lunes, 31 de agosto de 2009

De dónde sale el proyecto de ley de comunicación audiovisual

En un país donde parece que la política sólo fuera buscar la forma de hacer quedar mal al oponente, usted sabe muy bien que las chicanas y las malas intenciones a veces permiten que prevalezcan los intereses económicos de algunos sectores sobre los derechos de la mayoría.
Por miopía mental, por mala intención de algunos o por arrogancia de otros, puede perderse la oportunidad de que se apruebe una buena ley de radiodifusión y, como consecuencia, que perdure una ley nefasta, creada para acallar las voces independientes y defender al tirano de turno.
Es que, desgraciadamente, la desinformación a la que nos someten los multimedios (con su publicidad sin límites, su mal gusto y sus figurones del espectáculo) pretende hacer olvidar cómo fue creado este proyecto de radiodifusión que acaba de presentar el Poder Ejecutivo ante el parlamento, y la importancia fundamental que tiene para fortalecer la vida democrática del país.

Múltiples proyectos fueron presentados en distintas oportunidades, por pedido de diversas asociaciones civiles desde 1983, y ningún parlamento se animó a aprobarlos (¿por no quedar mal con los multimedios?). Es más, si se le hicieron cambios a la ley de la dictadura fue para mejorar la situación de esos monopolios ¡a pedido de esos mismos monopolios!

¿No es hora de terminar con esta vergüenza? Usted sabe que sí es hora, por eso no viene mal recordar cómo surge el actual proyecto de ley de comunicaciones audiovisuales. Poco importan los motivos por los que el Poder Ejecutivo Nacional se basó en los “21 Puntos Básicos por el derecho a la Información” (http://www.sprensalibre.com.ar/index.php?id=1402 ) para armar la nueva ley. Lo que sí es importante es que esos 21 puntos fueron pensados y propuestos por iniciativa ciudadana después de 26 años de trabajo y dedicación.

Es que a esos puntos se llegó luego de debatir en una amplia gama de organizaciones sociales. Participaron, entre otras: el Foro Argentino de Radios Comunitarias (Farco), que representa a 50 radios de todo el país gestionadas por organizaciones sin fines de lucro; las universidades con carreras de radio y comunicación (como la UBA); también los gremios de trabajadores de la comunicación (tanto de la CGT como de CTA), entre otros: actores, locutores, periodistas, operadores: Y además, participaron de ese amplio consenso una serie de movimientos sociales y organismos de derechos humanos, entre otros.

Como se puede advertir entonces, ésta no es una propuesta de los políticos, y tampoco de los empresarios de la comunicación. Es una propuesta de la ciudadanía, pensada para que la propia ciudadanía esté mejor informada y, fundamentalmente, a tono con la lucha que en todo el mundo vienen librando las entidades sociales y las asociaciones de consumidores: evitar que las empresas monopólicas (los multimillonarios que cada vez más controlan lo que se dice y lo que se piensa en el mundo) impongan sus criterios mercantilistas sobre un derecho que tenemos todos los ciudadanos: el de poder expresarnos e informarnos de la forma más plural posible.

viernes, 28 de agosto de 2009

El Gran desafío de la hora... No desaparecer de los grandes medios

Una excelente nota sobre el papel de los medios,
y sobre el dilema de los empleados de ellos: los periodistas.
Por Luisa Valmaggia *

