miércoles, 24 de marzo de 2010

La Nación, Morales Solá y la perversión

Hoy el diario La Nación vuelve a mostrar su carácter perverso.

Si ya sé, no es muy imaginativo el adjetivo, pero permítanme explicarlo. Hoy, 24 de marzo, es feriado nacional. Es un día dedicado a la memoria. No importa la ideología o la religión, se recuerda al último golpe militar que, avalado por sectores civiles (grandes empresarios, políticos sin votos, sectores financieros nacionales y extranjeros), violaron la Constitución Nacional, se burlaron de la voluntad popular (estaban cerca las elecciones donde podía haberse cambiado un gobierno), pero que además se constituyó en la dictadura más sanguinaria que viviera el pueblo argentino.

No hay excusas para el robo de bebés, para la tortura, las violaciones, los secuestros, los robos y la entrega de las riquezas, la corrupción… En fin, no hay nada que hayan hecho bien los militares y sus aliados civiles, salvo haber producido guerras y que la Argentina fuera conocida en el mundo por los crímenes que se cometían y no por el valor de su gente.

Por eso se reconoce este día… salvo para La Nación.
Hoy su tapa ignora la fecha, ni siquiera menciona el feriado. Sólo en su página 10 hace mención a la fecha bajo el título de “Controversia”, y lo muestra a Duhalde abogando por los genocidas.

¿Ignorancia?, ¿estupidez? De ninguna manera. El año pasado, el 25 de marzo, un acto en el que participaron más de 70.000 personas, también fue ignorado. En la tapa de ese año, con la fecha ¡censurada!, el título central era: “Advierte la Iglesia que puede haber hechos de violencia”. ¿Se equivocó fiero la iglesia católica o mintió La Nación? Usted elija. Y la foto central era una foto de “Radiohead” que había hecho un recital para 36.000 personas.
Triste ¿no?

Morales Solá
Pero otra, de tantas, perlitas la da su escriba a sueldo, Joaquín Morales Solá, quien tampoco recuerda la fecha. Él, que supo hacerle notas a Bussi y sus operativos militares en Tucumán. Él, que desde Clarín admitía que se hablara de “enfrentamientos” cuando aparecían los cadáveres acribillados y con signos de tortura en las calles…

¿De qué se queja? De que un rumor acusa a ciertos periodistas de “mercenarios a sueldo”. ¿Un rumor o un convencimiento sobre su persona? No lo aclara. Y cómo se defiende: echándole la culpa a… Kirchner. Como si él no tuviera suficientes antecedentes.

Para su defensa acude a la Sociedad Interamericana de Prensa, SIP, que critica al gobierno argentino. Pero no menciona que la SIP es una entidad que agrupa a los dueños de diarios más poderosos del continente. Por ejemplo, “El Mercurio”, que trabajó activamente junto a la embajada norteamericana para darle el golpe a Allende en Chile, o los diarios que intentaron golpes en diversos países y apoyaron el último en Honduras. A esa sociedad de negocios recurre Solá, sin recordar que nunca protestaron por nuestra dictadura genocida.

Después menciona a Papel Prensa y dice: “no fue una dádiva de la dictadura” a Clarín, La Nación y La Razón, sino “operación privada que los ex dueños de la empresa (la perseguida familia Graiver) nunca denunciaron…” Ni se le ocurre decir que la firma de los papeles para el traspaso fue ante Massera en la celda en la que los tenían secuestrados…

Cuántos olvidos de este “periodista” ejemplar, que además amenaza: “Papel Prensa sería inviable si La Nación y Clarín decidieran no comprarle papel para diarios”.

Podría continuar, analizando más profundamente ese artículo emblemático, el principal del diario, pero leí el final y ya no es posible decir más. Ese artículo termina con una palabra que, en su pluma ‘perversa’ (insisto en el adjetivo), suena a insulto. Él, sin rubores, la nombra a ella y concluye con la palabra “libertad”.

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