martes, 10 de agosto de 2010

“Perdí mis pechos, mi abdomen y también mis genitales durante la tortura”

“Yo desaparecí y todo lo que pasó fue estando desaparecida. También firmé en La Plata estando desaparecida. Hice los careos con (Jacobo) Timerman y todo lo relacionado con La Opinión estando desaparecida, porque desde el Departamento de Policía me llevaban a declarar envuelta en una manta gris, porque estaba totalmente quemada, perdí mis pechos, mi abdomen y también mis genitales durante la tortura y me operaron en la cárcel de un tumor cerebral por los golpes que recibí.”

Este testimonio lo pudo realizar Lidia Papaleo de Graiver el 20 de mayo de 2010, 33 años después de ser despojada de las acciones de Papel Prensa que les pertenecían a ella y a su hija, María Sol. Fue frente a los miembros del directorio de Papel Prensa.

Lidia Papaleo estaba en México en 1976 cuando su marido muere en un accidente de aviación (todavía no totalmente esclarecido). Allí recibe las primeras amenazas para que venda las acciones de Papel Prensa de propiedad de su familia y entonces, en su ingenuidad, vuelve a la Argentina para aclarar su situación. Aquí, se entrevista con Agustín Lanusse quien le recomienda ir a ver directamente al dictador Videla.

Así comienza su calvario. Es secuestrada y obligada mediante torturas a firmar la venta.
“A mi me llevaron siempre a La Nación”, cuenta, y “ahí estaba el gordito Mitre de La Nación, Carlés, Magnetto”, entre otros.

También fueron secuestrados y torturados los suegros de Papaleo y otros miembros de la familia y sus apoderados. Años después todavía recibía amenazas y durante muchos años no pudo recuperarse de los trastornos físicos y psíquicos sufridos.

El “comprador” de las acciones fue “Fapel”, una empresa creada por Clarín, La Nación y La Razón, para realizar la operación, y luego vender “legalmente” las acciones a cada uno de los diarios.

Pero era tanto el desprecio por el otro y la avaricia, que no sólo las acciones fueron compradas muy debajo de su valor, sino que Lidia Papaleo sólo recibe 7.000 dólares y la promesa de otro tanto años después…

Estos testimonios fueron publicados por el diario “Tiempo Argentino” y “Miradas al Sur”, figuran en un libro (“Silencio por sangre”) publicado en julio de 2010 y escrito por los periodistas Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli y, sin embargo, todavía no merecieron comentarios de los dueños de Clarín.

Todavía ninguno de los periodistas “independientes” que pontifican diariamente en las primeras páginas de los diarios y en los noticiosos televisivos han abierto la boca sobre estos hechos. Los valientes investigadores guardan silencio y hacen como los tres monitos que se tapan los ojos, la boca y los oídos.

Mientras tanto, Fort, Tinelli y el embajador Sadous son los temas que les preocupan, convencidos tal vez de que los sufrimientos de los Graiver y la alianza de los multimedios con la dictadura terrorista es sólo otro complot más de los Kirchner.

¿O será una simple excusa de mercenarios o cobardes?

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