lunes, 23 de noviembre de 2009

La mentira diaria de los multimedios al descubierto

Es notoria la forma en que La Nación y sus columnistas, todos alineados detrás de sus patrones/dueños, falsean la verdad sin ningún tipo de remordimiento ni vacilación.
¿No me creen?

Acaso con el fin de adaptar la realidad a sus intereses ¿no fueron capaces de defender al "Fino Palacios", aprobar el uso del glifosato, o pedir mayor represión contra mendigos, pobres o jóvenes, según se desprende de sus últimos editoriales?

Algunos de sus columnistas parecen estar mimetizados con lo que sale de sus bocas. Gestos reptilezcos, miradas sesgadas, ojos huidizos, es como si el veneno de sus almas fuera poco a poco transformando su humanidad, en una apariencia cada vez más repulsiva, al compás de sus pérfidos razonamientos y sus innobles acciones.
¿No me creen?

Sólo basta verlos en sus programas televisivos, auspiciados por empresas a las que sirven fielmente, mientras se mueven al ritmo de los hilos que, disimulados, manipulan sus palabras.
El viernes pasado, en una muestra más de cómo pervierten sus propios códigos (expresados en su famoso “Manual de Estilo y Ética periodística”), decidieron desinformar sobre la aprobación de la ley de extracción de ADN.

“Aprueban la polémica ley de extracción compulsiva de ADN”, dijeron, con dos adjetivos que no deberían haber estado en un título objetivo y meramente informativo: “polémica” y “compulsiva”.

En realidad debieron haber informado: “La Cámara de Senadores por 57 votos a favor contra 1, convirtió en ley un proyecto que habilita al juez a ordenar la extracción de ADN para identificar a hijos de desaparecidos.”

Como título, aunque correcto, se podría decir que es demasiado largo. Si se resumiera podría decirse: “Aprobaron… un proyecto… para la extracción de ADN” o similar.
Sin embargo, decidieron agregar violencia a su título, con dos adjetivos que, además, resultaron absolutamente mentirosos.

Véase si no la información: la votación resultó en senadores 57 a 1. Está claro que la resolución fue casi por unanimidad. ¿Se puede hablar de polémica? Si se es mal intencionado sí.

El otro adjetivo es “compulsiva”, para referirse a la extracción. Como si una muestra de pelo, una gota de saliva, restos de piel en alguna prenda pudieran ser considerados de extracción compulsiva.

¿Es que el cronista no vio nunca las series de TV donde muestran cómo se toman las muestras de ADN en otros países? Otra mentira sin fundamento.

Y aquí no interesa tanto si está bien o mal que se trate de identificar a las personas a través de su ADN, lo que importa es la “perversión” con la que actúa un medio de prensa; y sus periodistas, que no están obligados a la obediencia debida (aunque seguramente no conservarían su puesto si no obedecieran…).

Y ese medio de prensa ¡pretende dictar normas de ética! cuando, como en este título del viernes, viola diariamente los códigos periodísticos más elementales.

Por eso, sería aconsejable, que si uno es estudiante de periodismo, o simplemente un aficionado a la información, siguiera atentamente a La Nación y a Clarín, para conocer a fondo cómo se tergiversa, se engaña y se falsea la realidad en función de intereses que no son, precisamente, ni del estilo ni de la ética.

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