lunes, 24 de mayo de 2010

Una historia siniestra

¿Cómo obtuvieron Clarín y La Nación el monopolio del papel de diario en la Argentina? Y los hijos adoptivos de la Viuda: otra historia de terror. Aquí un resumen de lo declarado por dos protagonistas esta semana. ¿Y la respuesta de los monopolios? ¿Ya estarán querellando a los declarantes por mentirosos?

“Firmá o te mato”:
La viuda de Graiver contó cómo Clarín y La Nación se apropiaron de Papel Prensa. Lidia Papaleo, viuda de David Graiver, relató en una asamblea de accionistas de Papel Prensa S.A. los tormentos físicos y psíquicos a los que fue sometida, mientras estuvo secuestrada, para que traspasara a La Nación, Clarín y La Razón las acciones de la empresa que había pertenecido a su marido. Dijo que Ramón Camps y Miguel Etchecolatz asistieron a las sesiones de tortura y que sus secuestradores la llevaron en reiteradas ocasiones al edificio del diario La Nación para que se entrevistara con el entonces director de ese matutino, Bartolomé Mitre, y el actual CEO de Clarín, Héctor Magnetto. El testimonio de Lidia Papaleo compromete a estos dos y a otros directivos de ambos medios como partícipes de delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del terrorismo de Estado.
(En la foto: Mitre y Magnetto)

José Pirillo, ex propietario del diario La Razón, expuso el jueves pasado ante accionistas del directorio de Papel Prensa, convocado por el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. Sin medias tintas, reveló las diversas maniobras irregulares realizadas en beneficio propio por los accionistas mayoritarios, Clarín, La Nación y La Razón. En su testimonio, también se refirió al acuerdo entre los tres diarios para no publicar nada contra la dictadura militar y a la intervención de Héctor Magnetto ante Jorge Videla, para facilitarle la “obtención de dos niños” a Ernestina Herrera de Noble.

José Pirillo: –La primera vez que vine a Papel Prensa fue el 3 de abril de 1985. Compré las acciones de La Razón el 29 de marzo de 1985. Fui informado por Patricio Peralta Ramos de los mecanismos que se habían utilizado para la supuesta compra de acciones. Le manifesté que yo no encontraba en la contabilidad de La Razón los aportes efectuados por este diario. Me contestó que no los iba a encontrar porque realmente no se habían hecho, sino que los aportes que debían hacer los tres diarios a Papel Prensa se habían efectuado vía retornos que pagaban las empresas constructoras de la planta de Papel Prensa. Dentro de los acuerdos previos que existían, me dijeron que uno era que los tres diarios no iban a publicar nada que atentase contra la Junta Militar. Fue en ese momento que le manifesté al señor (Héctor) Magnetto que yo le reconocía el carácter de gerente general, pero que existía un convenio de sindicación de acciones de los dueños de los tres medios y que, por consiguiente, le solicitaba la presencia o quería hablar con la señora Ernestina de Noble. Magnetto montó en cólera por mi postura y me dijo que él tenía suficiente poder como para representar a la señora de Noble porque era el albacea de los hijos de la señora de Noble y además él se los había gestionado ante Videla.
Guillermo Moreno: –Eso no quedó claro. ¿Qué?
Pirillo: –Que le había gestionado ante el general Videla la obtención de dos chicos, que no sé si son Marcela y Felipe, pero era lo que expuso en su momento. Los otros enfrentamientos que tuvimos en mi transcurso acá en Papel Prensa fue justamente por la apropiación que estaban haciendo los tres diarios en forma ilegal de los bienes de la empresa vía manipular el precio de venta a los tres diarios. Cuando se informa que se le vendía papel a 100 diarios, les quiero aclarar que la cantidad era irrisoria porque sumaban 350 toneladas mensuales, de casi 13.000 que se producían, de las cuales 8.500 se llevaba Clarín, 2.500 se llevaba La Nación, apenas 1.000 La Razón y el resto –unas 300 toneladas–, se les daba a ese número de diarios. Al ver lo exiguo de la cantidad, me pareció que era una burla en la memoria del balance decir que se proveía de papel de diario a 90 diarios del país. Tenían que haber puesto que eran dos o tres toneladas cada uno, porque ni Ámbito Financiero ni Crónica ni otros diarios recibían, salvo La Prensa, que recibía papel de la firma al mismo valor.
La diferencia de precio que había en ese momento, nosotros pagábamos el papel a 320 pesos la tonelada. A raíz de una consulta que me hacen desde el gobierno de (Raúl) Alfonsín sobre cómo se resolvía este problema, le dije que era muy sencillo: era elevar el papel de Papel Prensa al mismo nivel que tenía Papel de Tucumán, con lo cual todos los medios iban a tener igualdad de precio. Así lo hizo García Vázquez. Concurrió a la Secretaría de Comercio, logró la resolución de 590 pesos la tonelada, o sea 30 pesos más barato que lo que era Papel de Tucumán; vino acá al directorio e impuso un precio arbitrario de 420 pesos, no 590, con lo cual Clarín, con el valor de 3,20 pesos tenía un diferencial mensual de 2.400.000 dólares porque era el mayor cliente que retiraba papel a ese precio.
Mis discusiones con Magnetto vinieron justamente por ese tema. Yo sostenía que como cada diario tenía, y de acuerdo al convenio de sindicación, el 33% del poder, le correspondía el 33%de la producción de papel, y después que decidiera cada diario qué hacer con ese papel, si vendérselo a uno de los sindicados o venderlo libremente en el mercado. Pero lo cierto era que Clarín se llevaba más de 8.500 toneladas de papel.
Ésa es la síntesis de lo que pasó en Papel Prensa. Yo fui despojado de mi diario por una maniobra que se hizo, porque en mayo del año 1987, después de haber hecho la ruptura de la affectio societatis con las dos empresas sindicadas acá en Papel Prensa y con el Estado Nacional, decidí publicar la historia de la familia Graiver, toda la historia que me habían contado de la entrega de los hijos de la señora Ernestina de Noble. El resultado fue que el 27 de abril de 1987 fui desapoderado del diario por un juez, que posteriormente vendió las acciones de Papel Prensa, cosa que no podía hacer. Le vendió a Clarín y La Nación, en un precio vil de 6 millones de dólares por el 13% del paquete accionario. Yo invitaría a que se fijen en qué monto contabilizaron los dos diarios la compra de ese 13%, y van a ver que hay una diferencia de más de 450%.

