sábado, 27 de febrero de 2010

Multimedios: “Al presidente lo ponemos nosotros”

Es increíble cómo la actitud opositora de los medios concentrados en la Argentina, es capaz de llevarlos a cualquier sitio.

Ya durante la semana mostraron una actitud por lo menos ‘desvaída’ con respecto a una posición del gobierno argentino frente a la piratería inglesa. Una posición que le valió elogios, aún entre sus rivales políticos, y una acción internacional que consiguió un apoyo impensando, y sin fisuras, de todos los gobiernos de América.
Pero como los multimedios no tienen ya un pensamiento periodístico sino político, dejaron de lado ‘la noticia’ y privilegiaron su oposición política.

Hoy, La Nación y Clarín coinciden en sus titulares: “EE.UU. expresó malestar por las críticas de la Presidenta” dice el primero. “Obama es el más popular, replicó EE.UU. a Cristina”, completa el segundo.
La primera curiosidad surge cuando ambos diarios se refieren a un país con su nombre (EE.UU.) y a otro con el nombre de quien lo preside (Argentina).
La segunda, cuando pareciera que ambos títulos actúan casi en forma concertada (como si el segundo se correspondiera con el primero).
Una tercera, surge cuando se trata de entender la lógica del que escribe los titulares. Parece que para ambos medios, cuando la Presidenta dice algo, lo dice ella, y cuando un funcionario de segundo nivel (el subsecretario Arturo Valenzuela) habla en EE.UU., lo hace en nombre del país.

Esas actitudes dan la impresión de que en ambos casos se intentara separar a la República Argentina de un presidente democráticamente elegido. ¿Será parte de la campaña en contra de CK que llevan adelante desde hace mucho ambos medios periodísticos? Entonces, uno podría preguntarse: ¿cualquier funcionario, de cualquier jerarquía, habla siempre en nombre de los Estados Unidos?

Lamentablemente, los pseudos periodistas de ambos diarios dejaron pasar la oportunidad de destacar la débil argumentación del subsecretario para América Latina, Arturo Valenzuela, quien responde a una crítica fundada (EE.UU. parece seguir con la política anterior de no dar valor a América Latina, preocuparse sólo por sus intereses en A.L. e intentar llevar su ambición belicista al interior de esos países), con una opinión con valor relativo: “Obama tiene real compromiso”; y una afirmación aventurada y a todas luces falsa: Obama cuenta con “mayor popularidad” que varios jefes regionales, sigue opinando Valenzuela.

Y si hiciera falta algo más para resaltar la débil argumentación de Valenzuela, bien hubiera valido recordar la amistad que el funcionario tenía con anteriores gestiones gubernamentales argentinas, y hubiera sido oportuno mencionar que el mismo funcionario hace pocas semanas se atrevió a meterse en los asuntos internos de la Argentina para defender la actitud semi ilegal y patotera de su empresa Kraft, y hasta se animó a criticar la supuesta inseguridad jurídica actual de la Argentina y a elogiar la política económica de Menem-De la Rúa.

¿Falta de rigor periodístico o política de oposición destructiva permanente?
¿Será ésta la libertad de prensa que defienden los dueños monopólicos del papel de diarios?

viernes, 26 de febrero de 2010

Inflación a toda costa, mentiras a la carta

Los grandes medios de prensa concentrados decidieron dedicarse a fogonear la inflación. El primer paso lo dio el diario “La Nación”, aumentando en enero su precio de tapa alrededor del 15%. ¿Por qué? No se sabe, y por supuesto que no le dieron explicación a nadie, aunque ese gesto no fue seguido por “Clarín”.

