viernes, 16 de diciembre de 2011

La Justicia investiga a Mitre y a Magnetto por la causa de apropiación de Papel Prensa

Hace muchos años que se viene denunciando el despojo accionario a la familia Graiver por parte de las Fuerzas Armadas en complicidad con los diarios Clarín, La Nación y La Razón. Ahora, la Cámara Federal resolvió que el expediente que lo investiga se tramite en los tribunales porteños.



La Cámara Federal resolvió por sorteo designar al juez Julián Ercolini para hacerse cargo de la investigación contra Héctor Magnetto y Bartolomé Mitre sobre presuntos delitos de lesa humanidad que habrían enmarcado el traspaso de la empresa Papel Prensa a los accionistas privados La Nación, Clarín y La Razón en 1976, en los inicios de la dictadura. Ya el juez porteño Daniel Rafecas había estimado que había delitos de lesa humanidad, por lo que el expediente pasó a La Plata donde se investigaban delitos similares. Pero, por una cuestión de procedimiento, la Sala Primera de la Cámara apartó a Rafecas, y ratificó la causa ante los tribunales federales de la Capital Federal.



Fue en territorio porteño donde, según las denuncias de los sobrevivientes, se produjeron los “aprietes” y las torturas para que los familiares de David Graiver traspasaran las acciones a esa sociedad entre los principales diarios privados y el Estado Nacional en manos de los dictadores. Fueron los camaristas Eduardo Farah, Eduardo Freiler y Jorge Ballestero quienes resolvieron que la causa se investigue en los tribunales federales locales, pero con otro magistrado.



Ercolini (el juez ahora a cargo) es secretario de Cámara, menor de 50 años de edad, considerado independiente por sus pares y de bajo perfil. Según informa el diario Tiempo Argentino, a fines de abril pasado, los fiscales federales Rodolfo Marcelo Molina y Hernán Schapiro dictaminaron que “la presunta transferencia compulsiva de las acciones de Papel Prensa SA, de la que eran propietarios algunos de los integrantes del denominado Grupo Graiver a las empresas La Nación, Arte Gráfico Editorial Argentino (AGEA) y La Razón habría consistido en un conjunto de acciones pergeñadas y ejecutadas en su casi totalidad en la Ciudad de Buenos Aires, con la directa intervención de la junta militar en colusión con los civiles denunciados, en el marco de una persecución por motivos políticos, económicos y religiosos, desatada desde el aparato terrorista estatal”.



La causa se disparó por denuncia de otro juez, el titular del juzgado en lo Civil y Comercial número dos, Eduardo Malde. En una asamblea celebrada en Papel Prensa en mayo de 2010, un veedor judicial enviado por el juez escuchó los relatos sobre torturas por parte de la viuda de David Graiver, Lidia Papaleo; de su ex testaferro Rafael Iannover, y del ex propietario del diario La Razón, José Pirillo. Formuló la denuncia y Rafecas realizó los primeros trámites hasta que se declaró incompetente y envió el expediente, con un puñado de fojas, a Coraza. Tiempo después fue Coraza el que se declaró incompetente y devolvió las actuaciones: para ese entonces, los fiscales ya habían acumulado unos 70 cuerpos de investigación.



Como se recordará, la idea de crear una fábrica de papel en la Argentina para substituir con el esencial insumo las exportaciones que se venían realizando, fue de un economista neo desarrollista: José Dagnino Pastore, quien lo anunció en 8 de agosto de 1969. Curiosamente, el funcionario pertenecía al gobierno de un dictador, Juan Carlos Onganía, y asumía en un intento de frenar las protestas que por entonces se sucedían sin cesar en todo el país, con el fin de darle al gobierno un tono más populista y nacionalista. Este plan, en principio contó con el rechazo de los principales medios reunidos en ADEPA.



Aunque con dificultades, el proyecto siguió adelante, con el aporte de fondos a partir de un impuesto a la importación de papel para diarios (el 10%) y un aporte del Banco Industrial de la República. El intento se continuó durante el posterior gobierno de Lanusse y otro ministro de economía más desarrollista, Aldo Ferrer, continuó el proceso desde 1970 hasta el 28 de mayo de 1971. Durante ese período hubo licitaciones y venta de acciones, con la finalidad de evitar monopolios. Propietarios de acciones, entre otros, fueron César Cívita y Editorial Abril, hasta que entra en juego David Graiver, quien se estima que había invertido en la futura fábrica de papel cerca de 15 millones de dólares.



Finalmente, en 1976, tras la muerte dudosa de Graiver, la dictadura de Videla “ofrece” la fábrica, y el control del insumo, a cuatro diarios: La Nación, La Prensa, La Razón y Clarín. La Prensa se niega a participar por razones éticas, y los otros tres “compran” muy baratas las acciones de los Graiver, entre otros, y pasan a controlar el papel, con el apoyo de la dictadura, lo que se mantiene hasta el día de hoy, en que Clarín duplica sus acciones, por la compra de una casi quebrada La Razón y aumenta su poderío, gracias a la denunciada restricción del papel a su rival de entonces, “Crónica”.



El resto de los diarios del país, que no pertenecen al grupo y a su aliado La Nación, siguen esperando una justicia que todavía tarda demasiado en hacerse presente.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Perlas informativas de noviembre, por Pascual Serrano

(La foto se refiere a la última información).



El periodista Pascual Serrano y algunas mentiras de la prensa internacional en el mes de noviembre:


Internacional
Matar a los vecinos

En una noticia del 27 de octubre en el telediario de TVE1 sobre Libia aparecen imágenes de una persona cargando su furgoneta y nos dicen que se marcha del barrio porque mataron a su hermano. En concreto dicen: "lo mataron por defender la revolución, pero no fueron las fuerzas de Gadafi, sino sus propios vecinos". Ya entiendo por qué la OTAN bombardea a los civiles, para proteger a los rebeldes, matan a los vecinos que les atacaban.