Extractado del diario Miradas al Sur del domingo 23 de mayo de 2010.

sábado, 15 de mayo de 2010

Para "La Nación" Macri está más complicado que nunca

El procesamiento decidido por la justicia para Mauricio Macri no es el primero. Ya había corrido igual suerte, aunque no por escuchas ilegales sino por contrabando, pero en otras épocas, cuando los jueces menemistas lo dejaron libre de culpas.

Ahora, la estrategia de Macri, de echar culpas a los demás y hacerse el desentendido, parece no bastarle.

Un síntoma de la difícil situación por la que atraviesa el empresario-jefe de gobierno, es el artículo que hoy viernes 15 publica el diario La Nación, con la firma de su espada política más importante, Joaquín Morales Solá. Si bien hasta ahora el diario había apoyado toda la gestión de Macri, minimizado hasta lo indecible las críticas en su contra y levantado su candidatura presidencial para 2011, parece que ese apoyo político tiene límites.

Al contrario de lo que hoy mismo realiza el monopólico Clarín en su título de tapa: “Procesaron a Macri, que salió a denunciar una maniobra” (nótese que con un sujeto incierto le dedica tres palabras a la noticia y el doble al supuesto descargo, manteniendo sin vacilar su continuo respaldo político), La Nación decide aflojar el apoyo.

Desde el título, con sujeto explícito y acusación directa, “Oyarbide procesó a Macri por integrar una asociación ilícita”, La Nación parece decir: ‘esto es serio y no podemos disimularlo’, pese a referirse a uno de los personajes más apoyados por el diario en los últimos tiempos.
Es interesante advertir que algo parece haberse quebrado en el férreo apoyo que parecía tener Mauricio Macri entre los medios coaligados. Pero también parece que algo se ha roto en el vínculo entre los medios hegemónicos. No es la primera vez que La Nación se diferencia de Clarín. Las manifiesta en el monopolio del papel que ejerce con su socio desde Papel Prensa, y mucho menos le entusiasma verse involucrado en la apropiación de bebés en el que podría derivar judicialmente el caso Ernestina Herrera y sus hijos adoptados. Más ahora, cuando la notoria baja de credibilidad, y de tirada, que viene soportando Clarín, lo tiene entre los medios beneficiados con traspaso de lectores.

Pero yendo al caso específico de Mauricio Macri y la nota de Solá, en ésta el escriba cuenta algo que había ocultado en su momento: “Cuando Macri decidió la creación de la Policía Metropolitana, gran parte de su equipo (incluido Montenegro) le propuso que designara como jefe de la nueva fuerza a un oficial de la Policía Federal de no más de 42 años, con una carrera profesional y dominio del inglés. Macri volvió con una decisión personal e inalterable: debía ser el desgastado comisario retirado Jorge "Fino" Palacios, a quien el líder de Pro le debe la liberación de su cautiverio cuando fue víctima de un secuestro extorsivo. Palacios (elogiado por unos y detestado por otros) sembró y regó internas furiosas dentro de la Policía Federal y con la propia ex SIDE.”