A partir de allí, y en cuanto agotaron el tema “Redrado”, todos los medios concertados comenzaron a plantear que el consumo llevaba a la inflación. Ante el éxito mayúsculo de la temporada veraniega, su argumento negativo fue: a mayor consumo, mayor inflación, jugando con la inyección de dinero que el Estado aportó con la asignación básica por hijo, que significó un impulso al consumo, alejando al país, aún más, de las consecuencias de la crisis mundial. Empezaron con la carne (a partir de un aumento real y con múltiples causales) y trataron de extenderlo a otros rubros (si no lo hacían no podía hablarse de inflación). Por desgracia, para su intención, aumentaba la vaca y no aumentaba el pollo…

Y allí empezaron a hacer sus encuestas perversas. En realidad, un par de periodistas de TN dirigidos a los lugares más caros nos informaron del aumento del 30% de los útiles escolares. Duró muy poco. Al otro día salieron los directivos de las cámaras de librerías a desmentir enfáticamente. De un año al otro los aumentos no llegaban al 10 por ciento. Hasta la soberbia de Magdalena Ruiz Guiñazú debió recular frente a la realidad. Pero los medios no cejaron en su intento. Arremetió “Clarín” con un aumento del abono del cable del 10%, sólo motivado por sus ansias de ganar más y echar un poco de leña al fuego de la supuesta inflación.

“La Nación” volvió al ataque con los precios de las verduras. Hace una semana sacó una encuesta mentirosa, donde llegó a decir que había un aumento del tomate de más del 100% (justo el tomate que había llegado a $20 el kilo dos años atrás y hoy ronda los $5). Fue inútil, sólo la lechuga acompañó a los agoreros.

Las asociaciones de consumidores intentaron frenar el aumento del cable, pero no pudieron, los jueces adictos le dieron la razón (sin razón valedera), y por ahora, el injusto aumento se mantiene.

El último golpe es otra indignidad de los grupos monopólicos. Ahora anunciaron un aumento del papel de diario. Ellos, los dueños del “Papel Prensa” gracias a Videla, dan un nuevo golpe, obligando a todos los medios (regionales, barriales o independientes) a pagar más por el producto del que ellos son únicos dueños.

Lo vergonzoso de estos grupos, no es sólo que defienden sus intereses empresariales, no es sólo que saquen y pongan presidentes según su conveniencia, sino que además traicionen a la sociedad, le mientan alevosamente, traten de engañar con noticias no ciertas o que no son, violando sus propias normas y tratando de modificar la realidad a su antojo.

Leer atentamente cada línea, mirar menos televisión, advertir para quién trabaja cada seudo periodista que aparece, es una tarea urgente e indispensable para poder rescatar la verdadera realidad. O sí no, por nuestra salud mental, habrá que dejar de escuchar lo que “se dice”, según los medios, y empezar a ver con nuestros propios ojos cuál es la verdad que nos rodea. No es fácil, pero vale la pena intentarlo. Tal vez otro mundo se abra a nuestros ojos.

lunes, 22 de febrero de 2010

Hasta Avila denuncia a Clarín

Más allá de la actitud del diario Clarín en los últimos años (en cuanto a la intención de sacar y poner candidatos), se suman los jucios, las denuncias y las críticas de diversos sectores, por sus acciones extraperiodísticas.

Esta vez el diario La Nación se vio obligado a romper en parte el pacto de ayuda mutua que mantiene con su socio en "Papel Prensa", publicando en un pequeño recuadro la denuncia de Carlos Avila ante el juez Oyarbide.

"El empresario de medios Carlos Avila declaró ante la justicia que sopecha que Torneos y Competencias y el Grupo Clarín, empresas a las que estuvo vinculado, habrían ordenado las escuchas telefónicas de las qeu fue víctima durante 2007 y por las que está preso el ex policía federal Ciro James", dice el diario de los Mitre.

Avila dijo que en 2007 negoció con Julio Grondona y le propuso un plan integral, pero finalmente la AFA arregló ocn Clarín y TyC. "El declarante tiene las siguientes razones fundadas para sostener que posiblemente las escuchas venían de ese grupo, las que radican en que ese grupo (Clarín y Torneos) tenían un fuerte temor de qeu el declarante creciera en su relación con Direct TV, de la cual era socio a esa fecha", dice la confusa redacción del diario La Nación.

"Dijo además que cree que esto es así porque Alejandro Burzaco, hermano del funcionario porteño, es el CEO de Torneos y Competencias y en 2007 participaba de las reuniones de directorio de la empresa", concluye el diario de los Mitre.