Devora materias primas
El 8 de noviembre El País, en un especial denominado “China conquista América Latina”, titula El gigante asiático devora las materias primas de la región”. Que un periódico precisamente de España, que tiene entre sus anunciantes a Repsol, Endesa o Iberdrola, denuncie el expolio de materias primeras primas en América Latina resulta irónico si es para responsabilizar a China. Lo más curioso es que al leer la noticia aparecen ejemplos como el compromiso chino “para establecer en Brasil una fábrica de trenes, de manera que además de la exportación, China transfiera la tecnología y facilite la generación de empleo local. China comenzó haciendo un pedido a la fábrica de Brasil de otros 35 aviones comerciales Embraer 190. Hasta el 30 de abril pasado, el fabricante brasileño había vendido en China 135 aeronaves, de las que 90 ya habían sido entregadas, según la agencia Xinhua, que destaca que en los próximos 10 años, 'China necesitará 470 aviones comerciales, con un valor de 40.000 millones de dólares'”. Más adelante se afirma que “en 2010 China se situó en el tercer puesto de los inversores en la región, con un total de 15.000 millones de dólares y una cuota de participación del 9%, por detrás de Estados Unidos (17%) y Holanda (13%)”. Pues vaya forma de devorar materias primas.


Benetton insolidaria
Este mes tuvo eco la campaña publicitaria de Benetton donde aparecían montajes fotográficos de apasionados besos en la boca de Nicolas Sarkozy y Angela Merkel o el Papa y el imán egipcio Ahmed el Tayyeb. Una campaña de ese tipo debería haber generado un debate ético en los medios. Efectivamente provocó un texto en El País el 19 de noviembre, en su página reservada a los editoriales. Pero al diario lo que le indignó es que con esa campaña Benetton logra aparecer en los medios de comunicación sin pagar publicidad, según El País se trata de “una insolidaridad manifiesta con los medios que siempre han subsistido gracias a la publicidad y ahora sufren la crisis”. Esa es la única cuestión deontológica que les preocupa: que las empresas son insolidarias cuando no les contratan publicidad.


Mejor sin gobierno
Por si alguien sigue empeñado en que nos gobiernen los elegidos por las urnas y no acepta dejar la política en manos de los tecnócratas neoliberales Antena 3 nos colocaba este titular el 23 de noviembre referido a Bélgica: "500 días sin gobierno y la economía mejora".

Coste del seguro
El presidente venezolano Hugo Chávez, en un acto de soberanía nacional, se trajo de Europa varios kilos de lingotes de oro valorados en 300 millones de dólares, propiedad del estado venezolano, con el objetivo de ponerlos a resguardo de la inestabilidad de los mercados internacionales. El comentario de la noticia en el diario Público el 27 de noviembre: que costó siete millones de dólares en seguros. Todos los días hay transportes de dinero en todo el mundo y nunca critican en la prensa el coste de los seguros.

España
Debate en televisión
Como se recordará, el 7 de noviembre se emitió en televisión el debate entre Rubalcaba y Rajoy. Al día siguiente El País titulaba triunfalmente: El debate de Rajoy y Rubalcaba fue seguido por 12 millones de espectadores”. Leyendo con detalle la noticia descubrimos que esa audiencia fue el resultado de sumar las 17 cadenas que emitieron el debate la noche anterior: TVE, Antena 3, Canal Sur, Canal 9, Telemadrid, Cuatro, la Sexta, Aragon TV, IB3, 7RM, V Televisión, CMT, CYLTV, 24 horas, Intereconomía, VEO7 y 13TV. Como se puede apreciar, prácticamente toda la oferta televisiva, sólo faltó Telecinco. Las personas que siguieron el debate suponían el 54,2% de cuota de pantalla (más de la mitad de los espectadores que en ese momento estaban ante un televisor). Lo impresionante es que quedó otro 45,8 % de espectadores que no sintonizaron ninguno de esas 17 cadenas, lo que nos da idea del poco interés que despertaron los dos presidenciables.


Derecha y medios públicos
Lo dijo bien claro la presidenta madrileña el 7 de noviembre en el diario El País: Esperanza Aguirre: 'No creo en los medios de comunicación públicos'”. Efectivamente, la derecha no quiere medios de comunicación de propiedad pública, no porque no quiera que estén al servicio de su ideología, sino porque sabe que para servir a la ideología neoliberal no hay nada mejor que los privados. En contra de lo que suelen decir, los medios públicos son más difíciles para dominar: sus sindicatos son más fuertes, la oposición siempre tiene influencia y a los ciudadanos no se les puede denegar tan fácilmente el acceso como en los privados. En cambio, los privados son perfectos para la derecha: grandes grupos empresariales que comparten su ideología, política laboral que garantiza la sumisión de los profesionales, connivencia con los gobiernos mediante publicidad institucional, políticas fiscales, desgravaciones por I+D. Y además los dueños de los privados nunca pueden ser derrocados por los votos de los ciudadanos.


Ministro y constructor
Con motivo de una información de El País del 28 de noviembre me entero de que el presidente de la patronal de constructoras medianas Aerco es Javier Sáenz de Cosculluela, curiosamente quien fuera ministro de Obras Públicas con Felipe González entre 1985 y 1991. De modo que el gobernante que buscaba la mejor empresa constructora para hacer las obras del Estado terminó como presidente de estas empresas. ¿De qué lado estaría durante los seis años en que fue ministro?


* Perla publicitaria
Se trata de un cartel publicitario en la ciudad de Moscú bajo el formato de publicidad social de interés público. El anuncio dice “Agua limpia: la salud de un pueblo. El agua limpia aumenta la inmunidad”. En la esquina inferior izquierda se observa el escudo de la ciudad de Moscú y las palabras “Con el apoyo del Ayuntamiento de Moscú”. Se da la circunstancia de que en la ciudad no se debe beber el agua del grifo, saturada de metales pesados, por lo que los moscovitas deben gastar el dinero en agua embotellada o filtros mientras el Ayuntamiento no resuelve la potabilidad del agua. Eso sí, en la esquina de la derecha dice “Patrocinador de la campaña: Barier”, una empresa de filtros para el agua.