Esto es lo que cuenta ahora Morales, y agrega, como para que no queden dudas:

“Es difícil que la opinión pública entienda, fácilmente al menos, que James oía conversaciones en nombre del padre de Macri y en el gobierno de Macri, y que no había relación entre una cosa y la otra. Y, encima, que Mauricio Macri no conocía ni lo uno ni lo otro. Franco Macri, el padre, se hizo cargo públicamente del convenio con la empresa que lo contrató a James. Pero, ¿quién se hace cargo del nombramiento de James en el gobierno de Mauricio Macri?”

Para terminar, Morales Solá, luego de descargar su habitual andanada contra Kirchner, los funcionarios de gobierno y los jueces que no responden a los grupos hegemónicos, deja una duda, al señalar: “…si la Cámara confirmara su procesamiento. El arrebato de aquella designación de Palacios, y la presencia de un gobierno nacional adversario y dispuesto a jugar siempre a todo o nada, lo ha colocado a Macri muy temprano a un paso de la ruina o de la gloria.” Lo que equivale a decir que si la cámara continúa apoyando las acciones del juez Oyarbide, para La Nación por lo menos sería un: ‘adiós Macri, no te cubrimos más’.

martes, 11 de mayo de 2010

Escribir la verdad

En días de periodistas con miedo es bueno leer algunas palabras de Berltolt Brecht, referidas a la escritura y a la verdad

El valor de escribir la verdad (fragmento) Bertolt Brecht, Berlín (Alemania), 1934.

Para mucha gente es evidente que el escritor debe escribir la verdad; es decir, no debe rechazarla ni ocultarla, ni deformarla. No debe doblegarse ante los poderosos; no debe engañar a los débiles. Pero es difícil resistir a los poderosos y muy provechoso engañar a los débiles. Incurrir en la desgracia ante los poderosos equivale a la renuncia, y renunciar al trabajo es renunciar al salario. Renunciar a la gloria de los poderosos significa frecuentemente renunciar a la gloria en general. Para todo ello se necesita mucho valor.

Cuando impera la represión más feroz gusta hablar de cosas grandes y nobles. Es entonces cuando se necesita valor para hablar de las cosas pequeñas y vulgares, como la alimentación y la vivienda de los obreros. Por doquier aparece la consigna: «No hay pasión más noble que el amor al sacrificio».

En lugar de entonar ditirambos sobre el campesino hay que hablar de máquinas y de abonos que facilitarían el trabajo que se ensalza. Cuando se clama por todas las antenas que el hombre inculto e ignorante es mejor que el hombre cultivado e instruido, hay que tener valor para plantearse el interrogante: ¿Mejor para quién? Cuando se habla de razas perfectas y razas imperfectas, el valor está en decir: ¿Es que el hambre, la ignorancia y la guerra no crean taras?

También se necesita valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando se es un vencido. Muchos perseguidos pierden la facultad de reconocer sus errores, la persecución les parece la injusticia suprema; los verdugos persiguen, luego son malos; las víctimas se consideran perseguidas por su bondad. En realidad esa bondad ha sido vencida. Por consiguiente, era una bondad débil e impropia, una bondad incierta, pues no es justo pensar que la bondad implica la debilidad, como la lluvia la humedad. Decir que los buenos fueron vencidos no porque eran buenos sino porque eran débiles requiere cierto valor.

Escribir la verdad es luchar contra la mentira, pero la verdad no debe ser algo general, elevado y ambiguo, pues son estas las brechas por donde se desliza la mentira. El mentiroso se reconoce por su afición a las generalidades, como el hombre verídico por su vocación a las cosas prácticas, reales, tangibles. No se necesita un gran valor para deplorar en general la maldad del mundo y el triunfo de la brutalidad, ni para anunciar con estruendo el triunfo del espíritu en países donde éste es todavía concebible. Muchos se creen apuntados por cañones cuando solamente gemelos de teatro se orientan hacia ellos. Formulan reclamaciones generales en un mundo de amigos inofensivos y reclaman una justicia general por la que no han combatido nunca. También reclaman una libertad general: la de seguir percibiendo su parte habitual del botín. En síntesis sólo admiten una verdad: la que les suena bien.

Pero si la verdad se presenta bajo una forma seca, en cifras y en hechos, y exige ser confirmada, ya no sabrán qué hacer. Tal verdad no les exalta. Del hombre veraz sólo tienen la apariencia. Su gran desgracia es que no conocen la verdad.