sábado, 14 de marzo de 2009

Es hora de hablar del diario La Nación

"Es hora de hablar del diario La Nación, esa tribuna de doctrina fundado por Bartolomé Mitre en 1870", dice el periodista y escritor Eduardo Blaustein, autor del libro "Decíamos ayer", en un artículo que publicó el diario dominical "Miradas al Sur", el 10-03-2009.
Ese artículo, acompañado por otro que comenta una causa penal contra la directora y su hijo por una millonaria evasión impositiva, junto a la situación explosiva que se vive hoy en su planta laboral, valen para ayudar a reflexionar sobre qué intereses reales defienden ése y otros grandes medios argentinos, cuando hablan de "libertad de prensa".

Aquí va un anticipo del artículo, el resto puede leerse en http://www.elargentino.com/nota-31973-Sobre-el-diario-La-Nacion.html

R.B.


"Miró hacia Europa, dio la espalda a América latina y apoyó cuanta dictadura hubo".
"El diario de los Mitre apoyó a cuanta dictadura que interrumpió las instituciones
Todavía estaba caliente la sangre derramada por los paraguayos aniquilados durante la guerra de la Triple Infamia cuando Bartolomé Mitre, uno de los responsables de la masacre, fundó el diario La Nación. 139 años después es tiempo de debatir sobre su pasado y su presente.
“Procesión rodante y aullante… una ululante bacanal demagógica… un raid callejero… una manifestación que por su confuso abigarramiento y su inofensiva truculencia recordaba a la vez a la Mazorca y al Carnaval.”.
Estas líneas aparecen citadas en un ensayo publicado en 1993 por un intelectual al que difícilmente le cabe el calificativo de kirchnerista, Ricardo Sidicaro. Se trata de la política mirada desde arriba. Las ideas del diario La Nación (1809-1989) y las citas corresponden a un editorial aparecido en el diario La Nación que describía a su modo las manifestaciones póstumas de apoyo a Hipólito Yrigoyen, inmediatamente antes del golpe del 30.
El martes pasado, en la urgida cobertura electrónica de la reunión de las patronales ruralistas con funcionarios de Gobierno, la versión digital de La Nación usó la exquisita fórmula “Cristina irrumpió” para informar sobre la aparición de la Presidenta en ese encuentro.
Al día siguiente, Mariano Grondona se preguntó: “¿Ha iniciado el Gobierno un giro profundo desde el anticapitalismo y el antiruralismo que lo caracterizaban en busca de una postura equilibrada?”. Equilibrado, fino interrogante planteado ante una audiencia capaz de excitarse –que lo explique algún antropólogo cultural– que persiste en la idea de que en Argentina reinan los soviets.
Se sabe: esta semana el Gobierno nacional se anotó un poroto provisorio en la disputa. Pero La Nación encuentra en el enojo de las bases un modo de continuar la lucha. El viernes pasado, una firma fuerte del diario, Fernando Laborda, escribió esta frase acerca de los subsidios que pudieran recibir los productores rurales: “¿Se les pedirá que, a cambio, hagan número en los actos públicos del oficialismo, como ocurre en el conurbano bonaerense con tantos beneficiarios de planes sociales?”. Es un tic largamente conocido, lo que se dice doble standard para cualquier política de subsidios, según se trate de civilización o barbarie. La historia de siempre y la furia de siempre.
El sonido y la furia. “La historia es un cuento contado por un idiota, llena de sonido y de furia”, dice la terrible sentencia shakesperiana. Por suerte ahí está la pequeña historia argentina relatada por el diario La Nación como para que uno pueda aferrarse a la idea de que la historia alberga restos de racionalidad, genealogías, lógicas, continuidades. Aun cuando estemos hablando de un diario que nació como estricta herramienta puesta al servicio de un partido político, aun cuando haya estado al servicio del partido de la gente del campo y del Partido Militar, aun cuando haya hecho tanto, durante tantos gobiernos civiles tronchados y hasta la fecha, por la antipolítica, antes que por la República. Desde esa coherencia sin fisuras, cambiado el escenario político, La Nación ya abandonó el abuso del calificativo hegemónico, opera a favor de un nuevo armado para la restauración del orden conservador, así como operó hace pocos años, pifiándola fulero, a favor del candidato López Murphy (29/12/2002: el subdirector Claudio Escribano firma una columna titulada López Murphy, un candidato que crece con vuelo propio. Ninguna encuesta avalaba la afirmación).
Más de de una vez, en los primeros años de la democracia, Rodolfo Terragno, como periodista, reiteró la idea de hasta qué punto los diarios argentinos se comportaron como pichichos mansos en los regímenes militares, para ensañarse con los gobiernos elegidos democráticamente. En su relación con los gobiernos kirchneristas La Nación batió todos los récords..."

Eduardo Blaustein

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