¿Eso que el Grupo Clarín llama "periodismo independiente", sera la pelea por entrar en todos los negocios posibles a cualquier precio?

sábado, 13 de febrero de 2010

Cómo los medios forman la agenda social e imponen los temas que les sirven a ellos

Washington Uranga es un veterano periodista que sabe bastante sobre medios y comunicación. En un reciente artículo publicado en Página 12 relaciona política y comunicación y señala, con el buen criterio que lo caracteriza, los peligros de la utilización que los medios hacen de la política y de la vida social en general, para defender intereses propios:

“Pocos reparan en que lejos de servirles de tribuna, los autoproclamados medios y comunicadores “independientes” son quienes verdaderamente manejan la agenda de los temas y deciden sobre lo que se puede y debe hablar en función de los intereses de sus empresas, de los grupos económicos que están detrás y de las alianzas que ellos mismos y sus patrones realizan con los grupos de poder.

Similares criterios se usan para invitar a tal o desplazar a cual. En esta línea se construye una falacia de la diversidad: se abre el micrófono o se ofrece la cámara a distintos voceros de un arco ideológico dispar (desde la derecha hasta la izquierda) siempre y cuando antes se haya garantizado que todos ellos se pronunciarán en contra del adversario escogido, que puede ser un día el gobierno, otro día “los piqueteros” y al siguiente “la falta de seguridad jurídica”. De la misma manera se procede cuando se necesita construir opinión “a favor de”.

Pero si este mecanismo ocurre con los dirigentes de la política entendida en términos más tradicionales, no es diferente con los llamados movimientos sociales, que si bien desarrollan tareas de construcción política y organizacional en ámbitos barriales y territoriales reducidos carecen también de correas de transmisión para llevar sus posiciones, sus puntos de vista y sus demandas ante el Estado, los grupos de poder u otros actores sociales. El camino recurrente –transformado hoy ya en práctica política– es irrumpir en el espacio público (entendido en este caso como el lugar físico donde todos habitamos y transitamos: una avenida, una plaza, un edificio público) para producir una distorsión que, montada sobre la base del ocasional perjuicio a terceros, convoque a las cámaras, a los micrófonos y a los periodistas y las empresas para las que éstos trabajan. No se trata aquí de criticar o reivindicar el método, sino simplemente de constatar un hecho. En definitiva, movimientos y organizaciones sociales, con otro perfil ideológico y otros objetivos, también están aceptando que la manera de llegar con su mensaje y de incidir socialmente es convocando a los mismos medios y grupos multimediales que representan intereses totalmente opuestos a los suyos. Probablemente esto ocurra sin llegar a percibir que, generado el acontecimiento, sus demandas pasan a un segundo plano, y el hecho noticioso se construye sobre la base de los recortes y los intereses del poder mediático. Quizá también para estos actores sociales sea la oportunidad de pensar otra forma de relación política con la sociedad, aceptando además que hay otros medios, otros periodistas, otras estrategias y otra manera de hacer comunicación.

Es verdad que vivimos en una sociedad mediatizada. Es cierto que la política pasa por los medios. No es verdad que la única forma de hacer política en la actualidad es a través de los medios. Y es muy riesgoso para la democracia y para la vigencia integral de los derechos que la política se subordine a los intereses y a las ambiciones de los grupos multimediales. No es inevitable. Los medios pueden ayudar a la participación y la democracia, pero no son, de ninguna manera, el declamado espacio de la diversidad, de la libertad y de la independencia.”

lunes, 8 de febrero de 2010

Hoy le toca a Clarín

Miren esta tapa. Lean este título catástrofe.
Estuve tratando de encontrarle alguna justificación lógica y no la hay.

Cualquier profesor de periodismo lo pondría como ejemplo a sus alumnos: “esto es la no noticia”, “esto es lo que no hay que hacer cuando se titula”, dirían. Acaso es opinión de un tercero: entonces no es noticia ni vale para un título catástrofe y mucho menos en tapa.

Se supone que Clarín tiene los mejores profesionales, tiene hasta una escuela de periodismo… Sin embargo ¿son tan brutos?