Pascual Serrano es periodista. Su último libro es "Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuścińsky, Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa" . Editorial Península. Barcelona
http://www.pascualserrano.net/

martes, 20 de septiembre de 2011

Una torpe nota de Alcira Argumedo (INFOSUR)



La Diputada Nacional de Proyecto Sur defiende su precaria postura post electoral manipulando, pero denunciando ser la víctima de una ‘manipulación’.

Empieza su nota con una cita textual: “Recientemente, Alcira Argumedo aparecía en un programa de televisión tratando de explicar el 0,9% de Proyecto Sur y dijo como excusa que sus spots de campaña eran malos. El 0,9% no se puede explicar por los spots de campaña. En ese caso, estaríamos todos condenados a juntar plata, a hacer vaquitas y contratar publicistas”. (María Pía López, entrevista en Iniciativa. Por un proyecto nacional, popular y latinoamericano. 7/9/2011) (http//espacioiniciativa.com.ar)

Que la Argumedo trató de explicar parte de la derrota con ese argumento no caben dudas, pero lo que la diputada arguye es que lo repitieron demasiadas veces. Por lo tanto descalifica la crítica a su banalización argumental, señalando a quienes realizan en forma permanente una operación en su contra o en contra de su jefe: Pino Solanas.
¿Qué argumentos utiliza?:
“El manual más primitivo de Ciencias de la Comunicación enseña que, para manipular la información y los discursos, es suficiente la simple operación de sacar frases o palabras de contexto, cortar un pedacito y repetirlo varias veces, de modo tal que aparezca como una afirmación categórica, con valor en sí misma, como el núcleo esencial de un pensamiento: ésta es la mecánica característica de los programas del señor Diego Gvirtz y en particular de ese que seguramente pasará a la historia por su deslumbrante grandeza y calidad: 6, 7, 8.”
Bueno, bueno, si eso no es coincidir con Marianito Grondona en lo hitleriano del kirchnerismo, le pega en un palo.

Compara entonces ese mecanismo con el que impera en el INDEC.
Si eso no es una comparación, por lo menos endeble y exagerada, ¿qué es?
Se le podría responder diciendo que los elogios de Grondona a su jefe y la aprobación de éste lo vinculan directamente con el apoyo a los golpes militares que el periodista supo realizar durante toda su vida, utilizando el mismo recurso que ella emplea.

Y sigue con los ejemplos, citando fuentes calificadas como: “me encontré con un alumno de Sociología y me contó…” ¿Una cita clave para desacreditar al INDEC? Afirma luego con una soltura de cuerpo ¿propia de un profesional de la sociología?, vitando a su fuente: “llega la patota de Guillermo Moreno y… nos ordena…” ¿Cómo rebatir semejante argumento?

Y como si no lo estuviera haciendo, explica que descalificar o ridiculizar a la persona de quien se trate es una “operación muy útil para eludir todo otro tema incluido en ese discurso o información que pueda resultar incómodo”.

Se despacha luego con una afirmación surgida de su propia imaginación: “no pueden discutirse las políticas kirchneristas del modelo; sólo lo hace la gente estúpida”.

Esta argumentación elemental, coincide con su actitud de dejar de lado cualquier valor positivo que pudiera tener el gobierno o alguna de las medidas que tomó en ocho años. Pasa entonces a un detallado recuento de todo lo malo, que reprodujeron hasta el cansancio los medios opositores: “la expansión de los negocios de la minería a cielo abierto con uso intensivo de cianuro y contaminación de fuentes de agua, de tierras y aire: el Parlamento Europeo la ha prohibido en toda Europa, por sus “consecuencias catastróficas e irreversibles”.
Esto de poner de ejemplo al capitalismo europeo, si bien no suena muy bien en un discurso de la izquierda virulenta, no le hace mucho bien al argumento. Acusa después, a todos los que no comparten su posturas, de callar “ante el accionar de las petroleras privatizadas” y dejar que saqueen al país.

Afirma muy suelta de cuerpo: un ¿75%? de los jóvenes desocupados o precarizados; un 50% de los trabajadores que ganan menos del salario mínimo (¿dónde estarán las fuentes de sus estadísticas?). Y luego mezcla “la pobreza y las muertes de chicos por desnutrición”, “las conductas de gobernadores aliados o barones del conurbano”. Iguala al gobierno con Capaccioli y la efedrina, Ricardo Jaime y su enriquecimiento; Juan José Zanola y los medicamentos truchos; los hermanos Juliá saliendo del aeropuerto de Morón y pasando por Ezeiza con una tonelada de cocaína; José Pedraza; Sergio Schoklender; “ciertos jueces del Poder Judicial”...
Parece que para ella todos son cuadros del kirchnerismo, y no dice que están procesados por la Justicia. ¿A quién los antepone? A “Artigas, Belgrano, San Martín, Bolívar, Martí, Alem, Mariátegui, Sandino o Ugarte: todos ellos fueron grandes derrotados políticos”.
Caramba, acá sí que no se queda corta en su comparación. Los grandes hombres son iguales a Alcira Argumedo y a Pino Solanas, los “grandes derrotados”… Le faltó agregar a Elisa Carrió y completaba la escena de los denunciadores compulsivos…

Finalmente sigue criticando a María Pía López, al programa 678 y al gobierno, con una impunidad y una simpleza que llama la atención en un personaje considerado como un importante intelectual en la Argentina.

Hay quien opina que un intelectual no debe meterse en política partidista porque pierde su capacidad de analizar con ecuanimidad o con cierta objetividad la realidad.
Pero no se trata de hacer un “silencio cómplice y la condena a toda crítica”, sino el dejar de plantear como verdad revelada que lo que yo digo es lo único justo, que mi visión de la realidad es la única acertada, que el que no hace lo que yo pienso que se debe hacer es un corrupto, o ¿porque yo esperaba más? (como dice Pino Solanas) “son de ultraderecha”.

