viernes, 26 de febrero de 2010

Inflación a toda costa, mentiras a la carta

Los grandes medios de prensa concentrados decidieron dedicarse a fogonear la inflación. El primer paso lo dio el diario “La Nación”, aumentando en enero su precio de tapa alrededor del 15%. ¿Por qué? No se sabe, y por supuesto que no le dieron explicación a nadie, aunque ese gesto no fue seguido por “Clarín”.

A partir de allí, y en cuanto agotaron el tema “Redrado”, todos los medios concertados comenzaron a plantear que el consumo llevaba a la inflación. Ante el éxito mayúsculo de la temporada veraniega, su argumento negativo fue: a mayor consumo, mayor inflación, jugando con la inyección de dinero que el Estado aportó con la asignación básica por hijo, que significó un impulso al consumo, alejando al país, aún más, de las consecuencias de la crisis mundial. Empezaron con la carne (a partir de un aumento real y con múltiples causales) y trataron de extenderlo a otros rubros (si no lo hacían no podía hablarse de inflación). Por desgracia, para su intención, aumentaba la vaca y no aumentaba el pollo…

Y allí empezaron a hacer sus encuestas perversas. En realidad, un par de periodistas de TN dirigidos a los lugares más caros nos informaron del aumento del 30% de los útiles escolares. Duró muy poco. Al otro día salieron los directivos de las cámaras de librerías a desmentir enfáticamente. De un año al otro los aumentos no llegaban al 10 por ciento. Hasta la soberbia de Magdalena Ruiz Guiñazú debió recular frente a la realidad. Pero los medios no cejaron en su intento. Arremetió “Clarín” con un aumento del abono del cable del 10%, sólo motivado por sus ansias de ganar más y echar un poco de leña al fuego de la supuesta inflación.

“La Nación” volvió al ataque con los precios de las verduras. Hace una semana sacó una encuesta mentirosa, donde llegó a decir que había un aumento del tomate de más del 100% (justo el tomate que había llegado a $20 el kilo dos años atrás y hoy ronda los $5). Fue inútil, sólo la lechuga acompañó a los agoreros.

Las asociaciones de consumidores intentaron frenar el aumento del cable, pero no pudieron, los jueces adictos le dieron la razón (sin razón valedera), y por ahora, el injusto aumento se mantiene.

El último golpe es otra indignidad de los grupos monopólicos. Ahora anunciaron un aumento del papel de diario. Ellos, los dueños del “Papel Prensa” gracias a Videla, dan un nuevo golpe, obligando a todos los medios (regionales, barriales o independientes) a pagar más por el producto del que ellos son únicos dueños.

Lo vergonzoso de estos grupos, no es sólo que defienden sus intereses empresariales, no es sólo que saquen y pongan presidentes según su conveniencia, sino que además traicionen a la sociedad, le mientan alevosamente, traten de engañar con noticias no ciertas o que no son, violando sus propias normas y tratando de modificar la realidad a su antojo.

Leer atentamente cada línea, mirar menos televisión, advertir para quién trabaja cada seudo periodista que aparece, es una tarea urgente e indispensable para poder rescatar la verdadera realidad. O sí no, por nuestra salud mental, habrá que dejar de escuchar lo que “se dice”, según los medios, y empezar a ver con nuestros propios ojos cuál es la verdad que nos rodea. No es fácil, pero vale la pena intentarlo. Tal vez otro mundo se abra a nuestros ojos.

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