“Lo dijo la radio”, “salió en TV”. El gran público sigue informándose mayormente tomando contacto con la realidad a través de los medios audiovisuales y electrónicos.Pero esos medios han cambiado de manera notable en los últimos 30 años producto del avance tecnológico y del capital financiero por sobre todas las áreas productivas y de servicio y fundamentalmente como parte de la estrategia del mercado globalizado.¿Qué cuentan los Medios? ¿Cuál es la información que prevalece? ¿qué intereses defienden? ¿cuál es la agenda mediática y quién la elabora?Todas estas -y algunas otras más- son preguntas poco frecuentes que nos hacemos cada tanto quienes formamos parte importante en la construcción de la realidad y quienes fijamos los temas de debate.En general y producto del avance del negocio por sobre la profesión, una porción importante de hombre y mujeres periodistas se han transformado en voceros de los grandes intereses corporativos y el resto que intenta responder al interés general se ve sometido a las presiones del medio para el cual trabaja, cuya facturación está vinculada no sólo al rating sino a la línea editorial que defiende.
Asimismo el medio (radio o TV) es hoy una rama más de otros negocios. Pongamos por caso o ejemplo a los dos principales matutinos argentinos: Clarín y Nación. Ambos participan de Expoagro y Feriagro, comparten negocios en el área de la agricultura y la ganadería, el mercado sojero y de producción y comercio de granos y agroquímicos, sus principales anunciantes así lo indican.¿Qué realidad se contará? ¿La de la distribución equitativa de la riqueza, la de los alimentos baratos y el abastecimiento del mercado interno o la del negocio al que representan y del cual forman parte activa los matutinos?Por supuesto que los que nos sentimos medianamente independientes intentamos transitar por un comino muy parecido a un desfiladero. Decir abiertamente estas cosas nos deja expuestos y con menores posibilidades de trabajo. Hacemos equilibrio todo el tiempo para dejar alguna puerta abierta, para no desaparecer de los grandes medios, o de los que tienen mayor alcance y rating, abrimos la posibilidad para que todas las voces estén presentes, intentamos –cuando podemos- salir de la coyuntura, dejar de lado el impacto y sensacionalismo y hacer visible la opinión de los especialistas, técnicos y profesionales comprometidos con el bienestar social y no con las corporaciones.De todos modos la hiper concentración de los medios nos ha dejado en una marcada desventaja.Por todo lo dicho es vital que no sólo se discuta, sino se sancione una nueva ley de radiodifusión, que ponga límites a la marcada ventaja que tiene el mercado por sobre lo que también se consume en materia informativa y a la producción de contenidos y que no deje afuera a los medios públicos estatales que deben responder de la forma más adecuada al interés general, a la democratización de la sociedad y a la elaboración democrática y plural de lo que se emite y recibe.En tal sentido el canal Encuentro es un buen ejemplo de que se puede hacer de manera eficiente y elevando el perfil cultural en lugar de aplanarlo.Tener en claro estos desafíos en cada lugar de trabajo y discutirlo nos permitirá armar la resistencia necesaria para enfrentar a la estrategia de los dueños de los medios que pareciera sintetizarse en reemplazar a los hombres y mujeres con experiencia, formación y capacitación por las nuevas camadas de pasantes bajo el lema: “acá se trabaja por la Coca y el pancho, pero representado a tal multimedio”, como si una viviera y cubriera sus necesidades mínimas por el sólo hecho de “pertenecer”.Esta es parte de la batalla y hay que intentarlo desde los grandes medios, más allá de que el panorama se comprima y se estreche, porque aún se sigue diciendo “lo ví en la TV”…”lo dijo la radio”.

(*) Periodista política, conduce de lunes a viernes de 7 a 9, por Radio de la Ciudad (AM 1110) el ciclo Esperá que me despierte.

martes, 25 de agosto de 2009

La madre patria

Por Ezequiel Fernández Moores


Imposible de evitar, esta es la última nota del periodista que más sabe de los negocios del deporte. Está en http://www.canchallena.com/1166648



El dictador miraba fútbol por TV. Casi encajonado en un silloncito veía uno tras otro los partidos del Mundial de Alemania 74. Tenía 81 años y sufría de Parkinson. El "generalísimo" Francisco Franco, que llevaba casi cuatro décadas mandando en España, contrajo en esas horas una tromboflebitis que agravó sus dolencias e hizo más cruel la larga agonía, hasta su muerte, el 20 de noviembre de 1975. Dice casi textual el informe del médico Ramiro Rivera: la tromboflebitis seguramente se debió al hecho de "haber estado tanto tiempo sentado" en un "sillón bajo, durante todo el fin de semana, viendo los partidos de fútbol del Campeonato del Mundo" de 1974. Franco, por supuesto, miraba fútbol por TV abierta.