El tiempo pasa para todos, pero la enfermedad del ultra izquierdismo, está demostrado, no sólo ataca a los marxistas, sino también a los peronistas de toda la vida como Pino Solnas, y lo más triste es que los extremos se unen a la vuelta de la vida. No sea cosa que asistamos al milagro de un frente revolucionario donde Altamira, Chiche Gelblum, Marianito y Pino estén en primera fila.
Sería como una auténtica poesía discepoliana, pero del siglo veintiuno…

La nota de Argumedo puede leerse completa en: http://www.argenpress.info/2011/09/intelectuales-6-7-8-la-realidad-gusto.html

martes, 23 de agosto de 2011

Cómo se libra la batalla cultural

Cómo se libra la batalla cultural
Publicado el 23 de Agosto de 2011
Por Sandra Castillo Especialista en Comunicación Política.


Un interesante artículo para analizar y discutir

Entre 2003 y 2010, el gobierno kirchnerista fue constituyendo una dimensión constante de la acción política del Estado, subvirtiendo y complicando las operaciones de las ideologías discursivas del poder establecido.
La mediocracia es un sistema mediante el cual los medios como actores sociales, políticos y económicos establecen sus propias tácticas y estrategias para imponer la hegemonía de sus representaciones al poder político, a través de la ciudadanía-consumidora. Simplificando, podría decirse que los medios son empresas que “venden” ideología e inclusive venden a sus “públicos” a otras empresas, por tanto, la imagen del mundo que representan refleja la perspectiva de determinados intereses que debe ser funcional a “compradores”, “vendedores” e inclusive al “producto” mismo.

La democracia es un sistema de relaciones y propiedades en constante ebullición en la que todo está determinándose identitariamente de manera continua. Es conflicto permanente, opacidades, construcción y deconstrucción de espacios hegemónicos. La política, los políticos, codifican y decodifican; los medios también. Ambos se enfrentan en el campo de batalla por la hegemonía y la construcción de las representaciones sociales. Estas comprenden la reestructuración de imaginarios y universos de sentido; permiten establecer una reorganización de sentidos en la que ciertas cuestiones se reivindican mientras otras se satanizan; unos temas se exaltan para que otros se expulsen de los discursos del “sentido común”. Estamos ante dos polos de poder que se enfrentan por la hegemonía política, cultural y económica para establecerse como centralidad. La comunicación a través de su centralidad mediática funda un orden complejo en el que se articulan valores, ideologías e intereses ante los que las democracias modernas se encuentran desprotegidas. Los modos en que las representaciones de los medios se vinculan con la sociedad y sus transformaciones culturales implantan a la comunicación como protagonista ineludible y de vital trascendencia. Los ciudadanos-consumidores utilizan las representaciones mediáticas de los fenómenos sociales como recursos para orientarse, para comprender, para alinearse en las propias interacciones cotidianas. Estas operaciones complejas sostienen un andamiaje cuya capacidad para dominar el mercado de las ideas ha permitido inducir a la conformidad con respecto a la doctrina establecida reflejando las perspectivas y los intereses del poder económico dominante. La gran mayoría de la población se informa de las cuestiones públicas a través de los medios. En la televisión y la radio los mensajes más complejos se decodifican de manera más lineal. La incidencia en estos ámbitos por su rol central y por su predominio en la distribución de agenda mediática es fundamental, porque mediante este aparato de control social se ejerce una incidencia en la dinámica entre el político y el ciudadano interviniendo con la producción social de sentido que brindan sus representaciones de la realidad a favor de intereses económico-empresariales que permanecen en opacidad para los ciudadanos-consumidores. ¿Por qué no funcionó entonces en las PASO la influencia de los medios masivos de comunicación?

Sin duda las razones del amplio triunfo del kirchnerismo no está ligado al pensamiento de Biolcati que configura a los 10 millones de votantes de CFK como “distraídos tinellizados poseedores de plasmas comprados en cuotas”, pero tampoco podemos creer apresuradamente que son la expresión contundente de un cambio cultural.Es posible que lo más interesante del voto haya expresado cuestiones emergentes sobre el par antagónico democracia-mediocracia. Entre 2003 y 2010 el gobierno kirchnerista fue constituyendo una dimensión constante de la acción política del Estado, subvirtiendo y complicando las operaciones de las ideologías discursivas del poder establecido. Inclusive en los momentos más aciagos se optó por avanzar en esa dinámica a costa de duras derrotas simbólicas y aun electorales. Esta opción empecinada ha logrado que los sectores del campo –a modo de ejemplo– le brinden su voto al gobierno contra el que hace escasos días seguían protestando.

Antes, entonces, que las razones de orden económico, se encuentran las razones de orden político que dieron paso a distintas medidas audaces e inesperadas que fueron beneficiando a cada uno de los sectores sociales. También a aquellos que descreen de la intervención del Estado y que pueden haber votado al gobierno a disgusto. Por otra parte ni los medios de comunicación masiva ni mucho menos los candidatos de la oposición construyeron el discurso adecuado al cambio que representa el kirchnerismo. Todos ellos quedaron atados a un esquema discursivo anacrónico, despiadado y falto de matices. La repetición constante de los problemas de seguridad provocó hartazgo, e incluso, en casos resonantes, los hizo caer en errores groseros que la realidad no verificó; la agresividad los emparentó con los discursos que ellos mismos señalaban como autoritarios; la negación constante y aun más el ocultamiento de las medidas gubernamentales provocó una fisura entre el aparato comunicacional y la vida cotidiana; el lenguaje marketinero instalado en candidatos sin práctica los vació de contenido y de sentido; los temas económicos o los proyectos en mora se contrastaron con las realidades internacionales y quedaron neutralizados. En síntesis les falló la comunicación.Ahora, a dos meses de la elección real, los candidatos, medios opositores y también algunos consultores aparecen como un boxeador aturdido que tira golpes débiles e imprecisos, sin aire para seguir; mientras tanto el gobierno persevera en su estilo con el acierto de no haber sobreactuado su ventaja.

