mendoza, porque algunos dueños de tierras les han hecho juicio. En Córdoba también. En cambio La Rioja, Catamarca y San Juan ya se sabe que son tierra de nadie para el desastre ecológico.

Precisamente a finales de 2009 se conoció –aunque los grandes medios porteños casi no le dieron espacio– que la Universidad Nacional de Córdoba, por abrumadora mayoría y luego de un largo debate, rechazó los fondos “donados” por la Minera La Alumbrera de San Juan. Antes lo habían hecho ya las UN de Río Cuarto y de Luján. El doctor Raúl Montenegro, uno de los impulsores del rechazo, calificó la decisión de “histórica” y “profundamente ética” porque los fondos “proceden de una empresa que consume irracionales cantidades de agua en una provincia semiárida, contamina el ambiente y rompe los tejidos sociales con sus practicas clientelares” .

No son meras palabras: desde 1997 la mina utiliza 95 millones de litros de agua por día que obtiene en Campo del Arenal, una reserva de agua subterránea poco conocida. Consume el 25 por ciento de la energía eléctrica del NOA y el 87 por ciento del consumo total de la provincia de Catamarca. Y desde 1999 se detectan drenajes ácidos que, según Montenegro, “son la peor amenaza de la minería”. Los efectos contaminantes no se reducen a Catamarca; se han comprobado en Tucumán y hasta en el embalse de Río Hondo, Santiago del Estero.

La prensa nacional calló, casi masivamente, la represión del 19 de diciembre pasado en Andalgalá, donde fuerzas de Gendarmería desalojaron la ruta donde los habitantes protestaban contra la minera. ¿Por qué? Porque el pueblo entero de Andalgalá, de 20.000 habitantes, fue vendido recientemente para la explotación minera y va a desaparecer.

La indefensión ambiental argentina es ya escandalosa. Ahí están los canales de Areco y los miles que debe haber en todo el territorio bonaerense aunque lo nieguen los señores Biolcati y Buzzi. Ahí está la amenaza al Ayuí en Corrientes. Ahí la minería depredadora en San Juan y otras provincias. Ahí la inoperancia manifiesta de la Ley de Bosques. Y ahí el insólito, ya insostenible veto presidencial a la Ley de Defensa de los Glaciares.

¿Cómo es posible que el Gobierno no advierta la estupidez de ese veto, tan grave como su inacción frente a las mineras y su permisividad con “espectáculos” como este rally, en el que hasta las Fuerzas Armadas prestan colaboración? ¿Y que en la durísima oposición casi ningún dirigente ni partido, con la sola excepción de Pino Solanas, se ocupe de estos asuntos? ¿Y que la gran mayoría de los argentinos, y sobre todo sus dirigentes, sean tan inconscientes, o corruptos, que no reaccionan ante la destrucción de nuestro hermoso territorio?

Es desesperante que a estas preguntas las responda el silencio. Es gravísimo que seamos uno de los países más estúpida y ambientalmente suicidas del planeta.

http://www.pagina12.com.ar/diario/%20sociedad/%203-138616.%20html

martes, 12 de enero de 2010

¿Es el objetivo del Grupo Clarín voltear al gobierno?

Clarín es uno de los grupos monopólicos más fuertes del país, tanto en poderío económico como en influencia. Si a él se le suman sus aliados naturales (junto a La Nación son los casi dueños de “Papel Prensa”, gracias a la dictadura de Videla, además de varios medios del interior del país); y a ello se suman las inversiones del grupo en diversos negocios... su poderío es de temer.

Hasta hoy, la influencia de Clarín sobre la política nacional era tan grande, que uno de los directivos principales lanzó hace años la famosa frase: “ningún presidente aguanta cinco tapas seguidas de Clarín”.

Tal vez haya sido exagerado, por quien lo dijo o por la leyenda urbana, pero es evidente que algo (y no poco) tuvo que ver el diario en la caída de Illia, con la permanente defenestración de la persona del presidente. Un vergonzoso golpe de Estado perpetrado por un fundamentalista de la idiotez, terminó con un gobierno honesto, destruyó la Universidad Argentina (miles de profesores tuvieron que emigrar) y llevó al país a un torbellino de violencia como nunca vista.

Recordemos que Clarín nunca se opuso a los presidentes de facto (y mucho menos con el tono y la virulencia que usó contra los constitucionales como Illia, Alfonsín o Kirchner), y que apoyó fervientemente a Videla, que le sirvió en bandeja “Papel Prensa” y con el que compartieron muchos brindis (tal como lo hizo La Nación).

