viernes, 20 de noviembre de 2009

Macri y los medios: cómo se reinventa la realidad

Más allá de lo que cada uno piense de Mauricio Macri como político y gobernante, es interesante seguir el tratamiento que los multimedios le están dando al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Por ejemplo, ninguna de las denuncias formuladas por los sectores opositores contra funcionarios del gobierno de la Ciudad obtuvo primeras planas exclusivas o títulos catástrofe, como sí ocurre cuando se realizan contra los funcionarios del gobierno de la Nación.

Llamó la atención que en un reciente editorial del diario La Nación, se llamara a no tomar medidas contra el policía Palacios (que iba a ser el jefe policial de la “Policía metropolitana”) hasta que no se comprobaran los cargos que existían contra él, olvidando graciosamente su prédica anterior de que cualquier funcionario acusado judicialmente debía renunciar.

Que la defensa a ultranza del funcionario (que debió renunciar y ahora está preso), la hiciera Mauricio Macri (a quien muchos vinculaban su actitud con el síndrome de Estocolmo, por la relación Palacios/secuestradores de Macri), se puede entender en un político acorralado o sin experiencia, pero es difícil de comprender en un medio periodístico con larga trayectoria, que debe mantener cierta ecuanimidad, por lo menos que disimule sus intereses.

En el caso de La Nación, hasta se puede entender que editorialice a favor del Glifosato (con el mismo argumento que utilizó con “el fino” Palacios: “no está comprobado el daño que puede causar”), teniendo en cuenta que tradicionalmente el diario de los Mitre defendió intereses económicos a los que estaba vinculado sin que le importara las consecuencias (recordar su apoyo al plan económico de Martínez de Hoz).

En la ciudad de Buenos Aires, los problemas con los docentes, la falta de atención a escuelas y hospitales, los sueldos que no se pagaban a los profesores de arte, la formación de un grupo de choque que atacaba indigentes, los desalojos compulsivos al mejor estilo mussoliniano (o bussiano), los bacheos duplicados en determinadas zonas, los continuos viajes, la falta de actividad real de los funcionarios, los negocios inmobiliarios, el aumento de impuestos y las evidentes dificultades de comunicación del gobierno, y en particular de su jefe, hubieran merecido toda clase de titulares en otros ámbitos o épocas, más allá de que fueran comprobadas o no.

En cambio, en particular para La Nación y para Clarín, todas las tapas, todos los títulos, fueron siempre, ¡especialmente desde la discusión y aprobación de la ley de medios!, contra “Los kirchner”, como gustan llamar los medios monopólicos al gobierno nacional.

Todavía hoy, los avances judiciales contra los espías, con comprobaciones irrefutables, son tratados por los medios como una simple polémica entre políticos con distinta ideología y no como lo que realmente son: una acción ilegal producida desde el gobierno contra los ciudadanos.

Hasta Nik, el humorista estrella de La Nación, que lleva publicados más de 500 chistes, de un nivel muy inferior a su Gaturro, contra los funcionarios nacionales, parece que tuviera vedado hacer humor con el jefe de gobierno capitalino. Recién hoy, viernes 20, se anima con una especie de “son todos iguales”.

Es que hoy mismo La Nación parece empezar a despegarse de Macri, aunque insiste, en lugar de titular, por ejemplo: “Macri no puede justificar la red de espionaje”, titule en realidad: “Graves acusaciones entre el gobierno nacional y Macri”. Como decía, intenta reducir la gravedad del hecho a una polémica entre dos.

Eso sí, su escriba Morales Solá toca donde le duele: el temor a que el gobierno le saque el monopolio del papel a La Nación y Clarín, que les fuera otorgado por el dictador Videla allá por los ’70. Es que ahí está uno de los nudos entre el gobierno y los medios que monopolizan la comunicación. Mientras ellos tengan el papel (la materia prima) no hay competidor que les haga mella, porque fijan precios y cupos de entrega (así les pasó a Crónica y Perfil en su momento, cundo quisieron quebrar la hegemonía de los grandes).

Finalmente, hoy también Clarín se luce, intentando rescatar lo que queda de uno de sus posibles candidatos para el 2011: “Macri dijo que los Kirchner intentan desestabilizarlo”.

La estrategia de los medios está clara: Mentimos, desinformamos, porque defendemos nuestros intereses…
El periodismo y la ética… es para los estudiantes que recién empiezan.

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