No eran tiempos del cable, de TV codificada y, mucho menos, del sistema de Televisión Digital Terrestre (TDT). Es la sigla de moda en España. Los hinchas buscan desesperados los decodificadores porque este fin de semana comienza la "Liga de las Estrellas". El TDT de pago es un negocio inicial estimado en 5.000 millones de euros. Es el nuevo capítulo de la cruenta batalla política y económica por el negocio de la televisación del fútbol en España. A su lado, el capítulo argentino parece casi un juego de niños.
Los nuevos decodificadores cuestan cerca de 80 euros (unos 440 pesos). Y el abono mensual otros 15 euros (82 pesos). Aquí, en cambio, no se precisan decodificadores ni abonos. Iniciamos la nueva era del fútbol por la TV pública. Como Franco, pasamos el último fin de semana sin movernos frente a la tele, con inéditas trasmisiones en vivo de partidos completos, uno tras otro, con emociones fugaces y largos minutos de aburrimiento. Fútbol en tiempo real. Un mismo partido trasmitido simultáneamente por dos canales distintos. Y los goles inmediatamente en todos lados. Del abuso del monopolio pasamos al abuso de la imagen. Es lógico. La exclusividad que se creía eterna había acumulado mucha indignación. Por eso, el primer fin de semana del nuevo sistema fue inevitablemente invasivo. Casi faltó que Nickelodeon o el canal Gourmet se sumaran también a la trasmisión de los goles. Ya llegará el momento en el que el fútbol volverá a su lugar habitual, amado en los momentos de amor y pasión. Y odiado en los de trampas y violencia. La semana pasada hablamos de los casos de Silvio Berlusconi en Italia y de Rupert Murdoch en Inglaterra. De cruces entre negocios públicos y privados, de presiones políticas y de monopolios y extorsiones mediáticas. Ambos, lejos del modelo alemán, un sistema de trasmisión mixto, más democrático y menos ostentoso y que ya fue descripto en un artículo anterior. España, la otra liga top que completa esta serie, ofrece acaso el fenómeno más complejo. Un decreto gubernamental de último momento, sancionado a sólo días del inicio de la Liga, lanzó a los aficionados en busca de los decodificadores que les permitan ver a Lionel Messi y a Cristiano Ronaldo. Son goles que suelen abrir puertas para otros grandes negocios, que no siempre se reflejan en el balance de un canal.

La batalla de la tele en España lleva varios años. El libro "La Guerra ‘Incivil’ del Fútbol", de 1997, cuenta que el conservador José María Aznar, presidente del gobierno español de 1996 a 2004, se alió con Telefónica y buscó quitarle los derechos exclusivos del fútbol al Grupo Prisa, editor del diario El País, y cuyo negocio en la televisión de cable había crecido unos años antes, al amparo del socialista Felipe González. El libro habla de políticos y empresarios poderosos, de jueces amigos, decretos de necesidad y urgencia y de dineros obscenos. "Huele, huele dinero fresco", llega a decir un presidente de club a otro, fascinado por los nuevos y millonarios contratos de la TV. Lejos de usar esos nuevos dineros para achicar el rojo, los clubes españoles están hoy más endeudados que nunca. La guerra de la TV se reabrió hace dos años. El nuevo gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, ya no tan a gusto con el poder de Prisa, propició el nacimiento de Mediapro, una cadena más amiga. Socia inicial de Prisa, Mediapro rompió el pacto y comenzó a comprar uno a uno los derechos de TV de 39 de los 42 clubes de Primera y Segunda división. Pagó unos 160 millones de euros anuales a Barcelona. Otros 160 millones a Real Madrid. Valencia acordó 241 millones por cinco años. Mallorca 75 millones. Las trasmisiones en abierto de Mediapro en la última Liga liquidaron al cable de Prisa. Las partes renegociaron cómo repartirse la torta. Pero un real decreto ley dictado hace dos semanas por Zapatero fue un nocaut para Prisa. El sistema TDT era originalmente gratuito por ley. Ya no. Mediapro, por ejemplo, puede abrir canales de pago en su TDT para trasmisiones especiales. Y su TDT de pago (Gol TV) tendrá mejores partidos que la de Prisa (Canal + Liga).

