martes, 23 de noviembre de 2010

Si algo le faltaba a Clarín es una nueva acusación en su contra

Cada día que pasa se suman las denuncias y, casualmente, no son como aquellas que suele realizar el matutino con frecuencia. Generan intervenciones judiciales, procesamientos, causas que no cierran, citaciones ante juzgados… Exactamente al revés de lo que ocurre con sus rimbombantes titulares, flores de un día que se van marchitando hasta desaparecer en las páginas interiores del diario.

A las denuncias por Papel Prensa (reales, con dueños de diarios que denuncian presiones, aumentos y falta de entrega del insumo básico), se suman las ya viejas investigaciones por lavado de dinero (tanto para Clarín como para su socio La Nación), impuestos que no se pagan, transferencias de fondos al exterior, compra de dólares al por mayor, etc. Y como si fuera poco, avanzan las investigaciones por la presunta apropiación de hijos de desaparecidos, en días cruciales, donde se juega hasta la libertad de sus directivos.

Y a ello se suman las denuncias por negocios poco claros con la venta de acciones del diario a las AFJP, lo que implicaría una considerable estafa al grueso de los aportantes del sistema jubilatorio hoy vuelto al Estado.

Pero lo más grave es que cada día aparecen nuevas pruebas sobre la connivencia de Clarín, y otros medios, con los golpistas de todas las épocas. Aquellas fotos del brindis con champagne de Ernestina, Videla y Mitre, que marcan una relación estrecha, son un poroto al lado de la participación del ex secretario de redacción del diario, Reinaldo Gregorio Bandini (declarada por él mismo en una carta documento enviada a Ernestina Herrera de Noble) en las adopciones de Marcela y Felipe, hoy herederos del Grupo. Es que Bandini era el nexo entre la cúpula militar y el diario, y llegó a ser instructor de represores. Este hombre, citado por estos días por la Justicia, es uno más del entorno del Grupo que puede aportar nuevas pruebas sobre los manejos, aparentemente bastantes oscuros, que envuelven al multimedio.

Pero como si fuera poco, acaba de conocerse una nueva denuncia, esta vez del secretario de Derechos Humanos de la Nación, Eduardo Luis Duhalde, quien presentó un memorándum enviado al presidente Arturo Frondizi (hoy en el archivo de la Biblioteca Nacional), donde se denuncia que el propio Roberto Noble (dueño de Clarín), intentaba presionar a Frondizi, en junio de 1960, para que interviniera la provincia de Córdoba a despecho de la opinión de la legislatura.

El memorándum, escrito por el ministro del interior, Alfredo Vítolo, dice de Noble: “Me reiteró que se lo trasmitiera urgente. Que si Ud. adoptaba esa posición, él con su diario, se encargaba de la opinión pública general y lo apoyaría en todos los órdenes. Pero que lo haga”.

Pareciera que esa relación con golpistas, Clarín la tiene desde su propio origen.

Pareciera que los manejos turbios y el desprecio por sus lectores y por la vida democrática ya se hubieran hecho carne en esos papeles manchados con tinta.

Pareciera que ya no quedaran ni siquiera vestigios de los preceptos periodísticos que debieran guiar el trabajo de la prensa.

Es triste pensar que durante más de medio siglo, en lugar de estar al servicio de la verdad y de la información, sólo defendieron intereses particulares y adecuaron a ellos la realidad de un país.

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