A partir de allí el monopolio se hizo más poderoso, el manejo discrecional del papel base para fabricar los diarios les permitió eliminar toda competencia o, por lo menos, mantenerla acotada, y su influencia se hizo mayor.

Así lograron, ya con la caída de Alfonsín, grandes ventajas del gobierno de Menem, como la entrada a la TV, antes prohibida, para evitar… monopolios. La entrada al negocio del cable, la entrada al negocio de las AFJP, al negocio del fútbol y de los negocios agropecuarios, entre otros.
Y de Duhalde consiguieron lo que nadie: que después del 2001 sus deudas en dólares se transformaran en pesos. Pavada de ayuda en un país “libremercadista”…

También tenían la televisión por cable y, gracias al gobierno de Néstor Kirchner tuvieron la posibilidad de consolidar otro monopolio con la fusión de Cablevisión y Multicanal (que son de ellos, como tantas otras cosas que uno ni sabe todavía).
Pero con Cristina Kirchner hubo un quiebre. Algo pasó y se terminó la relación a pocos meses de iniciado el gobierno.

Plantándose como contendientes en un ring, los medios concentrados (porque ahora se unieron grupos como los de Vila-Manzano o Pierri o De Narváez) iniciaron una disputa que comenzó con el apoyo a los opositores del campo (no olvidemos que tanto La Nación como Clarín tienen fuertes intereses en ciertos negocios concentrados allí), que terminó con denuncia de la presidenta de intentos de destitución (no sabemos cuánto puede haber de verdad en ello, pero es evidente que antecedentes reales hay muchos).

Finalmente, llegó la nueva ley de Radiodifusión. Que no era una ocurrencia del momento, que estaba en las plataformas de algunos partidos políticos (incluido en el que actualmente está en el poder), que era un pedido reiterado de todos los gremios de la comunicación, de los estudiosos del tema, de las universidades vinculadas a la comunicación, de los intelectuales, artistas, técnicos, etc.

Esta ley, que venía a reemplazar una vieja y dictatorial forma de impedir la participación ciudadana en la comunicación, fue la gota que rebalsó el vaso. Además venía respaldada por una serie de entidades que habían elaborado un proyecto ¡que había sido tenido en cuenta en su casi totalidad por la presidenta! El consenso sobre esa ley era casi absoluto, pero el perjuicio para el mantenimiento del monopolio y de la influencia del Grupo Clarín era grande. Para colmo, poco antes una pelea con el protegido del Grupo (hasta ese momento), Julio Grondona, lo llevó a éste a cambiar de bando y les hizo perder el negocio del fútbol, además de los que ya habían perdido, porque se supone que tenían intereses en las AFJP y en Aerolíneas (pero esa es otra historia).

Hoy, es casi tragicómico advertir hasta dónde llega el poder de los multimedios aliados, cómo pueden manejar la realidad a su antojo y lograr una unanimidad absoluta, donde todos los medios, todos los noticieros, todos sus periodistas empleados tengan la misma voz, la misma visión de la realidad, sin matices, sin diferencias… Ni una sola disidencia. Morales Solá, Grondona, Bonelli, Nelson Castro, Eliachev, la Legrand, Susana Giménez, Silvestre, Luis Majul, por nombrar a los más conocidos, dicen lo mismo, repiten las mismas frases, las mismas consignas. Ni siquiera se diferencian entre sí.
¿Será ésta la última moda del periodismo libre? ¿Hasta el último empleado repitiendo la consignas de sus jefes?

En medio de esta lamentable situación, cómo no dudar sobre la verdadera intención de Martín Redrado a negarse a hacer lo que siempre hizo… Cómo no dudar del dubitativo Cobos que acude urgente en su auxilio… Cómo no prestar atención a que el encargado de hacer la presentación judicial de Redrado es el alabado Gregorio Badeni, abogado de ADEPA, asesor de los grupos monopólicos… Cómo no sospechar de una jueza que está presente en La Nación y en TN, que está de guardia, pero que los fines de semana no, porque los dedica a sus hijas y que hace y deshace según lo que le pide Redrado… Cómo no sospechar cuando los extremos políticos coinciden tanto…

Para nosotros, ciudadanos, ¿no habrá llegado el momento de pensar seriamente en estas cosas y dejar de repetir consignas que intentan meternos a toda hora en la cabeza?¿No habrá llegado el momento de pedir que ¡todos! respeten los tiempos electorales y dejen de pronosticar golpes y caos todos los días?

¿Y si hacemos la prueba de apagar los televisores y dejamos de leer los diarios por un mes? ¿Y si durante ese tiempo nos dedicamos a nuestro trabajo y a nuestras familias?
Tal vez podríamos atenuar muchos de nuestros males, ¿o no?