Juan Luis Cebrián, hombre fuerte de Prisa, escribió la semana pasada un editorial furioso en El País y despotricó a través de la Cadena Ser (también del mismo grupo). "Decreto anticonstitucional; intervencionismo descarado, inmoral e inadmisible; el gobierno quiere doblegar a los medios independientes y favorecer a sus amigos; la ideología no es ninguna frontera para la incompetencia y tampoco para la corrupción e inseguridad jurídica". Inédito para quienes recuerden el fuerte vínculo de El País con el socialismo en España, Cebrián llegó a decir que el gobierno de Zapatero había tenido un comportamiento "propio de una república bananera". La mayoría de los mensajes de los lectores del diario rechazaron las críticas. Recordaron que El País jamás se quejó cuando recibió "favores" anteriores de Felipe González y hablaron de "decretos que son buenos cuando benefician pero malos cuando perjudican". Otro lector aconsejó: "cuando fuiste martillo no tuviste clemencia, ahora que eres yunque ten paciencia". A los periodistas no nos resulta fácil el trabajo cuando la información cruza negocios de las empresas de prensa. La credibilidad sufre como nunca. No sólo en España.
El caso español, con todas sus diferencias, puede resultarnos más cercano de lo que creemos. Mediapro, el nuevo grupo beneficiado con el negocio de la televisación del fútbol en España, creó en 2007 la firma Umedia Sports Advertising para explotar la publicidad de los clubes en las trasmisiones de los partidos. Su socio en Umedia es Santa Mónica Sports (SMS). Santa Mónica, vinculada con la Federación y la Liga de Fútbol de España, se define como "líder del marketing deportivo". Sus negocios llegaron a la Argentina. En 2007, SMS compró a Puntogol y se convirtió en el nuevo "agente comercial exclusivo" de la AFA. En el momento del acuerdo, el diario Página 12 habló de "un negocio estratégico que puede cambiar la relación de la AFA con la televisión" y dijo que SMS tenía ya intenciones de "quedarse con los derechos del fútbol televisado". Más aún, SMS, según cuentan, llegó a ofrecer 100 millones de dólares anuales por los derechos de TV. Fue en 2007, cuando la AFA exigía más dinero a Torneos y a Clarín. El presidente de SMS, Jesús Samper, sabe lo duro que suelen ser estas batallas. La de los ’90 en España, por ejemplo, le costó su puesto de secretario general de la Liga Profesional de Fútbol (LPF), la entidad que agrupa a todos los clubes. Samper tiene hoy gran relación con Angel Villar, el Julio Grondona de España. Villar también es vicepresidente de la FIFA, pero en la Federación española (RFEF) lleva en el poder seis mandatos y 21 años, nueve años menos que su amigo de Sarandí.


Del TDT de pago de España al "fútbol para todos" argentino hay fórmulas intermedias. Sueños al margen, el fútbol enteramente gratuito no durará mucho si, como se afirma, el Estado abre el juego para no quedar como dueño exclusivo del nuevo negocio. ¿Será Santa Mónica uno de los primeros interesados en subir al escenario, como especuló la revista de negocios Fortuna una semana atrás? Por ahora, son tiempos de puro fútbol y pantallas y dineros (públicos) generosos. Tiempos de TV pública como nueva dueña del juego y de canales privados obligados a ofrecer un poco más de show, con Jorge Rial en América y el Bambino Veira en el 13. Los que ayer eran socios hoy son enemigos. Y los viejos enemigos ahora son socios. En el viaje, se sabe, los bultos se acomodan solos. Bien podría decirlo el ex menemista Marcelo Araujo: "¡estoy crazy Macaya!".

