miércoles, 27 de mayo de 2009

Pep Guardiola, el DT poeta

Otra vez, y ya no es sorpresa, por supuesto, La Nación publica una nota que no tiene desperdicio. Y digo que no es sorpresa, no porque se publique en el diario del poder concentrado, sino porque la calidad periodística de quien escribe, Ezequiel Fernández Moores, es una maravilla.
Moores es una perla en un medio donde constantemente se baja línea en contra de los intereses de todos. No es el único periodista no contaminado por el servilismo, pero es uno de los pocos y tiene un a calidad excepcional.
Siempre escribe sobre deportes, y cuenta lo que nadie dice. Lo relaciona con la vida, con la cultura, con los negocios del poder, con la ambición, con las pasiones y el amor que despierta el deporte en las personas.

Hoy, horas antes de un partido de fútbol muy promocionado, cuenta algunos aspectos de la vida del DT del Barcelona. Vale la pena leerlo:


Pep Guardiola le leía al poeta anciano y enfermo. En catalán, por supuesto. "Arribaràs a ser una part tan íntima / de mi mateix que al capdavall la mort / se t?endurà de nou quan se m?endugui", ("llegarás a ser una parte tan íntima/ de mí que al fin la muerte/ se te llevará de nuevo cuando se me lleve"). Pertenece a Llibre d?absencies (Libro de ausencias), que el poeta dedica a la esposa fallecida y que siempre fue el favorito del actual entrenador de Barcelona. Miquel Martí i Pol, enfermo de arteriosclerosis múltiple desde hacía casi treinta años, escuchaba atento en su casa de Roda de Ter. Guardiola, entonces futbolista, le leía también los versos que le recordaban al poeta sus tiempos de obrero textil y de militancia comunista. Y los poemas de tiempos más oscuros, y también los de amor y de esperanza.
"Era la imagen del atleta, con toda su energía, leyéndole los versos al poeta debilitado por su enfermedad", contó el músico Lluis Llach, que se corrió a un lado, junto con la esposa de Martí i Pol, para dejar solos al futbolista y al escritor, que acababan de conocerse. El futbolista amaba la poesía de Martí i Pol a la que Llach ponía música. Y el poeta sabía de memoria todas las formaciones de Barcelona. La amistad se hizo tan intensa que el poeta dedicó al futbolista y a su esposa Cristina su Libre de les solituds (Libro de las soledades). Guardiola ya era un mito en Barcelona. Un capitán dentro de la cancha y fuera de ella. Cuando el poeta murió, en 2003, Pep no dudó en volar desde Qatar, su exilio como futbolista, para llegar al entierro. El poeta ?contó? le había dado buenos consejos sobre la superficialidad de la fama; "después de cada visita, me sentía una mejor persona".
Guardiola siguió leyendo poemas de Martí i Pol en conciertos de Llach, un artista tan catalán y tan de Barça como él, y por el que también sentía una profunda admiración. "Se me acercó tímido cuando nos conocimos en un programa de televisión, pero no quería nada mío, sólo quería que le presentara al poeta", contó una vez Llach, que llegó a tocar ante 100.000 personas en el Camp Nou. Por YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=eCz0y-IXbdc) se ve a Pep, feliz, entonar "Itaca", una de las canciones míticas, en un concierto de despedida de Llach: "Bon viatge per als guerrers si al seu poble són fidels" ("buen viaje para los guerreros si a su pueblo son fieles"). También leyendo los versos del poeta, en círculos de lectores, Guardiola conoció a Ariadna Gil. Y la actriz, una de las más bellas y famosas de España, le presentó a su esposo, el novelista y cineasta David Trueba. Pep sufrió la lesión más grave de su carrera y estuvo un año sin jugar. Trueba le aconsejó libros y cine. Y Pep le contaba secretos del juego: "Mira ése de ahí, se esconde. Lo que necesitan saber tus compañeros es que estás disponible siempre", le decía en tardes de Camp Nou. "Pep no es nada profesoral, pero será un gran profesor de futbolistas", escribió Trueba, cuatro años antes de que Guardiola, en su primera temporada como DT, esté hoy a un paso de lograr la triple corona: Liga de España, Copa del Rey y, si vence esta tarde a Manchester United, también Liga de Campeones.