Sin embargo, la capacidad de expresión, circulación y transmisión de los dispositivos de la mediocracia conservan un poder de fuego al que recurrirán para rehacerse de esta derrota. No están en retirada, es apenas un repliegue para tomar fuerza y volver a dar batalla. En unos días reaparecerán a crear sentido, a instalar en la sociedad temas, categorías y elementos, instituyéndose como la plaza pública en la que mediada por su discurso, lo real está identificado con lo representado. Volverán a seleccionar, discriminar, ordenar, hacer inteligible la información en el marco de sus intereses desde la lógica mediante la cual las representaciones mediáticas que hacen de la realidad son la realidad misma.

Es cierto, como dice Cynthia Ottaviano, que el Estado debe hacer cumplir los límites creados y que la sociedad debe acompañar esta acción. Pero sin la Ley de Medios en vigencia plena, quienes hacemos la comunicación somos actores principales de este momento histórico y tenemos la obligación de seguir deconstruyendo los discursos cotidianamente y de iniciar un debate profundo sobre el sentido de nuestra profesión

miércoles, 10 de agosto de 2011

Murió el periodista Claudio Díaz

Claudio Diaz, un joven periodista que supo plantarse ante Clarín y renunciar antes que bastardear la profesión, acaba de morir.


Escribió libros, recibió amenazas y castigos de parte del Grupo y declaró con la mayor ética: "prefiero trabajar de remisero antes que traicionar mi vocación periodística".

Dios le dijo: "te quiero a mi lado, porque como vos hay pocos". Los "periodistas" del grupo, esos que ponen la cara endurecida... cuentan dólares.



LA RENUNCIA A CLARIN DEL PERIODISTA CLAUDIO DIAZ
(La renuncia es del 3-04-2010)
He tomado la decisión de renunciar al cargo de redactor que ejercía y, como es de rigor en estos casos, quiero despedirme de los amigos que gané durante mis siete años de permanencia en el diario y de los buenos compañeros con los que compartí muchas tardes entretenidas.
Pero no quiero irme sin antes explicarles, a ustedes y también a quienes ocupan los cargos jerárquicos de esta empresa, los motivos de mi retiro. A fines de marzo la revista Veintitrés me pidió una opinión sobre el rol que cumplen los medios periodísticos y algunos intelectuales en la elaboración del discurso político actual.
Yo efectué una dura crítica a lo que se da en llamar el Grupo Clarín y acentué, particularmente, lo que a mi criterio había sido una clara manipulación informativa durante la cobertura del conflicto Gobierno vs. Campo, tanto por parte del diario como de Canal 13 y TN. En este caso no hice más que expresar, libremente, la vergüenza que me provocó -como periodista pero también como simple ciudadano- el ejercicio “periodístico” del Planeta Clarín y sus satélites.
La reacción por parte de la empresa, como es de suponer, fue inmediata.
Y hasta la consideré razonable.
Es más: a uno de los colegas aludidos, Julio Blanck, le dí explicaciones acerca de por qué yo lo incluía en una lista de hombres de prensa que -desde mi punto de vista- sostienen un discurso “progresista” pero le terminan haciendo el juego al llamado establishment.
Hasta ahí todo bien.
Lo que siguió después es distinto.
Las autoridades editoriales (en este momento no se me ocurre otro término) le comunicaron a mis jefes que “de ahora en más” dejara de escribir la página 3 del Zonal (que se supone es la más “importante”) y que me limitara a hacer -es textual- “notas blandas”.
Una estupidez, realmente.
Pero pocas horas después se emitió otra orden: que no se me autorizara a tomar la totalidad de días de vacaciones adeudados, que había pedido para esta semana…
No dieron argumento alguno para justificar la negativa. La verdad es que por ninguno de estos dos castigos tendría que haberme hecho mala sangre.
Sin embargo, dije “basta” y tomé la decisión de no seguir adelante con mi trabajo en el Zonal, harto del doble discurso de este diario, de su hipocresía, de pontificar en sus editoriales y notas de opinión una cosa para después hacer otra.
Es tanta la repugnancia que sentí por quienes posan como adalides de la libertad de expresión que me dije a mi mismo: “hasta aquí llegué”.
Quiero decir: hace más de 20 años que ejerzo el oficio de periodista; conozco perfectamente los condicionamientos que nos ponen para atenuar o directamente diluir nuestra vocación de contar y decir las cosas como uno cree que son, aun a riesgo de equivocarse.
En fin, en casi todos lados he comprobado (eso tan viejo pero siempre vigente) que una cosa es la libertad de prensa y otra la libertad de empresa.
Pero lo que viví en Clarín en los últimos tiempos superó todo… Gracias a Dios, ¡todavía tengo vergüenza!
Pero lo que ya no tengo es estómago para tragarme las cosas que hace este diario en nombre del periodismo.
A esta altura ya no puedo soportar tanto cinismo.
Como cuando desde un título o una nota se insiste en que no decrece el nivel del trabajo en negro y las condiciones laborales son cada vez más precarias, siendo que en todas las redacciones del Grupo se emplea a pasantes a los que se los explota de manera desvergonzada, obligándolos a hacer tareas de redactor por la misma paga que recibe un cadete, sin obra social ni vacaciones.
Es el mismo cinismo de despotricar contra la desocupación al tiempo que se lanzan a la calle nuevos productos sin contratar a trabajadores, duplicando y hasta triplicando el horario de los que ya están dentro de la maquinaria.
Es el mismo cinismo de presionar a redactores para que se conviertan en editores, bajo la promesa (falsa) de que “algún día” se les reconocerá la diferencia salarial.
Si, como se sostiene el martes 15 en la cotidiana carta del editor al lector, “son los medios y los periodistas los que deben regularse y actuar con responsabilidad democrática”, pues bien Sr. Kirschbaum, yo empiezo por esa tarea. Porque si Clarín tanto se rasga las vestiduras asegurando que respeta la libertad de expresión, ¿por qué sanciona a un periodista que vierte, ejercitando esa libertad de pensamiento, una opinión?
Tengo otras cosas para decirle a usted y a quienes lo secundan (si es que a esta altura todavía están leyendo…): la demonización que practica el diario a través de un “inocente” semáforo que cumple la misión de dividir al mundo en ángeles y demonios (según el interés ideológico o comercial del Grupo), ha llegado al nivel de un verdadero pasquín que nada tiene que envidiarle a las publicaciones partidarias.
Es peor todavía, porque éstas tienen la honestidad de reconocerse como expresiones de un partido político o de un espacio ideológico.
En cambio, Clarín se imprime bajo el infame rótulo de periodismo independiente…
En pos de engrosar la cuenta bancaria se ha perdido todo decoro.
Da la sensación de que los que se llaman periodistas o columnistas ya ni sienten un mínimo de pudor por haberse convertido en contadores del negocio mediático, desvividos por saber cuánto dinero ingresa a las arcas; lo único que les falta es salir con el camión de Juncadella.
Digo esto porque ha sido patética, en la misma carta del editor del martes 15, la reacción editorial contra otros medios periodísticos competidores que estarían atreviéndose a morder un pedazo del queso que el Grupo quiere deglutirse, como de costumbre, solito y solo, calificando a aquellos de miserables, travestidos y miembros de una jauría.
¡Después cuestionan a D’Elía o a Moyano por las palabras “ofensivas” que lanzan contra el periodismo independiente y democrático!
La mayoría de quienes me conocen saben de mi simpatía y hasta cierta militancia por el peronismo.
Pero también saben que no me une ningún tipo de relación con el gobierno, ni con su tan temido Observatorio de Medios, ni con los jóvenes de la Cámpora ni tampoco con sus “grupos de choque”.
La aclaración vale para que estén tranquilos y no piensen que durante estos siete años fui un agente infiltrado en el Zonal Morón.
Simplemente amo el trabajo periodístico, tengo pensamiento propio (aunque, qué le vamos a hacer…: no es el políticamente correcto) y un compromiso de honrar mi oficio.
A Ricardo Kirschbaum, a Ricardo Roa y a tantos otros que mandan les digo que estoy preparado para asumir lo que venga, porque no me extrañaría que las redacciones de otros medios empiecen a recibir llamados telefónicos pidiendo que se me prohíba trabajar de lo que soy.
Tan libre me siento, tan espiritualmente íntegro de poderles decir lo que les digo (aunque les resbale), que ya no me importa si la larga mano del Grupo le pone candado a mi futuro para no dejarme otra opción que trabajar como remisero o repositor de supermercado.
Me voy orgulloso de haber seguido aprendiendo lo que es vocación, oficio, dignidad y ejercicio responsable del buen periodismo.
Que me lo dieron los jefes de los zonales y un montón de amigos y compañeros a quienes no voy a nombrar para evitarles quedar marcados por mi cercanía afectiva.
Me voy avergonzado de la conducta de quienes deberían honrar el trabajo periodístico y no lo hacen.
POSDATA: Mis queridos amigos: aquí les he reenviado el texto del correo que despaché hoy a compañeros del diario y a los principales jerarcas (Kirschbaum, Roa, Blanck, Van der Kooy, entre otros) explicando los motivos de mi renuncia.
Desde mañana, viernes, dejo de trabajar. Ya saben que también dejo el celular del Grupo.
De modo que para comunicarse conmigo por ahora tienen el teléfono de casa y este correo. Espero contar con un nuevo celular la próxima semana.
Fuerte abrazo para todos.