miércoles, 12 de agosto de 2009

Titanes en el ring

(Otra vez E.F.M. en un artículo de primera explica todo tan claro y tan fácilmente...)
Por Ezequiel Fernández Moores


Fernando Miele, que en 1995 era presidente de San Lorenzo, llegó furioso a la Puerta P del Nuevo Gasómetro. Los controles, que habían recibido la orden de que nadie podía entrar por ese sector, acataban a rajatabla y prohibieron la entrada a los técnicos de Torneos y Competencias (TyC), que habían llegado temprano para preparar la trasmisión. "¡Ustedes están locos! –gritó Miele- ¿Cómo no los dejan entrar? ¿No se dan cuenta que este estadio es de ellos? No es nuestro. ¡Es de ellos!".
José María Aguilar, presidente de River Plate, contó esta segunda anécdota durante una charla pública en el club Lanús. Javier Castrilli, entonces a cargo de la seguridad en el fútbol, ordenó que si Boca y River querían jugar de noche sus partidos por la Libertadores de 2004 debían hacerlo sin público visitante. Aguilar decía que eso era impensable y que entonces prefería jugar por la tarde, un horario inconveniente para la TV. El propio Aguilar reprodujo la llamada telefónica que recibió ese mismo día de parte de una de las más altas autoridades del Grupo Clarín.
"Hola José María, para nosotros sería muy importante que los partidos se jueguen de noche. ¿Vos tenés algún inconveniente?
"Yooooooooo, nooooo, ningún inconveniente, para nada".
La gente no sabía si reír o llorar y Aguilar remató el relato: "Ni loco me opongo; es Clarín, macho".
En 1991 la AFA declaró el primer lock out de su historia. Canal 11, que tenía un contrato en vigencia, había ido a la justicia porque la AFA prefirió iniciar un nuevo vínculo con Canal 13, que le ofrecía la novedad del codificado. El negocio, en rigor, terminó siendo del Grupo Clarín y de Torneos. Lo explicitó un informe que mandó preparar en 1999 el entonces presidente de Racing, Daniel Lalín. El documento decía que la TV de cable recaudaba 1.800 millones de pesos y pagaba sólo 55 millones al fútbol. Pedía el triple de esa suma. Y agregaba: "el problema es que los mismos que comercializan los derechos televisivos son los mismos que lo compran, por lo tanto lo que tratan de hacer es comprar barato lo que es un derecho caro en todo el mundo".
La AFA de Julio Grondona, se sabe, defendió siempre su contrato con la TV, iniciado en 1985 con Torneos y renovado luego con la incorporación del multimedo. Invitado a fines del ’99 a un debate en la Universidad de Palermo, el abogado José María Gastaldi, recordó que él era un especialista en contratos atípicos, pero que jamás había visto un contrato tan atípico como ese. Todavía tengo anotadas sus palabras: "esto ni siquiera es un contrato atípico… Me cuesta calificarlo. Y debo decir que un contrato que, de entrada, cuesta calificarlo, ya es para descalificarlo". TyC y Clarín ya se habían peleado unos años antes, en el ’97. Carlos Avila, por entonces a cargo de Torneos, coqueteó con Telefé y Carlos Menem se imaginó entonces formar un grupo que pudiera oponerse a ese grupo de comunicación. Fútbol de Primera rozaba los 30 puntos de rating en el 13 y cotizaba a 850 dólares el segundo de publicidad. Sus periodistas estrellas ganaban fortunas. "Yo pongo marca, historia, cancha, cuerpo técnico y jugadores y a nosotros nos pagan menos", se quejaba un presidente de un club de Primera.
El matrimonio fútbol-TV se sintió tan fuerte que creyó que era posible enviar también al cable los partidos de la selección argentina, cuyos derechos Torneos había vendido a una firma de Estados Unidos con sede en las Islas Vírgenes Británicas. Una demoledora exposición del periodista Víctor Hugo Morales en la Comisión de Comunicaciones del Senado en el año 2000 obligó a poner fin a ese contrato, no obstante las amenazas de abogados de renombre que hablaban de "derechos adquiridos, inseguridad jurídica" y hasta "violación constitucional". En setiembre de 2006, Clarín, enojado por el contrato que la AFA firmó con la compañía rusa Renova, se resistía a dar un aumento y Grondona se desahogó ante un pequeño grupo de periodistas, furioso porque la máxima autoridad del grupo no atendía sus llamadas. "¿Pero quién se cree que es? Yo me reuní con el Papa, con (Tony) Blair, ¿y él no me quiere atender el teléfono? Si no me pagan lo que pedimos –advertía, acaso premonitorio- estoy dispuesto a prohibir el ingreso de las cámaras de TV a las canchas". Poco después se firmó el nuevo acuerdo hasta 2014. Grondona, el dirigente cuyo fabuloso crecimiento patrimonial fue desnudado por primera vez por la revista Noticias en 1994, pasó a ser otra vez Dios. Y la propia AFA ensalzaba nuevamente el contrato con Torneos. En octubre pasado, su página web reprodujo un artículo del periodista Edgardo Martolio, en Perfil, que sólo hablaba loas del acuerdo.