El futbolista y el escritor viajaron juntos por el mundo. Guardiola, en busca de conocimiento futbolero. Trueba, a la caza de material para una nueva novela. En la Argentina, Pep y Trueba pasaron todo un día con Marcelo Bielsa, en el campo de Loco en Máximo Paz, en octubre de 2006. "¿Si son parecidos? Obsesivos hay miles, pero Pep es un obsesivo creativo", me dice Angel Cappa. Guardiola llamaba desde Estados Unidos al actual DT de Huracán y permanecían una hora en el teléfono cambiando puntos de vista sobre partidos del Mundial 94. Guardiola, cuyo nombre sonó para jugar en Racing, en tiempos de Daniel Lalín; en Banfield, por su amigo Matute Morales, y en River, por Flaco Menotti, aprovechó su viaje a Buenos Aires para conocer a Matías Manna. El joven periodista rosarino había creado en 1999 el excelente sitio de Internet Paradigmaguardiola.blogspot.com, un lugar de culto y admiración a Pep. Manna regaló cinco libros a Guardiola. Entre ellos, una recopilación de textos de Jauretche; una biografía de Bielsa (Lo suficientemente loco, de Ariel Senosiain); Fútbol y patria, de Pablo Alabarces, y el mítico Operación Masacre, de Rodolfo Walsh, sobre los fusilamientos de José León Suárez de 1956. A Guardiola, un admirador de Truman Capote, lo conmovieron el libro y la vida de Walsh, escritor, periodista y militante montonero, muerto a balazos por un Grupo de Tareas de la ESMA el 25 de marzo de 1977, un día después de escribir su célebre carta abierta a la Junta Militar, en la que denunciaba la matanza que otros callaban. "A uno le gustaría ser y comportarse en la vida como el señor Walsh. Eso es coraje, y lo demás, tonterías", dijo Guardiola. Lo recordó el propio Manna en un artículo reciente, publicado en la página web de Universidad Nacional de Rosario.
Guardiola llegó a desfilar como modelo en la Pasarela Gaudí, con ropa de su amigo y diseñador Toni Miró. Hace unos años, realizó un exhaustivo seguimiento a José Luis Rodríguez Zapatero para un documental sobre la vida del presidente del gobierno español. Y tuvo un diálogo público con el historiador Rafael Azcona sobre España y la Guerra Civil. El escritor mexicano Juan Villoro, que el domingo pasado publicó un gran retrato de Guardiola en El Periódico, de Cataluña, desafió a su colega argentino Martín Caparrós a que Guardiola cumpliría el compromiso y asistiría a una mesa sobre fútbol y literatura, programada a la misma hora en la que Barcelona debía jugar contra Inter, de Porto Alegre, en Tokio, en 2006. Su club jugaba la final del Mundial de Clubes, me cuenta Caparrós, pero Guardiola, efectivamente, allí estaba, en la Caixa Forum de Barcelona debatiendo con el escritor catalán Sergi Pamiés ante apenas una quincena de personas, con dos pantallas grandes a los costados de la sala, siguiendo la derrota de Barça. Villoro, para quien el Barcelona actual "cumple con todos los sueños del fútbol", dijo en una Feria del Libro de Buenos Aires que Guardiola estaba "condenado a un equívoco esencial: los escritores quieren hablar con él de fútbol, y él quiere hablar con ellos de libros". El Guardiola escritor también tiene lo suyo. "Zinedine Zidane tiene bonito hasta el nombre", inició algún artículo en el diario El País.
No todas fueron rosas para un jugador que, tras una dura batalla judicial, logró ser sobreseído de una acusación de doping cometido en Italia. El ambiente del fútbol ?sabemos? sospecha de quienes cultivan aficiones tales como la poesía. "Que lea menos y corra más", le reprochaban hinchas molestos, acaso porque para Pep era la pelota la que siempre debía correr más que el jugador. Más aun: "Si le gustaba la poesía debía de ser gay", se dijo durante años en España. El propio Guardiola ironizó sobre el tema cuando en marzo de 2008 presentó en Zaragoza la última y premiada novela de Trueba. En Saber perder, Trueba habla de un hábil futbolista argentino, Ariel Burano, cuyo personaje, según cuenta, inspiró en jugadores, como Pablo Aimar, Conejo Saviola y Javier Mascherano.
El arriesgado Barcelona de Guardiola juega a ganar. Pero no de cualquier modo. "Me pregunto cómo se gana sin jugar", afirma Pep. Guardiola admira a Johan Cruyff y ama jugar con wings, hasta tal punto que ?según ironiza Jorge Valdano? "si jugara en la playa pondría a un compañero en la orilla del mar, y a otro, en la escollera". Por eso ubicó a Lionel Messi en una banda, aunque se tienta con correrlo cada vez más hacia el centro, como en el reciente 6-2 frente a Real Madrid. Cuentan que Pep regaló a Messi el nuevo libro de Trueba. Saber perder, en rigor, es un código incorporado en la vida de Guardiola. Lo aprendió de gente como el masajista Angel Mur, tras cuya muerte Pep escribió: "Me ayudaba a tener las piernas en el lugar y la cabeza encima... A vivir, porque las cosas te afectan. A disfrutar con cura y prudencia la victoria, y cerrar los dientes por seguir adelante... A ser buena gente, hoy que parece que ser buena gente se ha de escribir con letra pequeña?".
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1132587

1 comentario:

  1. Un artículo asombroso...para una personalidad sorprendente...Bien por Guardiola y la poesía...finalmente el arte es actitud...Felicidades por este artículo, gracias Roberto por compartirlo...

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