Claudio

lunes, 30 de mayo de 2011

Denuncian un gran desfalco en Papel Prensa

Publicado el 24 de Mayo de 2011 por Tiempo Argentino

Los síndicos titulares de Papel Prensa SA denunciaron ayer un gran desfalco económico perpetrado por Clarín y La Nación en desmedro de la compañía. Daniel Reposo, a su vez titular de la SIGEN, y Agustín Tarelli, presentaron un escrito ante el accionista por parte del Estado, Guillermo Moreno, y ante la Comisión Nacional de Valores (CNV). Recomendaron llevar el asunto a la justicia penal. Dijeron tener probado un perjuicio para la sociedad por 5 millones de pesos, en una maniobra administrativa efectuada el año pasado.Reposo y Tarelli citan el inciso 1 del artículo 177 del Código Procesal Penal de la Nación, que habla sobre el uso indebido de información privilegiada.

Los accionistas privados de Papel Prensa –según los síndicos– adquirieron entre agosto y octubre del año pasado, justo antes de subir el precio del papel, 11 mil toneladas al precio anterior. “Todo ocurrió cuando no estaban los directores del Estado”, señaló una fuente del gobierno.
El dato se pondrá de relieve en el mes de julio, cuando se deba aprobar el balance de la firma.

Además, los síndicos de la empresa informaron que consiguieron prueba documental sobre otros dos hechos. Por una parte, sobre la reventa de papel impreso que realiza AGEA –del Grupo Clarín– a Papel Prensa a 900 pesos la tonelada. Un volumen que llega al 7,7% de la producción total de la papelera, y que representa el 13,8% de la demanda insatisfecha de clientes no relacionados. La jugada le permite a Clarín, además, saturar con una tirada gruesa los centros de ventas, y obliga a sus competidores a importar papel.

Por otro lado, los funcionarios dieron pistas firmes sobre la licuación de una pesada deuda que Clarín y La Nación tenían en 2003, cuando les aplicaron una quita del 72,6% de los intereses, con un plazo de gracia de 32 meses, y el saldo lo pagaron en ocho cuotas anuales, con un interés compensatorio sólo del dos por ciento sobre saldos, pagaderos semestralmente. “Una tasa por debajo de la tasa libor, que es con la que prestan los bancos mayoristas a los minoristas, distinta a la que se le aplicó a otras empresas”, argumentaron las fuentes.

La semana pasada, luego de que la justicia los restituyera a partir de una presentación formulada por la CNV, volvieron a participar tres directores que representan al Estado en el directorio de Papel Prensa, que cuenta con un total de diez integrantes. La Secretaría de Comercio Interior, a cargo de Moreno, es quien representa al Estado dentro del directorio de Papel Prensa.

lunes, 9 de mayo de 2011

Representaciones mediáticas sobre lo masivo



Sobre la aparición de los nuevos diarios “populares” un artículo excelente del investigador Martín Becerra.