Pasó menos de un año. Para Grondona el contrato es una explotación. Y para Torneos-Clarín Grondona es un demonio; los dirigentes unos irresponsables que dilapidaron todo el dinero obtenido en el negocio siempre oscuro de la venta de futbolistas y los Kirchner unos demagogos que destinan dinero al fútbol en lugar de a los pobres, un discurso conmovedor en boca de algunos periodistas que hasta sólo unos días atrás tenían como norma el oficio de entretener. Declarada la guerra, los trapos sucios dejaron de lavarse en casa. Los contratos ya no son más un acuerdo entre privados. Se arrojan cifras y cifras. Pero hay una cuenta difícil de rebatir: el fútbol, igual que en 1999, sigue recibiendo un porcentaje mínimo comparado con el total del dinero que genera el fenomenal negocio de la TV de cable. ¿No es demasiado poco si se admite que el fútbol favoreció el crecimiento casi monopólico de Clarín en la TV de cable y permitió a TyC pasar de una pequeña productora a ser dueña o accionista, según los casos y en distintos tiempos de su historia, de América TV, El Gráfico, Ambito Financiero y a obtener boletería y estática de los estadios, derechos de partidos de selección y copas sudamericanas y hasta negocios con Rupert Murdoch?
El fútbol puede ser un negocio menor del que se cree, es cierto. Pero abre la puerta a negocios mayores, que no se reflejan exactamente en un balance o en un rating. ¿Por qué, sino, casi una decena de candidatos llenan las calles y los diarios con su rostro para decir que quieren ser presidente de River?
La nueva batalla cobró cuerpo con la oferta de un gobierno cuya política hizo hincapié en el rol del Estado, aunque no en la lucha por la desigualdad, y que, tras la derrota electoral, encontró en el fútbol una venganza formidable contra Clarín. Los intelectuales de Carta Abierta jamás imaginaron que el peor golpe contra Clarín llegaría de la mano de Grondona, el viejo ferretero de Sarandí. Pero así es Argentina. Dirigentes que, si bien no todos, dieron sobradas muestras de irresponsabilidad, se relamen ahora ante un posible Prode bancado, vigilancia paga por el Estado y aportes de dineros de otros canales que ya se anotaron ante la movida, un punto este que, eventualmente, serviría al gobierno para atajar la inevitable discusión política sobre el proyecto. Mientras se avecina la batalla judicial, sería interesante observar el esquema alemán, que abrió su campeonato este fin de semana con un nuevo contrato de TV, de 412 millones de euros anuales, también con dineros de la TV pública, pero sin monopolios estatales o privados.
Más que el dinero, que siempre será superior, es interesante el modelo, el más democrático en las ligas top de Europa. El poderoso Bayern Munich fue el que más cobró la temporada pasada (28,11 millones de euros), pero sin diferencias abismales con el que recibió menos (1899 Hoffenheim, 13,3 millones). La distribución toma en cuenta los años en Primera, el ranking actual, una media de los últimos cinco años, plus de 4 millones por el título y hasta bonus por jugadores convocados a la selección. Los derechos se los reparten dos cadenas públicas abiertas (ARD y ZDF) y los canales privados DSF (abierto) y Sky (pago y codificado). Trasmiten de viernes a domingo. El contrato total, de 1.650 millones de euros, dura cuatro años. El magnate Leo Kirch ofreció 500 millones, pero el tribunal de libre competencia paró el proyecto. Los clubes deben abrir sus balances todos los años. Si gastaron de más son sancionados. El control no lo realiza la Federación, sino la Liga, que agrupa a todos los clubes. Son imposibles los magnates personales, porque el 51 por ciento de la propiedad debe permanecer en manos del club. Los estadios están siempre llenos (media de 48.000 personas por partido). Por supuesto que hay problemas de corrupción, arreglos y otras yerbas. Y hay periodistas castigados, como Jens Weinrech, demandado y sobreseído, pero cuya defensa sólo fue posible gracias a los lectores de su blog, hinchas que aman el fútbol, pero detestan la arrogancia del poder, sea público o privado.