Posiblemente sus directivos y jefes ya no razonen correctamente. De tanto augurar caos y crispaciones, intentan poner ciertas sutilezas que no lo son. Quizá perdieron el rumbo, y con él, la credibilidad. Si sólo se perjudicaran ellos no sería nada, pero están afectando la credibilidad del periodismo todo.

Más tarde o más temprano, el lector va a dejar de creer, va a asimilar totalmente que están realizando un juego de poderes ajeno a la esencia del periodismo, ligado solamente a los intereses empresariales de los dueños de los medios.

Es un pecado tirar por la borda el trabajo de tanta gente durante tanto tiempo, pero son los riesgos que se corren cuando se pierde el horizonte y la profesionalidad.

¿No le parece?

viernes, 5 de febrero de 2010

¿Se puede saber cuándo nos mienten? (continuación)

El lunes 1° de febrero, el diario “La Nación” publicó en tapa una nota cuyo título es: “Obama refuerza la defensa antimisiles alrededor de Irán”. La bajada o subtítulo en letra más chica dice: “Ante la próxima imposición de más sanciones, quiere evitar una respuesta militar de Teherán”. Entre paréntesis aparece la fuente de la información: AP (Associates Press: una antigua agencia de noticias norteamericana).

La parte superior de la página 2 está dedicada a este tema y las fuentes de información son de agencias norteamericanas o de agencias de países aliados a los Estados Unidos.
Veamos qué dice el “Manual de estilo y ética periodística” del propio diario “La nación” (Pág. 47): “En los temas donde haya posiciones contrapuestas, LA NACIÓN recogerá en sus páginas todas las disidencias, a fin de ofrecer al lector una cobertura completa del asunto. La opinión propia del medio será tratada en la columna de editoriales”.
Caramba si en la cobertura de un posible conflicto entre dos países no existen “posiciones contrapuestas”. Por lo menos dos, y según el manual la obligación del diario es presentar ambas. Sin embargo, tanto en la tapa como en cobertura interior mencionada, todas las versiones son de las agencias antes mencionadas. ¡Bonita “cobertura completa”!

Por supuesto que el lector distraído cree encontrarse ante información pura. Sin embargo, como bien lo explica el manual citado, se trata de opinión pura. Para colmo opinión tendenciosa, porque responde a una sola tendencia: la de los EE.UU. y sus aliados.
Pero vayamos directamente al título, que informa: “Obama refuerza la defensa antimisiles alrededor de Irán”. ¿Está acaso Obama reforzando la defensa de Irán? ¿Estará Irán en peligro porque algún enemigo lo piensa atacar?
Parece que no, ya que el subtítulo, por suerte, aclara el título: “Ante la próxima imposición de más sanciones, quiere evitar una respuesta militar de Teherán”.
Ahora sí, como explica más abajo el texto: “Estados Unidos se prepara para imponer nuevas sanciones a Irán”, y teme que Irán responda. Entonces parece que el título es, si no engañoso, por lo menos confuso. Estados Unidos aplicaría sanciones, teme entonces que Irán reaccione, entonces rodea a ese país con un escudo de misiles ¡se “defiende” a unos cuantos miles de kilómetros de su propio territorio! En las fronteras mismas de su eventual enemigo.
¿Cuál es la noticia? ¿EE.UU. se defiende o se dispone a atacar?

“La credibilidad es uno de los valores máximos de LA NACIÓN. Ha sido consolidada a lo largo de las décadas por una conducta basada en la verificación de los datos, la consulta de más de una fuente en cada caso, la vinculación constante con los protagonistas y los agentes de los hechos y procesos acerca de los que debe dar noticia.” (El mismo Manual pág. 45) Esto me exime de mayores comentarios, y es sólo un ejemplo. Toda la información internacional está tratada de forma similar. Siempre una versión, siempre la de un solo lado.

¿Entonces los lectores tienen una visión parcial, totalmente tendenciosa?, cabría preguntarse.
Usted puede sacar sus propias conclusiones. Lea los principales diarios, busque sus fuentes, analice qué tipo de información le dan, y después decida: ¿estoy bien informado o están tratando de inducirme a tener una visión única?

miércoles, 3 de febrero de 2010

¿Se puede saber cuándo nos mienten?