Año 3. Edición número 155. Domingo 8 de mayo de 2011
Por Martín Becerra, Univ. Nac. de Quilmes. Conicet
cultura@miradasalsur.com

La aparición de los diarios Muy (Grupo Clarín) y Libre (Editorial Perfil) despertó el interés del ambiente periodístico por varios motivos:

1. Estos dos nuevos emprendimientos tienen como destinatario ideal a un público popular, de clase media y media-baja. Este segmento de la población, que hasta hace tres décadas era intensiva consumidora de diarios y revistas populares, acusó el impacto del desmantelamiento del aparato productivo nacional –su fuente de ingresos– reduciendo también sus consumos culturales. Que hoy el mercado de medios apunte a la clase media-baja es un indicio de la recuperación macroeconómica y del poder de compra de un sector castigado hasta hace pocos años por sucesivas políticas económicas.

2. Surge el interrogante sobre los cambios en el consumo de prensa por parte de los sectores populares que, además de condicionados por la merma en sus ingresos, también fueron afectados por la presencia de otros medios: notablemente la televisión multicanal y de pago, con enorme presencia en los asalariados argentinos; y recientemente las conexiones fijas y móviles a internet. Hay ya generaciones de argentinos de clase media y media-baja en los que la lectura del diario no forma parte de sus hábitos cotidianos. En este sentido, la industria de periódicos, con el lanzamiento de dos nuevos productos, parece querer inyectar una necesidad en la sociedad, lo que constituye una apuesta de resultado incierto.


3. El segmento estaba, hasta ahora, cubierto en parte por dos diarios del Grupo Clarín (diarios Clarín y Olé) y, en particular, por Diario Popular, un medio sólido con un sostenido incremento en ventas que interpela a sus lectores desde un lenguaje consistente y conocedor de su cultura. También Crónica, que había liderado el segmento y en las últimas dos décadas perdió eficacia y ventas, complementa este nicho.


4. Como bien consignó Diego Rottman en http://www.malaspalabras.com, Libre y Muy parecen “diarios escritos por periodistas de Palermo para lectores del conurbano”, a diferencia, justamente, de Diario Popular. Para Rottman, “es hasta gracioso que Libre ofrezca su PIN de Blackberry”.


5. Si algo caracteriza a los empresarios de medios, más allá de su apoyo u oposición al actual Gobierno, es la constante queja acerca de la insuficiencia del mercado publicitario para sostener los costos de producción. Es extraño, entonces, que en un ámbito geográfico que ya contaba con 14 diarios se sumen ahora otros dos. La torta publicitaria de la que viven los medios es inelástica y en sus primeros ejemplares ni Libre ni Muy atrajeron grandes anunciantes. Con un precio de tapa de 2,5 pesos y sin publicidad, la razón de la existencia de estos dos nuevos diarios resulta, pues, extraeconómica.


http://sur.elargentino.com/notas/representaciones-mediaticas-sobre-lo-masivo

jueves, 3 de marzo de 2011

"Clarín miente..."

En el año 2000 los grandes medios de prensa de nuestro país (Clarín y La Nación), intentaron destruir al gremio de canillitas: primero bajando su porcentaje de ganancias y luego quitándole la exclusividad para vender diarios y revistas. Entonces, algunos de los perjudicados, iniciaron una campaña en defensa de sus fuentes de trabajo y, entre sus muchas acciones, pintaban en las paredes: “Clarín miente”.

¿Por qué fue? Porque veían que los diarios, cuando decían que su intención era garantizar la “libertad de prensa”, ocultaban que la verdadera intención era monopolizar la venta de diarios eliminando la competencia.

Porque lo cierto es que los quioscos de diarios, repartidos por todos los barrios, venden todos en igualdad de condiciones. La revista de mayor lujo está al lado de otra de deportes o de humor, y un semanario político puede estar al lado de otro de poesía. Algo que garantiza la pluralidad de voces. Para el Grupo Clarín, apoderados del papel (la materia prima), sólo les faltaría concretar la comercialización y su poder sería absoluto por sobre los posibles competidores.

En la época en que los hoy mayorcitos estudiábamos periodismo, aprendimos que un título, una foto o una tapa, tanto podía revelar la realidad como ocultarla. Por esa época pudimos advertir cómo los grandes diarios mentían, simplemente ocultando o resaltando según su interés.

Apenas iniciado el siglo, quien esto escribe tuvo posibilidad de participar en varios seminarios dictados por Adepa (que representa a los dueños de diarios). Algunos de esos seminarios eran sobre “periódicos regionales”. Allí, diarios y periódicos de todo el país contaban sus experiencias y explicaban cómo hacían para sobrevivir. Al tiempo comprendimos que los participantes no eran los que aprendían, sino que fue al revés: con las experiencias, tomadas una a una, poco tiempo después Clarín iniciaba su etapa de suplementos locales.

Y el círculo cerraba. Gracias a Videla se habían quedado con el papel en 1977, manejando los precios y las entregas fueron eliminando a la competencia (Crónica, Ámbito, entre otros), consiguieron que los gobiernos de Menem y Duhalde les entregaran las radios, los canales y el cable, luego este último licuó sus deudas durante la crisis y, por fin, monopolizando la comercialización, sólo les faltaba liquidar a los regionales en el resto del país.

Los suplementos locales del Grupo Clarín competían deslealmente con los medios locales y regionales, salían a pérdida, pero trataban de atrapar pequeños anunciantes (los grandes siempre los tuvieron), liquidaban el pequeño negocio de volantes insertados por los diareros y, de paso intimidaban a los municipios que, inmediatamente les dieron publicidad, con la esperanza de que el gran cuco los tratara bien, o que alguna vez les diera espacio en la nave insignia. Pero todavía no triunfaron; canillitas y medios pequeños lucharon para evitar que los aplasten.