http://www.canchallena.com/1161100-titanes-en-el-ring

lunes, 10 de agosto de 2009

Clarín censura a un blog

“El padre celestial de la libertad de expresión, el impoluto fiscal del periodismo independiente, democrático y pluralista, o sea: el diario Clarín, vuelve una vez más a practicar la censura.
Ahora ha recurrido a la Justicia para que se le prohíba a un grupo de periodistas ejercer su oficio como editores y redactores del sitio
www.quetepasaclarin.com, creado en marzo de este año.
¿Puede sorprender la reacción del multimedia que viene alertando acerca del peligro que significaría para el país, y la humanidad toda, la sanción de una nueva Ley de medios de comunicación que reemplace a la que rige desde la última dictadura?”

Así comienza el periodista Claudio Díaz una nota donde cuenta cómo el matutino Clarín consiguió que un juez prohibiera el blog mencionado por el sólo hecho de tener la palabra clarín en su nombre.
En realidad, su temor era que el blog buscaba ser un espacio de análisis y reflexión que diera cuenta de la influencia que ejerce el sistema mediático constituido por los grandes grupos periodísticos que monopolizan la información.
Y claro, empezó a ser muy popular, todos aportaban a descubrir cómo se manipula o cómo se oculta la información por parte de los multimedios, que buscan que exista una sola verdad, una sola agenda: la que conviene a sus intereses.
Claudio Díaz sabe de esto, porque trabajó en uno de los suplementos de Clarín por siete años y denunció que debió renunciar ante las presiones que debió soportar para que escribiera a tono con los intereses del medio, tergiversando la realidad.
Eso no es ninguna novedad, lo vemos diariamente en los suplementos locales del multimedia, que se sostienen sólo por la publicidad oficial (de los municipios y de los propios gobiernos provinciales y nacionales), que son verdaderos voceros del oficialismo sea cual fuera. Allí se ningunean los problemas y todo es ‘color de rosa’.
Eso demuestra algo que más de una vez se dijo: los grandes medios ya ni siquiera defienden ideologías, sólo defienden intereses, sus intereses.
La concentración crece y los gobiernos mismos no se animan a cercenar sus privilegios, por temor a su poder de imponer temas y encausar el ‘humor’ de ciertos sectores de la población.
El sólo pensar que la propia dictadura de Videla los privilegió (a Clarín y a La Nación) con las acciones de Papel Prensa (¿por qué habrá sido?), y que aún hoy ningún gobierno democrático se animó a quitarles el poder de monopolizar el papel de diario, causa escalofríos.
Dominan los diarios y revistas de la mayor parte del país, tienen el papel, controlan la televisión y el cable, tienen acciones en las compañías telefónicas, en los pool sojeros, manejan emisoras AM y FM, impulsan leyes para que le quiten impuestos y quieren que se respeten los privilegios obtenidos con gobiernos de facto. ¿No es hora de ponerles algún freno?