Muchas veces me preguntan cómo desde la prensa se puede modificar la realidad. ¿Acaso no existe en cada uno de nosotros la capacidad de discernir, de darnos cuenta cuándo nos están diciendo la verdad y cuándo nos mienten?, preguntan en forma retórica algunas personas, en especial aquellas que tienen un grado de instrucción superior al común.

Mi respuesta es siempre la misma: no todos las personas pueden darse cuenta de las trampas que existen en su camino, si no está familiarizado con él.

Un ejemplo: si se sabe que una calle de barrio suele estar descuidada, uno conduce con precaución, recuerda el pozo o el lomo de burro, y hasta puede adivinar cuando se acerca un peligro… ¿Acaso no vemos en las películas, que el baquiano sortea la trampa y el desprevenido cae en ella y queda colgando de un árbol?
Bueno, en el periodismo es igual (y seguramente en todas profesiones ocurre algo similar), hay reglas que no se deben violar, pero sin embargo se tuercen sutilmente para disimular una intención particular o un interés personal o de grupo.

Cuántas veces yo mismo me encontré afirmando, por ejemplo: “el dictador de tal país”, o asombrándome del crecimiento económico de tal o cual nación, sin más base que lo que se afirma desde los medios que uno escucha o lee. Porque, atención: cuándo uno escucha el noticioso o lee los cables o la información que aparece en los diarios cree que le están dando eso: información pura y simple. Sin embargo, no es así para nada.

Si una agencia de noticias de un país A, informa que en el país B se están produciendo determinados hechos, es deber del medio buscar la información que produce B, para corroborar que eso realmente es así. Y sí la información es contradictoria, habrá que esforzarse para tener una tercera versión neutral para poder brindarla a los lectores u oyentes. Ni que decir si además existen intereses encontrados entre esos países. Allí el esfuerzo deberá ser aún mayor para evitar que los lectores puedan sufrir algún tipo de manipulación indebida.

La táctica del ocultamiento, de dar información sesgada o directamente inexacta, es la que se utiliza durante las guerras, y los argentinos tenemos fresca la memoria del: “estamos ganando”, dicho por los dictadores en el ’82, y repetida hasta el cansancio por los medios, mientras la realidad era muy distinta. Allí seguramente que los medios no buscaban la otra versión. Por los motivos que fueran, y por más justificación que se le quiera encontrar, se violaba la ética periodística, se incumplía el deber de dar a conocer la verdad, los hechos comprobados, y se cumplía con el objetivo de un bando: desinformar.
¿Usted se enteró que algún medio hiciera su autocrítica?
Yo tampoco…

Pero sin llegar a ese extremo, doloroso en particular para nuestro país, hoy se utiliza el mismo método, con diferentes intenciones.

Otro ejemplo: hace unos meses la llamada Gripe A, o porcina, era el terror, la peste negra que se avecinaba. Los grandes medios alertaban, pontificaban y atacaban a funcionarios que no actuaban como debían, al gobierno que no hacía todo lo que estaba en sus manos. Hablaban de casos que se ocultaban, de cifras que se manipulaban… Del terror que amenazaba a la población… ¡de la compra de vacunas! Pocos meses bastaron para que nos diéramos cuenta de que nos habían mentido. Los muertos no eran tales, menos que con la gripe común, que también fue menos mortal que años anteriores, y hoy se investiga internacionalmente a los funcionarios de la Organización Mundial de la Salud, porque se sospecha que fueron coimeados (¡si!), por los grandes laboratorios que hicieron fortunas con el pánico de la gente.

Si esto ocurre en estos niveles, imagine lo que se hace todos los días a lo que pocos le prestan atención, como los ya paradigmáticos y repetidos: “la policía debió intervenir” por “intervino”, o “hubo reajuste de precios”, cuando no se quiere decir: “aumentaron los precios”.

En estos días voy a dar ejemplos concretos, para que estos conceptos queden más claros. Y si alguien tiene comentarios, puede dejarlos al final de esta nota; trataré de responderlos.