Algunos logros se consiguieron. Hoy se cuestiona la adquisición y monopolio del papel, los canillitas lograron que se mantuviera su estátus, los medios más chicos y regionales resistieron muy bien y hoy, desde el parlamento (ley de medios), de la Justicia (avanzan las causas contra los que no cumplen con la ley) y desde el Estado se intenta poner límites a su poder.

Y hasta sus propios trabajadores logran éxitos en su lucha para democratizar la vida interna en el Grupo. Sin embargo, todavía pueden seguir ocultando, tergiversando, ninguneando más que nunca. Como dirían los canillitas: “Clarín miente”, “desinforma”, y cada vez con menor vergüenza.

Pueden hacerlo. Tienen derecho a defender con uñas y dientes sus intereses comerciales, pero los lectores tenemos nuestras propias armas: cuestionar, dudar, averiguar por nuestra cuenta, leer entre líneas ante cualquier medio, ante cualquier información que se presente como “la verdad”.

Acaso ese ejercicio nos podrá ayudar a ser un poco más libres, o aunque sea, menos ingenuos.

martes, 11 de enero de 2011

"La Nación" ayer, hoy y ¿siempre?

Quisiera empezar el año con una pequeña curiosidad.

Ya conocen mi opinión acerca del periodismo, y lo mal que lo ejercen los grandes medios. Por algo empezamos con Prensa Libre hace 24 años; veíamos que los grandes medios ninguneaban a los barrios, a la "gente común", y sólo se ocupaban de las ciudades y los pueblos de las provincias argentinas cuando una tragedia, un crimen o alguna figura más o menos popular los visitaba.

Por esa época supimos que había miles de medios y periodistas de todo el país, más o menos modestos, más o menos profesionales, pero dignos, que procuraban lo mismo que Prensa Libre: llegar al lector en su propio barrio y contarle lo que los grandes medios escondían.

Y no es extraño y no tiene nada que ver con la idea política de cada uno. Cuando más grande es un medio, más grande es la empresa que lo sostiene, y cuando ésta es casi un monopolio que cuenta con infinitos medios, y también con intereses financieros, inversiones diversas, participación en la bolsa y hasta capacidad de lobby y aliados en todos los ámbitos... Bueno, ya no se trata del cuarto poder sino del primero, o del segundo aliado con el primero.

Uno de estos "grandes" es el diario "La Nación", siempre, desde su propio origen, representando a los sectores ligados al poder económico y político, haciendo gala de su capacidad de cambiar leyes, torcer a la justicia a los dirigentes políticos y a los presidentes.

Por lo menos, esto es lo que se desprende con claridad de un artículo debido a un médico, político, periodista y escritor argentino, que le dio su apellido a un municipio del gran Buenos Aires: Eduardo Wilde.

Sin más interferencias, aquí va un fragmento de su nota: “La nación” y su partido, escrita en 1885.

“La nación” y su partido

“(…) "La Nación" tiene, como su dueño, una tradición. Se fundó para sostener el gobierno del General Mitre y debió su éxito primero a una nimiedad, al hecho de poner en lo alto de la primera página la salida de los trenes, lo que lo asemeja a una guía, y por lo tanto le daba grande importancia, pues por aquellos tiempos no había guías en Buenos Aires.

Por estas épocas el partido mitrista estaba en derrota y sus afiliados se ocupaban de dos cosas:
lº Leer "La Nación" era cosa de conciencia.
2º Tramar revoluciones.

"La Nación" progresaba, se vendía como se vende la biblia en Inglaterra, y le sucedía lo que le sucede a la misma biblia: nadie la entendía.
Pero eso no importaba.

Un mitrista, por aquellos días, no almorzaba antes de leer "La Nación", como los curas que no almuerzan antes de decir misa.
Una vez leída "La Nación", ya estaban listos para todo, briosos y contentos; El sastre les podía tomar medida, para hacerles ropa, podían hacerse cortar el pelo; se resolvían a pasar por la casa de sus novias, y se hallaban, en fin, en actitud de emprender las más grandes conquistas y de discutir amplia e inútilmente todos los problemas sociales.

¿Ha leído Ud. "La Nación? se preguntaban unos a otros en la calle.
Una mirada terrible era la sola contestación, una mirada que quería decir: ¿Acaso no soy hombre?

El hecho es que en aquella época, el partido mitrista era una religión con todos sus atributos, y cada mitrista un devoto fanático, intransigente, apasionado y sincero. Creer en Mitre era creer en Dios.
No eran los suscriptores quienes sostenían "La Nación"; era la fe, la creencia en un Mitre supremo creador y orador de todas las cosas, aunque todas le salieran mal.
Esta idolatría ha continuado; la religión de Mitre ha perdido, es cierto, la mayor parte de sus adeptos, pero todavía cuenta numerosos y arrumbados sus creyentes que sostienen el culto y se desayunan con "La Nación".

¿Cuál ha sido entre tanto el papel de ese gran diario en la política del país?
El mismo que el de su actual propietario.
Sirvió un tiempo para mucho; hoy no sirve sino para anular a sus allegados.

Desde los primeros días del gobierno de Sarmiento, "La Nación" abrió campaña contra él, y la campaña más o menos violenta ha continuado contra todos los gobiernos (…)

La razón de la impotencia de "La Nación" es su falta de tino práctico; su manía de ir contra los hechos, su vanidoso amor por las fórmulas vacías, sus utopías cambiantes, sus principios de ocasión que cambian con el viento del día, su imprevisión, en una palabra: Sí, su imprevisión.
Esta palabra debería figurar en la casa, en el templo, quisimos decir, de "La Nación", como un epitafio.

(…) "La Nación" sería un diario de verdadera importancia si tuviera principios, lógica, consecuencia, previsión y amor bien entendido por su partido.
Así como está, solo es una empresa comercial en la que (…) noticieros y cronistas ven pasar los años envejeciéndose en el santo temor de Dios.

(Eduardo Wilde, "Fígaro", octubre 28 de 1885)